Louis Armstrong, el aire del sonido
Por Carmen Moreno.
Satchmo (Nueva Orleans, 4 de agosto de 1901-Nueva York, 6 de julio de 1971), como se conocía a Louis Armstrong, nació donde el jazz, cuando el siglo XX comenzaba a caminar. En el seno de una familia muy pobre, en un barrio marginal, quizá por eso su trompeta sonaba a arrabal y tristeza, a desidia y rabia.
Su padre le abandonó cuando era un niño y le cuidó su abuela, una esclava liberada tras la Guerra Civil. La calle fue su otro hogar. En ella aprendió a sobrevivir trabajando de cualquier cosa mientras escuchaba a las bandas callejeras.
Fue en la calle donde se dio cuenta de que su color determinaba el comportamiento de los demás con él. Sólo una familia rusa judía le acogió sin importarle más que la persona: los Karnofsky. Fue el padre el que le compró su primera trompeta al niño Armstrong. Aunque no se inició con este instrumento, sino con la corneta. Fue en el Nueva Orleans Home For Colored Waifs, un reformatorio para niños negros abandonados, donde aprendió a tocar la corneta para la banda. Hasta allí llegó por disparar al aire una Nochevieja. Serían Joseph Jones (director del centro) y Peter Davis (profesor) los que le aconsejaron que se pasara a la trompeta.
En 1914 comienza a trabajar en los cabarets de Storyville donde conoce a Joe King Oliver. Cuatro años después Oliver le recomienda al director de la orquesta Kid Ory y es contratado. Llegó a tocar en la Fate Marable y realizó una gira en un barco de vapor por el Mississipi.
En 1922 Joe King le invita a unirse a Creole Jazz Band en Chicago como segundo cornetista. En esta época la Creole era considerada la mejor banda de swing de Chicago que, además, era el centro del jazz. Al año siguiente graba con la banda para el sello Okeh Records. En 1924 ya era el solista de la banda. Era el mismo año en el que contraía matrimonio con Lillian Hardin, pianista de Joe King Oliver y se marcha a Nueva York.
El 29 de septiembre debuta con la trompeta en la que fuese la mejor banda afroamericana del momento, la Fletcher Henderson Orchestra. Este debut en el Roseland Ballroom le convirtió en una estrella y le llevó a realizar grabaciones independientes con los arreglos del pianista Clarence Williams, compartiendo estudio con cantantes de blues de la talla de Bessie Smith.
En 1925 regresa a Chicago y funda The Hot Five, el primer grupo que puede llamar “suyo”. Más tarde llegaría The Hot Seven. Y llegan las inolvidables. “Potato Head Blues“, “Muggles” y “West End Blues“.
En 1932 viaja a Europa y triunfa, sobre todo, en París.
Pero la FORMACIÓN, así con mayúsculas, fue la All Stars que montó en 1947 con músicos como Jack Teagarden (trombón), Barney Bigard (clarinete), Earl Hines (pianista) y Arvell Shaw (contrabajista). Supuso su vuelta al sonido Dixieland.
Siendo Armstrong uno de los músicos que más influyeron en el mundo de la música jazz, no firmó su primer número uno en ventas hasta 1964. Fue con el tema central del musical del mismo nombre “Hello Dolly“.
Armstrong se marcó políticamente, no sólo musicalmente. Se hacía oír en causas tan dispares como la petición de igualdad entre razas, o el movimiento anticomunista, llegando a cancelar la gira prevista por la antigua Unión Soviética.
Tocó hasta el final de sus días. Hasta que, en 1971, dejó de su corazón perdió el compás. Ya había sufrido un infarto en 1959, pero se recuperó. Una parada cardiorespiratoria se llevó el jazz un caluroso día del mes de julio.