Autorretratos de Violeta Bubelyte
Por Mario S. Arsenal.
Autorretratos, de Violeta Bubelyte
5 junio – 15 septiembre 2013
Calle San Mateo, 13, Madrid
Dentro del marco de Photo España 2013 se han venido presentando las distintas muestras que componen esta edición de la cita fotográfica más renombrado de este país. Valoraciones aparte, las propuestas suelen estar diversificadas y muestran, a su vez, distintas miradas desde las que abordar un mismo problema. Llamémoslo problema, leit motiv, temática, idea o paradigma, este certamen internacional siempre acoge obras interesantes de artistas más interesantes si cabe.
Este año el elenco de profesionales de este sector a la alza es cuantioso: más de trescientos artistas distribuidos en unas setenta y cinco exposiciones por toda la capital. Lo que convierte a Madrid en epicentro de la fotografía durante más tiempo de lo habitual, cosa de agradecer si tenemos en cuenta el resto de ferias y citas artísticas. Fernando Brito en el Círculo de Bellas Artes, Mark Shaw en la Fundación Loewe, un brutal Emmet Gowin en la Fundación Mapfre, el a menudo inquietante Darren Almond en la Sala Alcalá 31, Rafael Doctor en la Lázaro Galdiano, y un largo etcétera al que se añaden dos interesantes secciones, Festival Off y OpenPHoto, que canalizan la obra de otros tantos fotógrafos y en las que poder contemplar quizás la parte, a nuestro juicio, más interesante, más emergente y más fresca de Photo España.
En este caso, tuvimos el privilegio de estar presente en el Museo del Romanticismo con motivo de la inauguración de “Autorretratos”, serie firmada por la lituana Violeta Bubelyte, y en la que se ponen de manifiesto muchas cosas. Una: la fascinación que nace por y desde el cuerpo humano es infinita. Dos: Violeta Bubelyte sigue siendo un únicum de la fotografía lituana. Sus autorretratos, recordemos que fue la primera mujer lituana en desnudarse completamente frente a una cámara allá por 1980, destilan melancolía e introspección. Su obra no indaga ni reflexiona sobre la emancipación de la mujer ni su sexualidad, sino que huye de frivolidades para adentrarse en otras cuestiones. Aunque en todos los catálogos aparece la descripción de un cuerpo asexuado, ni mucho menos me lo parece, al menos en sus últimas obras, en las que aparece posando cual Venus de bulto redondo, sensual y poderosamente femenina. Pero, dejando a un lado cuestiones de estilo o percepción, lo que está claro es que el Museo del Romanticismo le ha dedicado una de las muestras más sobresalientes. Y desconozco si es el lugar que encierra el museo para las exposiciones temporales –encantador, íntimo, recogido– o si es la obra misma de esta artista la que atrapa y empuja inexorablemente a su contemplación.
Comisariada por Gintaras Cesonis y llevada a cabo gracias a la labor conjunta entre el museo, la Embajada de Lituania y la Asociación de Fotógrafos Lituanos, esta exposición forma parte de un recorrido evidentemente más amplio, y sin embargo es una de las más especiales por lo que ya se ha dicho: el lugar. Una serie tan pudorosa desde el punto de vista estético no podría haberse exhibido mejor en otra sala de exposiciones. El desnudo, los desnudos, son imágenes casi sagradas, de reflexión interior, de misterio del cuerpo…, hablan de descubrimientos de la personalidad, no tanto de la sexualidad, de la a veces bella soledad de los hombres, del enigma de la existencia misma cuando nos colocamos delante de un espejo. El espejo es la cámara, que nos refleja a todos y propaga esa dulce o amarga imagen al resto de contempladores, que, en realidad, se han convertido –esta vez sin saberlo– en el retratado. O como por ejemplo en esos dobles o triples retratos en los que, nunca iguales, nunca idénticos, se contrapone la figura de la artista con su reflejo dentro del reflejo. Se llama poesía. Pero también nos habla de una preocupación de búsqueda, del que se mira en su propio interior y a veces, sólo a veces, encuentra algo, pero otras no halla nada.
Todo esto y más es Violeta Bubelyte en el Museo del Romanticismo. No deberían faltar a esta cita con ustedes mismos.
Puedes seguir al autor en twitter: @Mario_Colleoni