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Entrevista a Juana Vázquez, Tú serás Virginia Woolf

Por Javier Vázquez Losada

Juana Vázquez  es una escritora hiperactiva y melancólica que aúna la palabra en sus diferentes géneros: artículos, reseñas, entrevistas, ensayos, novelas y sobre todo poesía, de la que lleva publicados seis poemarios. Doctora en Filología, periodista y catedrática de literatura, comenzó a escribir muy joven casi de niña, sus obras han tenido muy buena acogida por los críticos, de las que hay que destacar  su ensayo: El Madrid cotidiano del siglo XVIII (2011) , sus poemarios:  Gramática de Luna (2006), Escombros de los días (2011) y Tiempo de caramelos (2012), así como  su primera novela: Con olor a naftalina (2008), de la que El País y el ABC Cultural se hicieron eco como de una novela rompedora que podía abrir nuevos caminos en la narrativa.

 

            Su última novela, Tú serás Virginia Woolf es «la historia de una familia caótica. Las ensoñaciones del padre, la realidad trágica de la madre, la normalidad aparente de Susana y las míticas historias de Matilde, sobre un pueblo perdido de Extremadura, se mezclan con la anarquía que rodea a la protagonista Irena, un personaje errático, visionario y singular.

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            ¿Como se te ocurrió escribir esta novela tan peculiar?

            Pues mira, te cuento, fueron  los personajes los que vinieron a mí,  y además lo hicieron  en un lugar que no tiene nada que ver con la novela, viajando por el Sahara, en esos desplazamientos largos en autobús, que se hacen en esos viajes programados. Y en ese medio tan incómodo, como eran esos autobuses , se me fijó en la mente, en primer lugar,  una chica desorientada, extraña, desnortada, buscando algo en la vida que no encontraba, y saqué mi cuaderno que siempre me acompaña y me puse a escribir como una posesa a pesar de los saltos y vaivenes, pues los conductores no eran muy finos, ni las carreteras por donde circulábamos,  y así sin parar  siete días.

 

            Supongo que cuando llegaste  a casa, ya más tranquila, seguirías a toda marcha con la historia.

            Qué va , fue llegar a casa y quedarme vacía, algo así como si «el» que me dictaba en los autobuses se hubiera quedado mudo. Ya digo,  no me sentía para nada inspirada y así meses y meses. De pronto un día me levanté con una algarabía de voces interiores, y me fui rápido al ordenador, allí fueron saliendo Marián, Alfredo, Susana, Matilde, etc.

 

            Esta es tu segunda novela, la primer fue Con olor a naftalina, una novela con sesgo poético ¿Tiene algo en común con esta?

            No tiene nada que ver, excepto que se trata también de la historia de una familia muy  peculiar, pero nada más. La primera transcurre en un lugar mítico, una capital pequeña de provincias donde todo está clasificado hasta las calles: la de las flores, los libros, los zapatos, los deportes… La belleza y las convenciones están al orden del día, claro está fuera de la casa, bueno, me refiero a las convenciones, no a la belleza que ocupa todo lo que rodea a la familia.

Esta, mi última novela,  tiene como telón de fondo un barrio en el  extrarradio de Madrid, que podría ser fácil de localizar, y claro lo cutre y lo hortera están al día sobre todo a través de la mirada del padre, un desclasado soñador. Quizá la transgresión en todo lo que sucede de puertas para dentro acerque también a estas dos novelas, ya digo muy diferentes. Y sobre todo, son distintas en sus personajes,  extraños y ficcionados los de la primera, reales como la vida misma los de la segunda. La forma de escribir , es decir el estilo, las diferencian también mucho, Tu serás Virginia Woolf  está escrita en una prosa realista, con pequeñas pinceladas poéticas, la otra,  Con olor a naftalina, tiene  una prosa bella, que se acerca en muchos aspectos a la poesía. En fin, dos mundos diferentes. Yo suelo decir que tengo musas contratadas y cuando termino un libro se van y vienen otras que son totalmente distintas.

 

            Una cosa que te quería preguntar  ¿ por qué los miembros de esta familia tan compleja y desclasada son todos tan soñadores?

            Pues ahora que lo pienso tienes razón, no me había dado cuenta. Pero cada uno lo es a su manera, Irena sueña con escribir una novela pero una novela excelente y así poder llegar a ser famosa,  Susana con transgredir en el amor, en lo prohibido, en definitiva, sueña con Javier, Matilde es el recuerdo de su pueblo, de cuando era pequeña, el objeto de sus sueños, la arcadia total para ella, el paraíso. Alfredo, para mí, es el más soñador con esa obsesión porque su hija sea escritora y por llegar a un alto cargo en la banca con  casi cincuenta años… Creo que es un soñador patético y casi más que un soñador un obseso, no se le van de la cabeza  en ningún momento esos dos objetivos y lucha por ellos a brazo partido, claro que tiene  un secreto por el  que quiere que sus sueños  se conviertan en realidad. Los necesita, no puede ser un mediocre bancario.  Y por fin, la  madre, Marián, yo siempre decía que era la Sancho Panza de la novela en el aspecto de pisar tierra, pero también tiene ese sueño  del amor por el médico  que le da ilusión a su vida, y le ayuda a estar viva. Y me preguntabas por qué eran soñadores. Pues yo creo que porque todos, a su manera, son unos fracasados. De todas formas la más fracasada de todas, es la madre, Marián, profesora de instituto

 

            ¿Son pues unos personajes  fracasados?

            Yo diría que sí, pues ninguno de ellos alcanza  su sueño, y si lo alcanza no es el sueño que perseguía sino un sucedáneo, pero también como familia es una familia fracasada donde no hay una relación de afecto ni una unidad de objetivos, ni  nada de nada, es más cada uno de la familia está contra el otro. Alfredo contra su mujer por no ser ambiciosa en la vida y no haber sacado la plaza de catedrática, Irena a contra su padre pues la agobia para que sea una gran escritora, Matilde contra Alfredo, pues apenas le deja contar cosas de su pueblo de Extremadura a Irena que es la única que la oye, y la pobre a sus ochenta y siete años ya no tiene muchas más ilusiones en la vida, aunque es  una mujer vital y alegre. Y  Maríán contra Alfredo, pues cree que está volviendo loca a Irena, y en fin Susana contra Irena pues piensa que está llevando la familia al caos.

 

           

            Sucede en un barrio lejano de Madrid, un barrio «cutre y de segunda mano» como dice Alfredo, el padre, ¿Tiene alguna justificación el lugar?

            Bueno los barrios son más abarcables, allí están los vecinos, el del kiosko, la pequeña tienda, el jardincillo… y en definitiva, porque la familia  no tenían dinero para poderse comprar uno en el centro de Madrid que era otro de los sueños de Alfredo, vivir en el Barrio de Salamanca, así como ir a comprar a las mejores tiendas ropas y accesorios de marca, ya que los necesita, según él, para que se fije el directo personal en su buena imagen y lo promocionen, pero el lector sabe que no es por eso sino por  ese secreto que esconde a la familia. En fin, el barrio es otro personaje más, forma parte de la trama de la historia. Por eso tenía que suceder en un barrio y en un barrio  alejado de Madrid.

 

            La novela es por un lado coral, donde las voces de los personajes se intercalan, y por otro lado está el monólogo de Marián  a través de  sus Diarios.

            En la parte coral están los distintos puntos de vista que tiene cada uno del otro o de los otros, pero en el Diario de Marián, que escribe por prescripción facultativa, está la visión de todos, incluso, y sobre todo, la de su mundo interior. Es  la parte más intensa donde se ve como la familia va degenerando en el caos por culpa , según Marián del padre,  que es el motor del declive familiar, de la desunión, de la desgracia, y que no parece darse cuenta de que por alcanzar su gran sueño, algo que permanece  en claroscuro, está llevando a la familia al desastre.

 

            Para mí hay dos personajes que sobresalen y son contradictorios, el padre como Quijote, siempre en los sueños, y la madre como Sanchopanza en la realidad dura y pura con alguna pequeña concesión.

            Son antogistas, y cada cual se echa la culpa del caos y las desgracias de la familia, no piensan para nada en que ellos pueden tener algo de culpa, de que la  actitud soñadora u obsesiva en Alfredo  está generando mucha tensión en su hija y por ende en toda la familia, y Marián tampoco reconoce que quizá esa actitud apática hacia la vida y todo lo que sea comunicación puede ser causa de  muchos males que aquejan  a la casa, ella cree que su estado de indolencia y apatía es una consecuencia de los sueños de su marido, que para Marián son inalcanzables y propios de una mente enferma, y nunca reconoce que también esa forma de estar fuera de la vida de ella provoca muchos problemas  sobre todo entre las hijas. La  anciana criada es un mundo aparte.

 

            ¿Por qué la anciana criada, Matilde, es un caso aparte?

            Porque ella vive en el pasado y vive para contar historias de su infancia y juventud, en su pueblo de Extremadura. En sus historias, este pueblo aparece como un paraíso lejano, donde todo se magnifica: flores, hierbas, arroyos, gatos, olores, sabores… Todo para ella era en el pasado un mundo irreal como aquellas estrellas que corrían «como rabos de lagartijas por el cielo,» cuando ella se quedaba en la era, a la intemperie, viendo el cielo. Pero también se magnifica lo malo o menos bello, los curas gordos que necesitan «andas» para apoyar la barriga, los lagartos como caimanes, las labores de la matanza de los cerdos, los disparos desde el cementerio de novios celosos de otros jóvenes… Todo es puro surrealismo que crea un mundo mágico, inquietante y extraño. Y ese mundo lo contrapone con el mustio y degenerado del barrio donde vive esta familia. «Nada que ver «dice muchas veces. Y de tal forma desprecia al barrio de Madrid, y a Madrid, que cree que la enfermedad de Marián le viene de haberse venido de su pueblo a ese sitio tan feo donde casi nadie se reconoce.

 

            Susana es el contrapunto de toda la familia.

            Sí ella representa a la joven convencional y responsable, estudia periodismo, tiene sus cosas ordenadas, ayuda todo lo que puede en casa, y con las vecinas y los habitantes del barrio  tiene sus charlas normales y sus saludos y adioses. Pero tampoco Susana es lo que parece, Susana tiene escondido un secreto de la infancia un secreto relacionado con la sexualidad del que está orgullosa, además  también vive en secreto sus relaciones amorosas transgresoras, de las que nada saben en su casa, aunque Irena se lo huele, pero es que Susana, ante una familia extraña y que pasa de vecinos, del barrio, de tiendas, etc. y transgrede en todo a ojos vista, ella quiere poner la nota de la normalidad en la familia Atienza… No están todos «pallá», al menos Susana es una chica normal, podrán decir los que la conocen.

 

            Ahora que dices «pallá», el lenguaje de la novela es de lo más moderno y juvenil, y por supuesto transgresor.

            Bueno lo es en boca de Irena, ya que  Irena era una gotica-punk que pasaba de todo en todos los aspectos, vestimenta, estudios, alcohol, amigos… incluso comidas, y por supuesto relaciones con la demás familia, ¿cómo no iba a utilizar el lenguaje de su tribu?… Por eso la novela está lleno  de frases como las de «ir a su bola», «mogollón», de «no me des la brasa», «esto está petao», «yo me abro» , etc. etc. Susana, como joven también a veces participa de ese lenguaje pero mucho menos, y los padres tienen el lenguaje convencional y normal de los adultos. Por último, la criada no es el lenguaje en sí el transgresor son las historias surrealistas que cuenta de su pueblo.

 

            Parece que nadie  de la familia cumple al final sus sueños, que todos fracasan…

            Yo no diría eso: el sueño de Marián duró el tiempo que duró, lo mismo que el de Susana, y si hablamos de  Irena, no cumple su sueño auténtico pero sí al menos algo así como un sucedáneo… Y Alfredo no podemos decir que fracasara, el sigue empeñado en algo que cree a pie juntillas que se realizará, el no se da por vencido a pesar  de los contratiempos que le  depara la vida, los acepta, se da cuenta de que entorpecen sus aspiraciones, pero nunca piensa que no va a poder realizarlas.

 

            ¿Tienes algún nuevo proyecto en mente?

            Estoy terminando un libro de poesía en el que me desnudo demasiado, a veces, creo que  no es para publicar, otras pienso que la poesía tiene que ser así, sin mascaras. Ya veremos. Por otro lado, ando  en las primeras de otra novela, no hay que olvidar que cuando sale un libro a la luz- serás Virginia Woolf– han pasado tres o cuatro  años desde que se ha terminado. Creo que esta nueva novela será una novela corta, no sé, pues a mí los personajes me van llamando y exigiendo su mundo interior y exterior, su  ambiente y relaciones, por eso no puedo decir con certeza nada de ella, ni siquiera como terminará. Esto se me va dando a través de la escritura, soy como un medium, algo raro, pues yo nunca puedo organizar antes de escribir  nada de lo que será la obra una vez terminada.

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