Entrevista a la escritora Claudia Piñeiro por "Un comunista en calzoncillos"

 

Por Benito Garrido.

 

Con el conjunto de su obra, Claudia Piñeiro (Buenos Aires, 1960) ha logrado el reconocimiento de lectores y críticos por su enorme capacidad para generar suspense y construir relatos de corte cinematográfico. La trama policial suele ser el punto de partida que le proporciona una estructura útil para caracterizar tipos y clases sociales, hacer implacables análisis sociológicos, desnudar hipocresías y sacar a la luz verdades escabrosas. En Un comunista en calzoncillos, la más personal y entrañable novela de Claudia Piñeiro, hace lo mismo pero poniendo el foco en su propia vida, en la de su padre –lo que el lector entenderá como un homenaje a la figura paterna– y en la de su familia de origen.

 

Un comunista en calzoncillos, de Claudia Piñeiro.
Un comunista en calzoncillos, de Claudia Piñeiro.

Un comunista en calzoncillos.  Claudia Piñeiro.  Editorial Alfaguara, 2013.  200 páginas.  18,00 €

 

En el verano de 1976 una niña está lista para dejar atrás la infancia. Su pequeño mundo familiar y suburbano, atravesado por las tensiones del esfuerzo diario y el resentimiento de las ilusiones perdidas, está dominado por una figura central y referente: su papá. Un padre apuesto, a la vez cómplice y ensimismado, que llegado el momento le exigirá una prueba de lealtad.

Esta es una novela sobre la infancia, pero también el retrato de una época, una clase y un país. La realidad política en Argentina, que hasta el momento llegaba asordinada a las casas del pueblo y al horizonte infantil, irrumpe en forma de censura, secretos y sospechas. Los grupos se abren en bandos y las familias se parten, la protagonista prueba el sabor de la soledad y por primera vez necesita preguntarse: ¿qué se puede decir?, ¿qué se debe callar?

 

P.- ¿Cuánto tiene esta historia de novela y cuánto de autobiografía? ¿Es quizás tu novela más personal ?

Todo lo que escribimos tiene ficción y tiene puntos autobiográficos. En unas al lector se le hace más evidente qué corresponde a lo uno y qué a lo otro. Pero evidentemente en esta novela hay mucho más de autobiográfico o ejercicio de la memoria, que de ficción. Aunque cada vez que tuve que alejarme de la realidad para darle más espesura a los personajes o más tensión a la curva dramática, lo hice sin ningún remordimiento.

 

P.- Normalmente cuando las niñas llegan a la adolescencia comienzan a tener sus propias amigas y a separarse de los padres, cosa que no pasa en tu novela donde reina la complicidad.

Hay de las dos cosas. Ella necesita apelar al silencio, para no confesar a sus amigas cuáles son las ideas políticas de su padre ya que siente no sólo que será rechazada sino que además la pone en riesgo. Pero así como admira y respeta en privado lo que opina su padre, entre sus amigas calla para pertenecer a ese grupo, para no quedarse fuera, algo tan importante para los adolescentes.

 

P.- Vida familiar, vida política y vida social se entrelazan convirtiendo la novela en el fresco reflejo de unos años. ¿Inevitable confluencia en las personas que vivieron ese momento?

Los lectores en Argentina se han sentido profundamente identificados. Con la época, con la vida de pueblo, con el club, con ese padre en calzoncillos  y también con esos años oscuros que cada uno tránsito como pudo.

 

Claudia Piñeiro.
Claudia Piñeiro.

P.- Mirando hacia atrás sin ira, ¿es el momento de superar hipocresías y sanear las verdades silenciadas?

Los momentos son personales. Era mi momento, yo no podría haber escrito esta novela antes, ni en el tiempo, ni como ubicación dentro de las distintas novelas de mi obra. El momento era este. En cuanto a lo social, aún quedan temas pendientes de resolver, por ejemplo, hijos apropiados durante la dictadura que no se pudieron reencontrar con sus familias de origen y que no conocen su verdadera identidad.

 

P.- La ruptura con la democracia coincide con el despertar y aprendizaje de una niña que descubre que su padre es ese comunista que se queda en calzoncillos. ¿Contradicción? ¿Ideologías frustradas?

Utopías, sueños que no logran consolidarse, ideales que se sostienen desde la ideología pero no se les acompaña lo suficiente. Todos no somos héroes. La mayoría somos personas comunes que hacemos lo mejor que podemos dentro de nuestras circunstancias.

 

P.- ¿Hay cosas que te han quedado por contar de aquella época, de lo que esa niña llegó a vivir y a sentir?

Seguramente. Esta novela se centra apenas entre diciembre del 75 y junio del 76. Pero creo que es una muestra suficiente de que he llegado a contar lo que realmente quería contar: esa relación cómplice y amorosa entre este padre y esta hija en circunstancias políticas adversas.

 

P.- Tras la muerte de Videla, ¿qué marcas quedan en la actual sociedad argentina? ¿Todo se supera con el tiempo?

Hay marcas que quedan y es bueno que así suceda porque eso nos protege de que se repitan dictaduras como estas. La memoria colectiva es un gran mecanismo de prevención de errores y horrores que ya vivimos. En lo concreto, como te dije antes, queda pendiente, cuanto menos, la aparición de hijos de desaparecidos apropiados ilegalmente. Esa es una lucha que han llevado con gran altura y dignidad las Abuelas de Plaza de Mayo.

 

comunistaP.- ¿El escritor sigue siendo el intelectual coherente con su época y con lo que escribe? ¿O eso también es algo que hoy día ya no existe, que ya se ha superado?

Algunos si y otros no. Yo creo que el escritor es un ser político y que en lo que escribe eso esta presente. Pero eso no quiere decir que tenga que haber bajada de línea, ni pontificaciones acerca de cómo pensar, cómo vivir, cómo actuar, ese asunto de la moraleja que se usaba siglos atrás. Los recursos del escritor hoy deben ser otros, su posición política se muestra en el punto de vista que elige, en la historia que quiere contar, y sobre todos, en las palabras que escoge para contarla.

 

P.- ¿Qué lazos unen a Claudia Piñeiro y al comunista en calzoncillos con España?

Todos, mi padre era español, y mis cuatro abuelos lo eran. Mi origen está en España, y en mi familia eso siempre estuvo muy presente.

 

P.- ¿Nuevos proyectos?

Apenas una semilla, una imagen que esperó que germine pronto.

 

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