DE MARICONES Y TRAVESTIS ( Y OTRAS CUESTIONES GENERALES)
Por ALFONSO VILA. Las noticias sobre represiones a maricones y derivados (¿o debería decir: gays y lesbianas? ¿homosexuales? ¿Personas que practican relaciones sexuales no tradicionales? ¿Invertidos?…) que últimamente he oído en las noticias y que fueron ayer muy bien resumidas en El Intermedio me han hecho recordar un artículo que escribí para la revista Jot Down hace ya algunos meses. Me permito reproducir el inicio:
«COMO COLGARON A MARGARITA, QUE ERA HOMBRE
En el año 1460, lunes, a 28 de julio, en el mercado de Valencia, colgaron a Margarita, la cual era hombre, y se llamaba Miquel Borras, el cual era hijo de un notario de Mallorca e iba vestido como mujer, y estuvo en muchas casas de Valencia vestido de mujer, la cual cosa fue conocida, y fue presa y torturada. Y por causa de la dicha Margarita o Miquel, fueron presos algunos y torturados. No obstante, la dicha Margarita fue ahorcada, y la vistieron con camisa de hombre, y bien corta y sin calzones, de manera que mostraba bien todas sus vergüenzas
Dietario del Capellán de Alfonso El Magnánimo.
Este texto que acaban de leer no es una novela, es parte de un documento histórico. El conocido como “Dietario del Capellán de Alfonso El Magnánimo” es un manuscrito del que se conservan varias copias en diversos archivos históricos, atribuido por los estudiosos al clérigo Melchor Miralles y que se imprimió por primera vez en 1742 bajo el título: “Dietari de varies coses en el Regne de Valencia y en altres parts, escrites per un capellà del Rey Don Alfonso el V de Aragó, fins al any 1478. Añadides altres memories diaries desde 1516 hasta 1588”. En el se relata el primer ahorcamiento de un travesti del que tengo noticia. Y es curioso, en este caso, el habitualmente parco en comentarios autor del manuscrito, se detiene en una serie de detalles, cosa que nos hace pensar que el caso debió llamarle expresamente la atención. Algo que no parece ocurrir con las condenas a muerte a los sodomitas, a los que se les reserva el castigo de ser quemados vivos. Entre los años 1436 y 1478 tenemos un total de once sodomitas quemados en la hoguera, nueve en la ciudad de Valencia y dos en Gandía. El autor, en estos casos, se limita a escribir: “ Lunes, a 15 de septiembre del año 66, quemaron a don Bernat del Bosch, caballero de Santiago, y a dos italianos, por sodomitas”. Y así con el resto de los casos. Si se comparan estas cortas anotaciones con otras referidas a tormentas, riadas, incendios, bodas reales, ataques de piratas, hechos políticos, actos religiosos, o incluso crímenes comunes, llegamos a la conclusión de que la quema de sodomitas no debía ser algo excepcional. (…)»
¿Por qué creo que debo recordar esto?. Por varios motivos.
-Punto 1: Esto es sólo para Valencia y en un periodo de tiempo muy concreto. ¿Cuántos casos así habría en toda Europa durante la Edad Media y Moderna?
-Punto 2: Podemos pensar que lo que se relata en este documento es ciencia ficción, algo del pasado remoto, algo que no volverá a repetirse nunca. Y no. Ni es un pasado tan lejano ni nada impide que vuelva a repetirse. De hecho es presente en algunos países del mundo, donde legalmente la homosexualidad está perseguida y con penas muy duras, incluso la muerte. Y además de esto en otros muchos países se fomenta desde diversas esferas del poder el linchamiento más o menos espontáneo y siempre impune de homosexuales. Eso pasa hoy en día, más cerca de nosotros de lo que pensamos. Y sí. Son otros países (generalmente poco democráticos, por cierto, y no es ninguna casualidad: sin tolerancia no puede haber democracia), pero nada impide que pueda volver a pasar en el nuestro. Y eso me lleva al punto tres:
-Punto 3: Como ya dijo Burke allá por 1790 lo único que necesita realmente el mal para extenderse es que los hombres de bien no hagan nada por evitarlo. Podemos pensar que leyes como la reciente ley rusa contra los maricones y derivados (cuyo nombre se prohíbe decir por cierto, y también se prohíbe hablar de ello, entre otras grandes ideas) es una ley estúpida e inútil. Y sí, tal vez sea una ley estúpida (es como si para acabar con la prostitución prohibiéramos, entre otras cosas, hablar de la prostitución) y tal vez sea bastante inútil, porque evidentemente no va a acabar con “el problema”. Personas que practiquen “relaciones sexuales no tradicionales” las ha habido siempre y las seguirá habiendo, se pongan como se pongan, otra cosa será si lo hacen en público o en privado, y cuanto más en privado lo tengan que hacer, peor será para la sociedad, pues –como decía antes– tolerancia y democracia siempre van unidas. Pero no nos engañemos, se empieza por hablar mal de los judíos, se sigue prohibiéndoles tener mascota (una ley aparentemente estúpida e inútil) y se les termina por llevar a la cámara de gas. Y sí, esto aún está lejos, y tal vez no esté en la mente de los impulsores de esta ola represiva llegar tan lejos, pero eso no quiere decir que no pueda llegar a pasar algún día (a volver a pasar, de hecho, recordemos, sin ir más lejos, que en este país la homosexualidad era delito hasta hace relativamente muy poco tiempo). Tendemos a creer que la Historia es un vehículo que se mueve según las leyes de la física, con un movimiento constante y siempre hacia delante, y no, la Historia se para y se da la vuelta y se pone a andar hacia atrás y esto ocurre de un momento para otro, antes de que nos demos cuenta. A la Historia la gusta plegarse sobre sí misma o tal vez es que los hombres somos muy poco originales, y sobretodo, tememos muy poca memoria. Estamos tan acostumbrados a ver noticias semejantes en los telediarios, cosas que nos pillan lejos, que no nos afectan directamente, que no nos preocupan lo más mínimo y que no nos tomamos en serio, que nos olvidamos que son señales de alarma, señales que no sabemos interpretar porque ya nos hemos olvidado para qué están o qué peligro señalan. Sería muy triste que tuviéramos que recuperar la memoria cuando ya no hay remedio.
Soy amariconado