Enrique Vila-matas: "Paulo Coelho es quien más daño ha hecho a la literatura"
“Creo en las urnas más que en las manifestaciones de la calle y es magnífico que haya tantas opciones en el Parlamento catalán”
Vuelve “El mal de Montano”.
–Es el décimo aniversario de la aparición de este libro, que tuvo cinco premios, entre ellos el Médicis [al mejor libro extranjero publicado en Francia en 2002] y se reedita.
–Enfermo de literatura.
–Únicamente me limité a poner un nombre al síndrome de los que tienen el mal de la literatura. Igual que hay el mal de la televisión –enfermos de tele–, hay enfermos de la literatura.
–Philip Roth y Imre Kertész al parecer sufren el síndrome de Bartleby: han anunciado que no volverán a escribir.
–Todos los días hay escritores que caen.
–¿Teme que le ocurra?
–Esta caída es muy ambigua. Conozco un poeta en Barcelona que dejó de escribir y en cambio cada día sueña un poema. Pensar que hay un final, que un día escribes y al día siguiente dejas de escribir no vale. Estoy seguro de que los que dejan de escribir seguirán escribiendo, y al revés.
–Usted hace metaliteratura, ha roto la convención de los géneros, convierte un dietario en novela, ¿es una ventaja?
–No he llegado a esa situación maravillosa que pinta por casualidad. He construido todo un edificio antes para poder llegar a la situación en que me encuentro. No es una cuestión de número de libros publicados sino de todo el trabajo que hay detrás, que es inmenso.
–¿Cuando sale de casa, sale escribiendo?
–Intento que no sea así pero la gente me habla, y me habla como si perteneciera a mis relatos. En la calle a veces me para la gente para preguntarme cosas que parecen surgidas de un cuento mío. Yo creo que los peatones se parecen a lo que yo escribo.
–Debe de ser un peligro cruzarse con usted en la calle. Será difícil no convertirse en objeto de su obra.–Sí, así me va en mi barrio. Como me conocen, todos van con mucho cuidado porque saben que si nos encontramos están perdidos. A parte de la broma, es verdad que tengo una máquina registradora de todos que funciona de forma constante, afortunadamente.
–En “Dublinesca” convirtió a Paul Auster en personaje y ahora acaban de reunirse en Nueva York. No habían coincidido antes.
–Gracias a que hablamos idiomas distintos y apenas nos entendemos en francés, somos muy buenos amigos. Si habláramos el mismo idioma, tal vez no fuéramos amigos, como dijo irónicamente Auster. Nos tenemos un gran cariño y congeniamos. Y es un gran escritor.
–Los dos son deudores y admiradores de Joyce. Alguien dijo estos días que “el Ulises había hecho mucho daño a la literatura”.
–El que lo dijo es el que más daño ha hecho a la literatura en los últimos tiempos, el escritor brasileño Paulo Coelho. Hago esta afirmación con la autoridad que me da el hecho de acabar de obtener con “Dublinesca” el premio al mejor libro extranjero publicado en Brasil en 2011, el Cunhambebe, en el que los finalistas eran dos premios Nobel: Vargas Llosa y Herta Müller; Don DeLillo y Philip Roth.
–No está mal. Enhorabuena.
–Gracias.
–¿En las elecciones catalanas ha dicho, como Bartleby, “preferiría no hacerlo”?
–No, como siempre, he votado. Creo en el veredicto de las urnas más que en las manifestaciones de la calle. Las urnas han dicho que habrá un Parlamento catalán muy plural y es magnífico que haya tantas opciones, significa que estamos en una sociedad muy viva. Es mucho mejor que haya siete partidos que una o dos opciones. Es una situación compleja pero para eso está el arte de discutir y saber ceder.
–¿Se imagina en una Cataluña independiente?
–Eso, no… Imagino mil cosas.
–¿Está cómodo en Barcelona?
–Vivo en Barcelona y en Cataluña no tengo problema de ningún tipo, pero no quiero hablar de política, no es mi terreno.
–Su amigo Félix Azúa se ha ido a vivir a Madrid.
–No tengo ningún problema en Barcelona.
–”El mal de Montano” aparece ahora en Seix Barral, cuando su primer editor fue Anagrama, ¿qué le pasó con Herralde?
–Problemas que no vienen al caso ahora. Cambié de editorial igual que cambian otros escritores.
–¿En qué anda metido ahora?
–Estoy metido en una novela muy ambiciosa que está ya bastante avanzada. Espero que sea un libro muy potente.
–Siga, siga.
–No suelo hablar de lo que escribo. Está en elaboración y cambia cada día. En el avión que me trajo, por ejemplo, modifiqué los últimos cinco folios que había escrito.
No ha venido con su última obra bajo el brazo, “Aire de Dylan”, sino con “El mal de Montano”, uno de sus libros más originales y representativos que, diez años después, es reeditado. Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), autor de títulos como “Bartleby y compañía” y “Doctor Pasavento”, habló ayer de esa obra tan reverenciada como premiada invitado por el Centro de Formación y Recursos coruñés.
Fuente: Faro de Vigo