Tres horas en la Escalera
Por Barbara Bacconi.
El pasado 29 de mayo, participamos, al menos aquellos que acudieron, a la presentación del primer evento organizado por Cazadoras Asociados, un nuevo grupo «futurista» – que con el famoso movimiento de vanguardia italiano no tiene nada que ver-, excepto por el hecho de fundar su espíritu sobre algunos puntos claros y determinados: realizar eventos exprés, que nacieran y fenecieran rápidamente (un día, unas horas); no tener un lugar común ni una sola sede donde ubicar los eventos y las actividades; y desarrollarse al margen de cualquier canal normativo existente.
Hundámonos en el especifico empezando por el título “Tres horas en la Escalera”, que nació cuando, una conocida del grupo atraída por el proyecto, se le ofreció el patio y parte de la escalera del edificio donde ella vive para que los autores realizaran el evento exprés, en Valencia. Los trabajos presentados han sido modelados al particular espacio y ubicados, con cuidado y precisión, a lo largo de las paredes de la estrecha escalera donde fui testigo de una vívida rotación de gente la cual quería ser inmortalizada en este evento: en definitiva teníamos solo tres horas, ¡debíamos aprovecharlas!
Más allá de los trabajos expuestos, que van de la pintura hasta la escultura, llama la atención la fugacidad de la exposición, elemento que, probablemente, forma parte de una muy buena estrategia de marketing y que también, como me gusta pensarlo más, está muy relacionado con el concepto del “aquí y ahora”, de “aquello” que se puede agarrar y disfrutar sólo ahora porque, de hecho, no estará nunca más. Mejor dicho, habrá otros trabajos en diferentes lugares. Un evento que se ha convertido, y siempre se convertirá, en un carpe diem, para decirlo a la manera de Horacio, en donde que lo importante es capturar ese instante.
La fugacidad se convierte, por tanto, en aquel elemento más interesante e innovador del proyecto y justifica el querer buscar siempre nuevos espacios, confiriendo al grupo un carácter nómada. “La desubicación es la pérdida del lugar: cuando los horizontes se han perdido, y la mirada vaga por el mundo sin encontrar referencias…”, comenta Julio Bosque uno de los autores.
Por consiguiente, una debida y breve reflexión tiene que ser hecha también sobre el peculiar espacio conseguido que, al menos para esta ocasión, se ha adaptado a las expectativas de los más curiosos. Es decir, un espacio con un desarrollo hacia arriba y en el que nos hemos visto obligados a movernos de manera diferente respecto a cuando estamos en una galería, o museo: aquí nos hemos desplazado de bajo para arriba para luego comenzar de nuevo el tour.
¡Y quién sabe la próxima vez dónde nos encontraremos!
La fugacidad y el ambiente, que siempre cambiará, son entonces los dos ejes perseguidos por el grupo y que indudablemente están enmarcados en aquellas nuevas dinámicas de investigación y realización de un proyecto de arte en el que, en esta particular experiencia artística, deliberadamente, no caben galeristas, críticos, comisarios, etc, pero donde todo pasa por la sola organización entre los catorce miembros de Cazadoras Asociados, nombre que surgió por el hecho de que se reunieron en los bajos de una antigua sede social de cazadores. De ahí cogieron el femenino que era más rompedor y ambiguo (también es una prenda de ropa) y se le añadieron el Asociados en masculino para ya dar más ambigüedad.
Los integrantes son: Antonio Girbès, José Morea, Pepe Romero, Ximo Amigó, JARR, Toni Domenech, Julio Bosque, Guillermo Peyró, Manolo Rey, Evarist Navarro, Joan Verdú, Calo Carratalá Rubén Tortosa, Marcelo Fuentes. También forman parte del grupo Manolo Saéz y Paco Sebastián que no pudieron participar en esta primera versión.