Ligar en Internet VII
Por JUAN LUIS MARÍN. Internet puede conseguir que eches un polvo sin apenas mover un dedo gracias a los eventos que tus amigos convocan en la redes sociales: ellos se ahorran una pasta en llamadas telefónicas… y tú en putas. Aunque debas pagar otro precio: hacer vida social… como mínimo en el ciberespacio.
El último de estos saraos al que acudí fue la fiesta de cumpleaños de un amigo. Es 10 años más joven. Y comparte piso. Así que, en menos que un canta un gallo, me vi rodeado de chavalería desconocida. Y yo, que sufro timidez crónica (sobre todo con la garganta seca) recurrí a una técnica que siempre me da muy buenos resultados: la del DJ. Te sientas junto al ordenador de la música y poco a poco te haces con el control. Con esto consigues un montón de puntos porque:
a) no estás en el meollo de la fiesta, lo que pondría de manifiesto tu incapacidad para relacionarte, y es mucho más atractivo que estar hora tras hora en el sofá, cubata en mano, como el típico loser… o pegado a la ventana fumando un piti tras otro… como un paria.
b) si tienes un mínimo de talento pinchando no te echarán a patadas y, además, ni siquiera tendrás que levantarte por bebida o comida: lo harán ellos. Y ellas.
c) la gente se acercará a pedirte canciones. Que sí, que ellas también. Incluso podrás dedicárselas.
Al cabo de un rato se había formado un círculo junto a mí y hasta yo charlaba animadamente y reía.
– Serás cabrón- me dijo mi amigo camino del baño-. Estás rodeado…
Y cuando volví me di cuenta de que tenia razón: una chica a mi izquierda y otra a la derecha. Ambas en actitud… digamos, receptiva.
– Son como dos gatas en celo.
En esto quizá exageró.
Pero lo cierto es que ahí estaban. Lo cual suponía enfrentarme al peor de los desafíos: no ir a por la que siempre, en el último momento, se echa atrás.
Y suelo ser experto en eso.
Pero, cáscaras Heidi, acerté.
28 años. Pelirroja. Ojos claros. Un piercing en la nariz. Y múltiples tatuajes. Mi hermano dice que siempre salgo con pijas. Y no es porque yo las busque. Ahora entenderéis la razón.
Era divertida. Guapa. Y lista. Nos acabamos liando en un bar donde me enteré de que uno del grupo era su ex.
– Todavía me llevo un par de hostias- le dije a mi amigo.
– Qué va. Están todos súper contentos porque se haya liado contigo.
Así que acabamos en su casa. No voy a entrar en detalles. Pero a la mañana siguiente me hizo vivir uno de los momentos más eróticos de mi vida: estábamos desnudos en la cama. Entonces me dijo que abriera un cajón y eligiera unas bragas. Cuando se las di… me pidió que las pusiera.
Ufffffff…
Por eso dije al principio que Internet puede conseguir que eches un polvo. Y por eso salgo con pijas. Porque si una chavala como la de aquella noche se cruza en mi vida… no quiere nada más.
Dos meses después fuimos al cine. Y hasta hoy.
Cuando tenía 20 años soñaba con encontrar chicas así, de una sola noche.
Ahora… supongo que me daría igual…
Si la que lo hace es divertida. Guapa…
Y lista.