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Petros Márkaris: "No es fácil levantarse por las mañanas y preguntarse: ¿a quién voy a matar hoy?"

 

La “mente retorcida” del escritor griego Petros Márkaris ha creado el universo del comisario Kostas Jaritos. Tras muchos años de ‘convivencia’, el autor asegura que poner en marcha una novela negra es de todo menos sencillo porque “no es fácil levantarse por las mañanas y preguntarse: ¿a quién voy a matar hoy?”. Pese a todas las dificultades, el autor se está dedicando estos días a dar pistas de Cómo convertirse en escritor de novela negra en cinco pasos y lo hace dentro del ciclo El autor y su obra, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y patrocinado por la Fundación Banco Santander.

 

PETROS-MARKARISA través de diferentes sesiones Márkaris intenta diseccionar “eso que llamamos novela negra”. Un género para el que no vale cualquiera. De hecho, el escritor griego asegura que quien quiera escribir este tipo de literatura debe “tener una mente retorcida” y estar acostumbrado al asesinato para “crear el crimen perfecto y no decepcionar al lector”. Como bien reconoce el director del curso: la novela negra se ha transformado en “el tipo más avanzado de novela social” pues ya no se trata de resolver quién es el asesino, sino que también descubre “la brutalidad” de la realidad.

 

No en vano, Márkaris traza en sus libros un perfecto retrato de la sociedad griega. Y aunque se confiesa “aburrido de escribir sobre la crisis”, en septiembre se publica el tercer volumen de su ‘Trilogía de la crisis’, Pan, educación, libertad –donde no duda en señalar con el dedo “a los culpables del desastre griego” –, y prepara un epílogo que dé carpetazo definitivo a esta serie literaria. Y aunque el tema le canse, cuando se le pregunta, se moja y asegura que “la medicina” que se propone contra la crisis en Europa, no está funcionando. “La gente en Grecia está sufriendo y vive sin ningún tipo de perspectivas. La situación no mejora y creo que no hay salida”, afirma.

 

El escritor griego cree en la esperanza y en la capacidad de acción de la gente como principal revulsivo ante esta situación. Y para ilustrarlo pone como ejemplo a Turquía, su país natal: “Los turcos siempre han tenido mucho respeto a la nación, al poder y al orden pero se han hartado. Han dicho: ‘¡Ya basta! Tenemos que luchar’”. Sin embargo, su pesimismo le lleva a pensar que “están luchando por nada, porque no hay una alternativa mejor”.

 

Petros Márkaris nació en Estambul. Estudió ciencias económicas en Viena y Stuttgart, y se trasladó después a Atenas, donde reside. Guionista de televisión y autor teatral, colaboró en varios guiones del cineasta Theo Angelopoulos. También ha traducido a autores de lengua alemana de la talla de Goethe y Bernhard, y es autor del volumen La espada de Damocles, en torno a la crisis griega y europea. Sin embargo ha alcanzado fama internacional y merecido prestigiosos galardones, como el Premio Pepe Carvalho 2012, con la serie de novelas policiacas protagonizadas por el comisario Kostas Jaritos, compuesta por los títulos: Noticias de la noche, Defensa cerrada, Suicidio Perfecto, El accionista mayoritario, Muerte en Estambul y Con el agua al cuello (Premio Novela Negra y Criminal). Liquidación final, novela sobre los conflictos morales que plantea la situación económica actual, es el séptimo título de la serie, y también la segunda obra de la llamada «trilogía de la crisis», que se inició con la exitosa Con el agua al cuello.

 

Kostas Jaritos es comisario de policía del departamento de homicidios en Atenas. De mediana edad, Jaritos ha vivido ya muchos episodios de la historia de Grecia, y ha acabado por aceptar con resignación su pasado de joven policía durante la Junta Militar de los Coroneles; de hecho, lo mejor que le ha quedado de aquella época es su buen amigo Zisis, comunista que sufrió tortura y cárcel. Casado con Adrianí, una mujer tradicional de fuerte carácter que no le ahorra discusiones ni peleas, pero excelente cocinera, a Kostas no le importa comer de vez en cuando comida alta en colesterol y no muy saludable, como los suvlakis.

 

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