8 joyas de la literatura, raras y desconocidas por muchos.
1. The Gashlycrumb Tinies
2. El manuscrito encontrado en Zaragoza
3. Del asesinato considerado como una de las bellas artes
4. El fabricante de honradez
De Don Santiago Ramón y Cajal. uno de los científicos más importantes que ha dado España y que ganó el Premio Nobel. Cajal era un personaje poliédrico, con otras facetas no tan conocidas. Fue uno de los pioneros del culturismo en España, y durante su juventud se labró una discreta carrera como escritor de novelas de terror.
Cuenta la historia de un científico que se casa con una joven y hermosa alumna. El matrimonio marcha a China a investigar una epidemia de peste porcina y allí conocen a otro joven médico que inicia un romance con la esposa. El marido, loco de celos, decide vengarse de la pareja infiel y lo hace infectándoles con el virus de la peste porcina, con lo cual consigue un doble objetivo: librarse de su rival, al que mata, y demostrar que la peste se transmite de los animales a las personas. El protagonista salva a su esposa suministrándole un antídoto que ha fabricado pero, para evitar futuras infidelidades de ella, le inyecta otro suero que progresivamente destruye su belleza y la va transformando en una criatura monstruosa.
5. La balada de los ahorcados
6. Aventuras de un átomo
7. El clan de los parricidas y otras historias macabras
8. A pickle for the knowing ones or plain truths in a homespun dress
Fue escrita por un comerciante británico llamado Timothy Dexter en 1802. Se trata de su autobiografía, aderezada con unas cuantas reflexiones sobre los políticos, la iglesia y su propia esposa. Lo cual estaría muy bien si no fuera porque el libro cuenta con 8.847 palabras y 33.864 letras, escritas sin ningún signo de puntuación, y con las mayúsculas insertadas de forma aleatoria.
En un primer momento, Dexter distribuyó su obra como regalo, pero ganó popularidad muy rápidamente y se publicaron hasta ocho ediciones. Como algunos lectores protestaron por la dificultad de leer sin signos de puntuación, la segunda edición incluía una página extra con trece líneas de signos de puntuación con los que los lectores “podían aderezarel texto” a su gusto.