Raíz de amor
Raíz de amor, Ana Pelegrín (Selección y prólogo), Alfaguara, 2012, 144 pp., 8.50 €
Por Sara Roma.
Aseguraba Ana Pelegrín que «un poeta escribe sus poemas en alta tensión, en concentración de tiempo, de intensidad emocional»; mientras que el lector «reconoce el latido, el corazón de la escritura, descubre el voltaje emotivo, conecta sus sensibilidad» (p. 7). Ambos, unidos por la palabra, «hacen posible lo imposible, dotar de permanencia, revivir en ritmo y resonancia el poema, frágil rosa de papel y tinta» (p. 8).
Como razón de amor de quienes admiran el verso como una de las expresiones literarias más líricas y difíciles, Ana Pelegrín reunió en este volumen a poetas contemporáneos convocados a un encuentro que solo es posible sobre el papel, que no conoce distancias espacio-temporales. Raíz de amor no es solo una antología poética, sino que es un libro que atiende a la sensibilidad de los jóvenes que se inician en la lectura de este género o que ya lo conocen.
Los treinta y nueve poetas contemporáneos (a excepción de cuatro del Siglo de Oro) son una muestra de las tendencias, los estilos y movimientos que se desarrollaron a lo largo del pasado siglo. De ellos se han escogido los mejores poemas de temática amorosa, independientemente de que fueran abordados desde la ternura y la inocencia de juventud, el apasionamiento más salvaje o el desamor. El tema, en esencia, es el mismo solo cambian la forma, el estilo y el tono. Hay quienes optan por el humor, Oscar Hahn o Ana Istarú; otros, sin embargo, más que al amor parecen cantar al desamor, incluso a la venganza, como los breves, intensos y directos ‘Mentirosa’, de Ángel Guache (p. 75) y ‘Adiós’ (p. 73) de Idea Vilariño, que para olvidar una historia de amor proponen hacer borrón y cuenta nueva precisamente con eso: una goma de borrar.
Aquí
lejos
te borro.
Estás borrado
Idea Vilariño
Quienes estén convencidos de que no fueron llamados por el camino de la lírica, ni siquiera para ser leída, seguro que se dan una oportunidad cuando sepan que una característica común es que el lenguaje retórico (excepto algunas metáforas o símbolos) es sencillo y se revela de forma natural; son la enumeración y la repetición las formas preferidas para dotar de tensión y velocidad a los poemas. Asimismo, Raíz de amor se estructura en cinco partes, como cinco estancias poéticas: la primera, “La más bella edad del corazón”, corresponde a un calidoscopio del amor desde la espera, el descubrimiento, las vacilaciones, etc.; “Esa luz en un triste muro” presenta las penas, las desventuras y el abandono; los poemas recopilados en “¿Dónde está tu infancia, amor?” son las ensoñaciones de un inquebrantable misterio: la pérdida de la infancia; “Ella, él tienen ojos de tigre” recopila propuestas desmedidas de pura ficción, bien sean cuento o cine; mientras que “Esta luz, este fuego que devora” clausura el libro con sonetos “cortados a la medida de la pasión”.
Aunque son poemas fáciles de entender, en ellos se condensa la mejor poética amorosa del siglo XX, dando por sentado que lo más bello no siempre es lo más artificioso e incomprensible. Se trata de una selección acertada, hecha con un esmero, tiempo y dedicación que saltan a la vista, para conseguir un más que digno y loable propósito: iniciar y acercar a los estudiantes de segundo ciclo de Secundaria y Bachillerato a la poesía a través de versos sencillos que abordan un tema tan universal, atractivo e inspirador como este. Condensados, como un perfume en frasco pequeño, como una pastilla para hacer un buen caldo, en Raíz de amor están el Pedro Salinas de La voz a ti debida; el José Agustín Goytisolo, de Palabras para Julia o el ineludible Luis García Montero, referente de la poesía actual.
Aunque ya he dicho que la selección de Ana Pelegrín es perfecta y casi intachable, hay algunos poemas que no deberían haberse incluidos por su excesivo simbolismo. Tal es el caso de Cernuda o Lorca que, a pesar de que forman parte del currículo de Bachillerato, solo son comprensibles si se estudian en el contexto de su obra y en profundidad, no con la superfluidad y celeridad que impone esta etapa educativa.
Esta Raíz de amor es una muestra de cómo se escribe la vida al igual que el amor solo tienen sentido si se viven de manera sincera y apasionada y de cómo necesitan ser contadas para conseguir que su ingravidez y fragilidad se retengan y perduren a través de la palabra.