La otra Ibiza
Por NATALIA CÁRDENAS. Soy ibicenca de nacimiento y aunque he pasado los últimos diez años viviendo en Madrid no he dejado de volver a la isla de dos a tres veces al año. Ahora he decidido pasar una larga temporada aquí de nuevo, retomar el contacto con mis raíces, recuperar esas buenas amistades que siguen estando aquí a pesar del tiempo pasado desde que me fui. Ahora, me siento de nuevo en casa, el arte y la cultura brota por cada metro cuadrado de Ibiza en diferentes formas y eso para una escritora es inspirador. Por eso me da rabia ver cada verano los mismos reportajes sobre la cara A de la isla, la de la fiesta, el lujo, los famosos, las discotecas, las noches sin fin y el desmadre padre. Cómo si lo único que tuviéramos fuera eso, aunque para muchos turistas es lo único que les importa. Me repatea escuchar frases como una que acabo de leer en un Diario local reproduciendo las palabras de un grupo de jóvenes mexicanos que han pasado tres días de desenfreno total, uno de ellos dice: «¿¡Visita cultural?! ¡Eso en Ibiza no existe!». Después recula y sabe que sí, que tenemos un casco histórico que no ha visitado pero que tal vez llegue a ver algún día pues la isla le ha gustado tanto que planea volver cada año…
Más de una vez, durante mis años en Madrid me he encontrado gente que al enterarse de que era ibicenca me decían: «¿De Ibiza? ¿Pero es que allí vive alguien? ¿No son solo turistas y trabajadores de temporada?». Una que es educada intenta tomarse estos insultos con humor y explicar que sí, que aquí viven los ibicencos con sus costumbres, sus tradiciones, su cultura, su rica gastronomía. Una isla que de junio a septiembre triplica su población dejando la tranquilidad a un lado y poniéndose al servicio del turista, ofreciéndoles sus mejores productos para enamorarlos y que deseen volver y así pasa. Pero no todo el turista que viene a Ibiza lo hace buscando diversión, muchos son los que descubrieron la isla de esa manera pero año tras año la madurez les ha invitado a visitar la cara B de la isla, la de los ibicencos, la auténtica, la que hace que muchos decidan comprar una casa aquí y venir a menudo.
En esa cara B tenemos una gastronomía única que va desde el Bullit de Peix, siempre con pescado fresco y local, a la coca de pimientos, las empanadas de carne, el alloli, la graixonera, el sofrit pagès, el flaó y muchos otros platos en los que prima el amor en la preparación y los alimentos de primera calidad, locales y naturales.
Bullit de peix:
Flaó
Queso y embutidos locales
Nuestra Dalt Vila corona la ciudad de Ibiza protegida por una ancestral muralla que hace que perderse entre sus callejuelas y plazas se convierte en una aventura corsaria. Desde monumentos a museos, Ibiza tienen una larga historia de conquistas e invasiones. Los fenicios, cartagineses y árabes han dejado su huella por toda la isla.
Museo arqueológico:
Pero no sólo arqueología y comida conforman esta increíble isla mediterránea. La artesanía ha sido toda la vida uno de los pilares representativos de nuestra cultura. Desde las joyas hasta los vestidos ibicencos popularizados por la moda Adlib hay una gran tradición de artesanos que trabajan el cuero, el esparto, las telas, la lana de ovejas de Formentera para confeccionar todo tipo de productos tradicionales.
Mientras los turistas pagan entradas desorbitadas por ver pinchar al Dj de moda, los ibicencos sacamos nuestro lado más roquero y vibramos al ritmo de los grupos locales como Statuas de Sal, Ressonadors, Magnam, Pota Lait, Indulgentes y muchos otros.
Concierto de Statuas de Sal, 27-07-2013 en el Recinto Ferial
Si sigo hablando de todo lo que tenemos y me siento orgullosa no acabo así que os propongo que si tenéis pensado venir de vacaciones a Ibiza, dediquéis algo de tiempo también a conocer la otra cara de la isla, la no masificada, la que realmente os dejará un buen sabor de boca en lugar de una resaca de tres días.
Natalia, por Dios! deja que la gente siga creyendo sólo en esa «cara A» de Eivissa.
Yo soy madrileño, pero la isla es mi segunda casa desde hace 13 años. He vivido allí muchos meses seguidos.
Soy de los que disfrutan de la belleza y soledad de esas otras caras de la isla, incluso en los atestados meses de julio y agosto.
Así que, ¡brindo por la cara A de Eivissa! que dejen el resto para los que realmente amamos la isla. Ya me imagino si no llegar a Ses portes del Cel, a Atlantis, o a los otros miles de destinos no incluidos den la cara A y encontrármelos atestados, con chiringuitos y basura por todos lados.