Duane Allman, maldita Harley
Por Jon C. Alonso.
Hay días fatídicos en la historia del Rock&Roll. Como a lo largo de la vida de cualquier individuo. Uno de ellos es el 29 de octubre y la verdad que es un día —cotidianamente hablando— feliz para mí; el cumpleaños de un viejo amigo, la víspera del aniversario de mi ídolo futbolístico; Maradona y cuatro días antes, uno ya tiene otro año de vida… En fin, cosas de Octubre que se divisa muy cerca. Resulta chocante la complicidad con la leyenda de Tennesse, Duane Allman y su afición por las motos. Una Harley Davidson, es una máquina de dos ruedas perfecta; fascínate y adictiva. La sensación de libertad cuando se monta en ella y el sonido de su motor no tiene precio. El bueno de Duane no tenía ni idea que en aquel aniversario de la esposa de Berry, su Harley tuviera que vérselas con un camión grúa de frente. Aquel día de otoño de 1971, habría que haberlo borrado del mapa, como tantos días horribles del calendario. Sus memorables riffs dejaron de sonar. Los Allman Brothers se habían quedado sin su alma mater; la familia de Duane no encontraba consuelo y los amantes del rock estábamos huérfanos de un genio, posiblemente, difícil de emular.
Fue el epitafio a una fulgurante carrera en historia del rock. Ahora que todo es pura estadística y las listas de quienes fueron ínclitas leyendas, moneda de cambio. El magazine Rolling Stone, colocó al joven Allman entre los 100 mejores guitarristas de todos los tiempos, en el puesto número 8. Lo que tengo muy claro eran los orígenes de Duane. Nació en noviembre, no muy lejos del día de acción de gracias en 1946. Su padre era sargento del ejército de los EE.UU y había fallecido, su madre Geraldine regaló a Duane una motocicleta Harley, y a su hermano menor, Gregg, una guitarra. Con el tiempo, Greeg enseñó a Duane a tocar la guitarra. El hermano mayor acabaría desguazando la Harley para venderla pieza a pieza, con el dinero obtenido compró su primera guitarra.
Se trasladan a la población de Daytona (Florida). El viaje resultó un salto iniciático, pues durante una de las interminables paradas, vieron actuar a B.B. King. Sabían lo que querían y lo consumían; rock, blues y algo de soul. Los álbumes de Muddy Watters, Robert Johnson o Johnny Lee Hooker encima de sus camas se convirtieron en sus nuevos ídolos, junto a un par de guitarras. Gregg, apenas tenía 18 años cuando forma “The Escorts” que un año más tarde cambió de nombre por “Allman Joys”. Graban un single; el tema “Spoonful” sin mucho que decir. La banda se convierte en “The Hour Glass” y los hermanos se separan, por un pequeño espacio de tiempo en 1968.
Duane Allman, completamente fascinado por el británico Eric Clapton, se lanza a la búsqueda de la perfección. Se convirtió en guitarra “freelance” tocando para artistas como Aretha Franklin, Boz Scaggs, Wilson Pickett, con este último grabó una inolvidable versión del “Hey Jude” de los Beatles, o Johnny Jenkins, con quien colaboró en el disco “Ton-Ton Macoute!” donde se grabaron su primeros riffs con las míticas Gibson Les Paul. Fue aquí tras horas de contribución con Pickett de donde saldría su apodo «Skydog»; el volador de los interminables solos y la cara de perro. Este proceso de músico de acompañamiento, consiguió lo que conocemos como “romper mano” con la guitarra y una manera de definir su estilo. Metabolizando todas las influencias del blues, rock, jazz y soul que pronto lo convertirían en un músico de culto. Junto al percusionista de jazz Jai Johanny “Jaimoe” Johanson, al que conoció durante su época de “bolos” y jams, ponen en marcha lo que será el germen de la banda “The Allman Brothers Band”.
Incorporando a la formación, a su hermano, Gregg Allman (guitarra y órgano) Dickey Betts (guitarra rítmica y coros), Berry Oakley (bajo), Butch Trucks (batería) y Jaimoe Johanson (percusión). Nacía en Jacksonville, Florida en 1969 —posiblemente— el mejor grupo de rock sureño de toda la historia. El panorama del rock era ecléctico y fértil. The Allman Brothers Band había nacido, pero necesitaban crecer y bregarse. Se van a Macon (Georgia) aconsejados por su manager. A finales de 1969 se trasladan a Nueva York y graban su primer trabajo, titulado tal cual, el nombre de la banda (TAB). El disco, mostraba un deslumbrante R&B tocado por unos jóvenes, repletos de talento a raudales. Temas como «Dreams» o «Whipping Post», Y versiones de clásicos. Tocando a tutiplén, de gira en gira, a lo largo del sur de EE.UU. La banda se mete al estudio y entre la villa de Macon y Miami graban su segundo disco, Idlewild South, producido por Tom Dowd y la confirmación de su éxito comercial para los TAB.
“Idlewild South”, publicado en 1970 y contenía canciones maravillosas, como “Revival” o “Midnight Rider”. Pocas dudas les quedaban a aquellos que pensaban que las Gibson y las Fender Stratocaster de Duane eran flor de un día. Estaba naciendo un mito, una leyenda del rock, ya lo sabía. Eric Clapton, que lo tuvo muy claro. Tras escuchar al de Tennesse. Le invitó a unirse a él en uno de los grupos de blues rock más importantes, y transitorios, de la historia del rock; “Derek and the Dominos”. Juntos, Clapton y Allman, dieron vida al reverenciado tema, “Layla”. Aquella carta de amor que escribió un enamorado Eric a Pattie Boyd, que terminaría dejando al Beatle, Harrison por “mano lenta”. La capacidad que aquel joven Duane Allman de veinticuatro años para asombrar al mundo con su guitarra parecía no tener límite.
Pero en 1971 todo estaba a punto de cambiar. No obstante, el 12 y 13 de marzo, los Allman Brothers ofrecieron dos conciertos en el teatro Fillmore East de Nueva York. Unas actuaciones que incluían increíbles improvisaciones como los famosos 20 minutos del “Whipping Post” y que fueron grabadas y publicadas en forma de doble álbum con el título de “At Fillmore East”. El disco era en un auténtico obelisco a la música rock y hoy en día es unánimemente reconocido como una de las mejores grabaciones en vivo de toda la historia de la música del siglo XX. Décadas más tarde el Salón de la Fama del Rock le situó como, el artífice de la legendaria banda, que conquistó, a lo largo de su carrera más de 11 discos de oro y cinco de platino. Lo que viene después, ya lo sabemos todos. Un día de felicidad para el propio Duane y los suyos, convertido en la peor de todas la pesadillas del hombre que hacia rugir las cuerdas de una Gibson como el motor de una Harley Davidson.
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Jon,
Poco conocía de este interesante músico y, menos, su historia. Me ha venido de perillas leerte.
Buena entrda. Saludos, Anna