“Origen” de Lorena García Mateu
Por Barbara Bacconi.
Espai d’Art de Torrent, Valencia,
Hasta el 5 de julio.
El Espai d’Art de Torrent es un espacio dedicado casi exclusivamente a la difusión y promoción del arte contemporáneo, con la mirada dirigida especialmente hacia los jóvenes.
Torrent es una ciudad de unos 66.000 habitantes muy cerca de Valencia y cuenta con un impresionante edificio, inmediatamente visible y fácilmente localizable, construido alrededor de la estación de metro que, de hecho, se llama el Edificio Metro, donde, en la segunda planta están ubicados Radio Torrent, el mencionado Espai D’art y el Centro de Información Juvenil, el que coordina, gracias al apoyo de Irineo Sanz, las actividades culturales y realiza una media de 9-10 exposiciones cada año.
El Espai d’Art, que se inauguró en el año 2011, acoge, hasta el 5 de julio, la exposición de la joven artista Lorena García Mateu, titulada “Origen”. Nos adentramos en la sala diáfana e inmediatamente quedamos atrapados por el religioso silencio que reina en este lugar, no obstante el Espai, con sus grandes ventas, mira hacia Avingud al Volvat, la calle principal de la ciudad, vaivén de un flujo constante de personas y vehículos.
Indudablemente el titulo, “Origen”, que es una serie de obras pintadas entre el 2012 y 2013, facilita la reflexión sobre el origen de “algo”, el nacimiento de “alguien”, un íncipit cósmico. Examinamos, por ejemplo, con nuestra innata curiosidad, una gran pintura que encontramos a lo largo del perímetro expositivo. No tiene nombre, como el resto de las obras, pero contiene, tal vez, la suma, el corazón que está a la base de la muestra: un enorme rostro nos llama la atención y quedamos hipnotizados por una densa red de micro puntos de plata que, en conjunto, nos recuerdan de ese universo desde que venimos, aquel mundo delicado y particular que es la fuente de la vida y de la energía.
“Origen”, entonces, como punto de partida y también como una reflexión sobre la naturaleza como el comienzo de la vida o “origen” entendido como una vuelta hacia “algo”. “Es un punto de partida, unas raíces que no hay que abandonar. La pregunta del quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos es una constante en lo que pinto.”, comenta Lonera.
Este universo primordial entonces, representado con minuciosa habilidad del artista, que utiliza casi exclusivamente el color a óleo, es el hilo conductor en los 12 cuadros que se presentan y siempre ocupa un espacio físico que despierta la curiosidad. Sólo en un cuadro hay pintada una pareja, acción esa que representa, ahora, aquel cambio por parte del autor, en el resto de las obras predomina exclusivamente la figura femenina a la que la Mateu lleva trabajando desde años y escogida para hablar de sus similitudes con la naturaleza y porque le resultaba a nivel plástico interesante.
Es la mujer del origen, del nacimiento, del crecimiento y la madurez; es la mujer que vive por el mundo y conoces sus secretos; es la mujer que sueña y que prevé. Es la mujer sola pero muy cerca a sí misma porque está constantemente buscando aquel contacto íntimo y precioso con la naturaleza, la tierra, el agua y la luz. Es la mujer que adorna su cabeza con flores, bufanda y brillantes porque así es su intelecto, siempre vivo y que se expande. Es la mujer que se alimenta de los colores del amor como el rosa y el azul.
La figura de la mujer, que aparentemente parece repetirse igual en cada trabajo, se enriquece cada vez de un distinto particular: en dos cuadros el fondo se descompone en diferente planos geométricos en el que destacan siempre los colores pasteles que aseguran seguridad y alegría; en otros cuadros un delicado pero muy evidente perfil marca la silueta del cuerpo destacando las formas sensuales; en otro se impone en el centro del espacio como si quisiera salir del plano bidimensional.
Terminamos nuestra agradable visita al Espai d’Art del que nos quedará, seguramente, el recuerdo de una exposición muy bien “hecha” y en la que han disfrutado los cinco sentidos; recordaremos el ambiente en el que reinaba un armónico orden y, sobre todo, recordaremos aquellos hermosos rostros en donde que se abríeron, como una cortina de teatro, fragmentos de un universo que son el origen del mundo.