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Diez cuentos pertubadores

La literatura de terror siempre ha representado un gran problema para los especialistas, ya de inicio debemos pelearnos con el nombre: literatura de horror, fantástica, de terror, neoromántica, de los insólito, maravillosa, etc. Siempre es mejor no meterse mucho en el problema de la clasificación porque ¿Lovecraft escribía ciencia ficción o terror, Stephen King hace suspenso u horror, Drácula es una novela de terror o una novela epistolar puramente romántica, los terribles sucesos del libro de Juan (el Apocalipsis) no podrían conformar una (muy simbólica) novela de horror? Es una fortuna que estas preguntas no tengan respuestas absolutas, eso nos habla primero, de que toda clasificación es subjetiva (ya nos contaba Borges de cómo se pudo clasificar al universo en sólo cuarenta categorías); segundo, la literatura es un ente que no se subordina a ningún cerco, mucho menos la literatura fantástica porque al clasificarla tratamos de razonar al arte de hacer necesario lo imposible (tal vez otra forma de enfrentarnos al terror de lo desconocido).

Hablemos entonces de cuentos perturbadores, esos cuentos en donde un suceso, o un ente rompen la cotidianidad y la hacen colindar con lo insólito, con la locura, con los extremos más improbables de la naturaleza humana. Los siguientes cuentos cumplen con esa característica, la selección que he hecho tiene un título algo pretencioso lo sé, pero lo que intento es no poner en la mesa cuentos de autores que ya están encumbrados, en un circuito de ventas masivas o sean de plano los clásicos que marcaron la pauta (con una pequeña excepción). Trato de privilegiar la periferia y la innovación, por eso no pongo algunos (también muy perturbadores) cuentos de Edgar Allan Poe o de Lovecraft.

1.- Inés Arredondo: “Orfandad“.

Inés Arredondo (1928) tiene una de las plumas más perturbadoras de las escritoras mexicanas, publicó sus mejores obras entre los años sesenta y ochenta y pertenece a la llamada generación de Medio Siglo, aquellos que publicaban en la Revista Mexicana de Literatura (Juan García Ponce, Tomás Segovia, Huberto Batis, Salvador Elizondo y Juan Vicente Melo por ejemplo). La sinaloense tiene poderosos relatos eróticos y una peculiar (excelsa) visión del incesto. De ella les traigo “Orfandad” un cuento breve que les hará darse cuenta que el horror está aquí y no en las pesadillas.

2.- Bernardo Couto: “¿Asesino?”

Bernardo Couto (1880) . Sus cuentos, si bien no son los mejores de la época, sí son de una gran maestría para alguien de su edad. Como todo decadente se apasionó por los temas malditos, los temas que, decían los franceses, servían para épater le bourgeois (asustar al burgués). De Couto les traigo “Asesino”, y nada resume mejor este cuento que el título del libro de Thomas de Quencey: “El asesinato considerado como una de las Bellas Artes”.

3.- Amparo Dávila: “Alta Cocina“.

Amparo Dávila (1928), sondea las regiones de lo perturbador con una lucidez apabullante, su pluma nos dejó algo bien claro: no es necesario describir a un monstruo, a un fantasma, a los miedos mismos para causar terror, lo importante más bien es esconderlo porque en lo desconocido está la clave del miedo. De ella les traigo “Alta cocina” otro cuento muy breve que les abrirá el apetito.

4.- Bernardo Esquinca: “Moscas”.

Bernardo Esquinca reavivó mi fe en la literatura fantástica actual mexicana. Almadía le publicó un libro de cuentos llamado “Demonia” un compendio de historias lleno de fantasmas, pero no hablo aquí de aparecidos, me refiero a las estelas que dejan las obsesiones, la locura, y el odio que terminan por cicatrizar en nuestras acciones. De este volumen les traigo “Moscas”, una visión perturbadora de los juegos mentales a los que se pueden atrever los genios y los desesperados; aquí el protagonista es una legión de esas criaturas que en todo anidan y lo conquistan, incluso nuestra mente: las moscas.

5.- Albert Camus: “El renegado o un espíritu confuso”.

Albert Camus es Albert Camus. Si bien no es un autor que pertenezca a la periferia, su libro de cuentos “El exilio y el reino” no tiene el foco que “El extranjero” o “El mito de sísifo”. De esta compilación extraigo ”El renegado o un espíritu confuso”, un cuento dificil definitivamente, pero que logra despedazar (literalmente) las pasiones de la idolatría. Ritos macabros en una ciudad maldita y un hombre que lo cuenta todo sin tener lengua.

6.- Remy de Gourmont: “Danaette”.

El decadentismo francés dio luz a las más atroces y bellas ensoñaciones, en esas páginas convivían lo sacrílego, las tuberculosas, el espiritismo y la anarquía. Remy de Gourmont fue amigo de Mallarmé y estuvo muy cerca del movimiento simbolista; de él les traigo Danaette, un cuento que es epítome de lo perturbador: una pequeña niña que despierta carnalmente con las imágenes santas a las que les dedica sus jóvenes orgasmos para luego serles infiel con el más diabólico de los seres.

7.- Ciro B. Ceballos: “Un adulterio“.

Sus debates políticos lo pusieron en el centro de las miradas a principios del siglo XX y se dedicó a describir minuciosamente la vida en la ciudad (sí, sus palacios y también sus cantinas). De él les traigo “Adulterio” que es más bien un cuento largo (o novela corta -otra vez nos acosa la clasificación-) y que pone sobre la mesa el debate de la ciencia y las pasiones, de la evolución y la zoofilia y devela lo que tal vez es una terrible verdad: lo sexual es la única forma del amor.

8.-Eduardo Rojas Rebolledo: “Las hermanas Reichenbach”.

Rojas Rebolledo nació en Baja California, vive actualmente en España y es un autor al que no se le ha puesto mucha atención. Publicó sus “Cuentos Crueles” en la UABCS, con Editorial Praxis y Cuarto Creciente. Aquí la prosa no es anticuada como han dicho algunos, más bien sus temas requieren una escritura tan elaborada que ya parece artificial, sin embargo, Rojas Rebolledo tiene una gran habilidad para plasmar lo insólito y las pasiones que de ello se puedan derivar. De este libro extraigo ”Las hermanas Reichenbach”, un cuento precisamente de las pasiones (de las primeras pasiones para ser exactos) con la pequeña diferencia de que las hermosas hermanas están unidas por algo más que la sangre.

9.- Francisco Tario: “la noche del féretro“.

No hay palabras para describir a Tario (1911), injustamente olvidado, es un extraño y un extranjero de las letras mexicanas. Tario no toca temas, los trastoca y los confunde y lleva al extremo eso que nos decían en la primaria, que el cuento debía tener un final sorpresivo, pero no se confundan, Tario no hace malabares formales, la sorpresa está en que sus finales relajados, por alguna razón, no dejan de perturbar. De él les traigo “La noche del Féretro” un cuento corto que casi no se lee.

10.- Ambrose bierce “El hombre y la Serpiente“.

Ambrose Bierce es un digno representante de esa tradición anglosajona del cinismo inteligente. Bierce es un escritor lleno de mitos, dicen por ahí que quiso abandonarlo todo y venir a morir en la Revolución Mexicana. Es autor de muchos cuentos en donde la pugna entre ciencia y creencia aparece lúcidamente reconciliada. De él les traigo “El hombre y la serpiente” una invitación a la hipnosis del miedo, asomarse al abismo del miedo muchas veces, es mortalmente atractivo.

 

Fuente: Sopitas.com

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