Como una luz en la noche oscura. Claves del pensamiento político de Emma Goldman

 Por Layla Martínez. 

Retrato realizado en Nueva York en 1908

Mientras esperan a que llegue la orden de extradición del Estado de Nueva York, los dos policías que acaban de detener a Emma Goldman en Filadelfia preparan todo lo necesario para hacer la ficha policial. El fotógrafo ha acudido solo unos minutos después de que le llamen, pero la detenida se niega a colocarse junto a la cinta métrica dibujada en la pared. Después de varios minutos de forcejeos, los policías le sujetan la cabeza y la obligan a posar frente al objetivo. Pero aun así ella no dejará de resistirse. La fotografía de la ficha policial de Emma Goldman mostrará a la detenida con la nuca y la barbilla sujetas por cuatro manos de hombre y los ojos cerrados, en un gesto de rabia o de resistencia o de ambas cosas. Tras su extradición a Nueva York, será juzgada y condenada a un año de cárcel, que cumplirá íntegramente en la penitenciaria de Blackwell. Se la acusa de promover la sedición en un discurso pronunciado en Union Square, donde, ante un auditorio repleto, había terminado su intervención gritando: “si os niegan el trabajo, pedid pan. Si también os lo niegan, tomadlo; es vuestro derecho.”(1)

La violencia como herramienta

Sin embargo, la acusación de sedición era solo una excusa. La verdadera razón de la detención de Goldman era muy distinta. Hacía solo unos meses, su compañero Alexander Berkman había sido condenado a veintiún años de prisión por la comisión de un atentado. Aunque la bala nunca llegó a impactar contra Henry Clay Frick, responsable directo de la muerte de diez huelguistas en las puertas de la acería de la que era gerente, Berkman fue condenado a más de dos décadas de prisión en una de las peores penitenciarias del Estado. La Policía no encontró pruebas de la implicación de su compañera en el atentado, pero solo unos meses más tarde era encarcelada por el delito de sedición. Goldman había defendido públicamente la acción de Berkman, y el Gobierno no podía consentir que las ideas anarquistas comenzasen a verse como una estrategia legítima.

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Alexander Berkman, 1892

No obstante, el paso por la cárcel no cambiará la forma de pensar de Goldman. Durante toda su vida, Emma mantendrá una actitud favorable a la comisión de atentados y actos de violencia política, aunque con muchas matizaciones. Para ella, la violencia siempre será un recurso indeseable, una herramienta peligrosa que debe usarse solo en el momento preciso y sin que ello implique una renuncia de los principios éticos. Los errores o las víctimas colaterales no eran admisibles, porque la violencia debía ser entendida como una estrategia de autodefensa frente a la explotación capitalista, y no como un medio para extender el terror. Para Goldman era ingenuo pensar que es posible derribar el poder sin ejercer violencia, porque los que lo ostentan no van a cederlo sin resistencia. El poder debía ser arrebatado, y eso implicaba el uso de la violencia. Sin embargo, ese uso debía ser medido y controlado, ya que la violencia tenía una lógica propia que la convertía en una herramienta peligrosa. Si no se manejaba con cuidado, dejaba de ser un medio para convertirse en un fin.

Esta forma de entender la violencia le acarreará muchas críticas dentro del propio movimiento anarquista. De un lado, los que creían en una especie de mística de la violencia que sostenía que los actos violentos eran capaces de producir la revolución por sí mismos –entre los que se encontraba el propio Berkman- le reprocharán su excesiva cautela. Del otro, los que creían que el único resultado de la violencia era el aumento de la represión contra el movimiento anarquista la acusarán de defender públicamente a quienes cometían ese tipo de actos. Pero Goldman siempre será coherente con sus propias ideas, a pesar de los altos costes personales que tuvo que pagar por ello. Y para ella los actos de violencia podían estar equivocados, pero el que los provocaba era el que mantenía la situación de explotación y no el que apretaba el gatillo.

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Leon Czolgosz en la cárcel, 1901

Un hecho que ilustra muy bien no solo el compromiso de Goldman con sus propios ideales, sino también su concepción de la violencia política, es la campaña de defensa pública de Leon Czolgosz, un joven anarquista que el seis de septiembre de 1901 asesinaba al entonces Presidente de Estados Unidos, William MacKinley. El atentado desencadenó una represión brutal contra el movimiento anarquista, que abandonó a Czolgosz a su suerte, culpándolo de la persecución a la que estaban siendo sometidos. Goldman, en cambio, iniciará una campaña de defensa pública del joven militante que provocará el rechazo tanto de la mayor parte del anarquismo norteamericano como de la prensa, que dedicaba decenas de páginas cada día a desmenuzar los detalles más escabrosos del suceso. Para  Emma, el atentado era equivocado, pero comprensible si se tenía en cuenta la opresión extrema a que era sometida la clase proletaria, que el hambriento y enfermo Czolgosz ejemplificaba a la perfección. La violencia de los dominantes engendraba la de los dominados: “Comparada con la violencia al por mayor del capitalismo y el Gobierno, los actos políticos de violencia son como una gota en el océano”, dirá en su folleto The psychology of political violence (2). El desgaste personal que le acarreará la campaña la llevará a alejarse durante dos años de la militancia política, desilusionada con las actitudes de sus compañeros. No solo no se había conseguido evitar la pena de muerte, sino que además había fracasado en el intento de explicar las motivaciones que estaban detrás del atentado. Czolgosz sería ejecutado en la silla eléctrica tras un juicio en el que compareció con evidentes signos de tortura y sin abogado defensor.

Amor y sexualidad

Revista Mother Earth

Otro de los aspectos clave del pensamiento y la militancia política de Emma Goldman es el relacionado con el amor, la pareja y la sexualidad. Durante toda su vida será una firme defensora del amor libre, que entonces se entendía como un rechazo a que las relaciones de pareja fuesen fiscalizadas por el Estado o la Iglesia a través de la institución del matrimonio. Las parejas debían poder establecerse y romperse sin el control de ninguna autoridad, solo en base a los deseos de sus miembros. El matrimonio no era más que una institución de dominación y opresión, especialmente para la mujer: “El matrimonio, por de pronto, es un arreglo económico, un pacto de seguridad que difiere del seguro de vida de las compañías de seguros por ser más esclavizador, más tiránico. […] Si, de cualquier modo, el premio de la mujer es el marido, ella lo paga con su nombre, con sus íntimos sentimientos, con su dignidad, su vida entera hasta la muerte de una de las partes. Así, a ella, el matrimonio la condena a una vida de dependencia, al parasitismo, a una completa inutilidad tanto individual como social”. (3)

Como parte de esa militancia por el amor libre, Goldman será también una firme defensora de las tesis neomalthusianas, que establecían la necesidad de separar el sexo de la procreación. Hasta su expulsión de Estados Unidos en 1920, Emma dedicará muchos esfuerzos a dar a conocer diferentes métodos anticonceptivos y a extender la idea de la maternidad consciente, tanto a través de su trabajo de enfermera como mediante charlas, folletos y publicaciones. De ellas, la más importante será Mother Earth, que la propia Goldman dirigirá hasta que fue clausurada y que estaba fuertemente influida por las ideas de Ferrer Guardia. Cuando este sea fusilado en 1909, Mother Earth decidirá traducir y editar como homenaje “La escuela moderna”, el libro más famoso del pensador catalán.

Autonomía y libertad

El fuerte rechazo de Goldman a la institución del matrimonio tiene su origen en lo que constituye el eje central de todo su pensamiento: un profundo respeto a la libertad y la autonomía del individuo, que debía ser sujeto de su propia vida, y no objeto. Esto implicaba que tuviesen la capacidad de tomar sus propias decisiones, sin que estas estuviesen mediadas por la explotación y el control de la clase dominante. En este sentido, la libertad y la autonomía individual tenían también un sentido social, ya que para Goldman eran imposibles en una sociedad de clases. Mientras existiese la explotación de unas clases sobre otras, la libertad no podía darse, ya que los sujetos que tienen que vender su fuerza de trabajo en el mercado carecen de la capacidad de decidir sobre las condiciones en que lo hacen, así como de gestionar el trabajo mismo. Hasta que no haya igualdad, la libertad no es posible.

Emma Goldman en el entierro de Kropotkin en Moscú, 1921

La incansable lucha de Emma Goldman por la difusión de las ideas anarquistas encontrará un punto de tensión tras su deportación a la Unión Soviética, donde permanecerá dos años. Goldman había sido muy cautelosa con las informaciones que llegaban a Estados Unidos sobre la represión ejercida por el gobierno soviético contra el movimiento anarquista ruso, pero su propia experiencia cambiará su posicionamiento. Goldman verá cómo el Estado soviético masacra sin ningún tipo de vacilación la insurrección de Kronstadt, que, bajo el lema “Todo el poder a los soviets y no a los partidos”, se oponía al control de las asambleas populares por parte del Partido Comunista. La respuesta de Trotsky, máximo mando del Ejército Rojo, fue clara: “Os abatiré como a faisanes”(4), y Emma no lo olvidará. Cuando escriba su autobiografía varios años después, la frase de Trotsky seguirá obsesionándola. Pero la masacre de Kronstadt no será la única que vea Goldman antes de abandonar el país. El Ejército Rojo tampoco vacilará en apastar la insurrección liderada por Néstor Makhno, que se había levantado en Ucrania contra el férreo control que los comunistas ejercían sobre los soviets. Formado fundamentalmente por jornaleros y militantes anarquistas y usando tácticas de guerrilla, el ejército liderado por Makhno sostuvo la lucha durante algún tiempo, pero finalmente fue derrotado.

 Revolución y guerra

Emma Goldman hablando en un mitin de CNT-FAI en Barcelona, 18 de octubre de 1936

La amarga experiencia en la URSS marcará el posicionamiento de Goldman cuando estalle la Guerra Civil española, criticando la colaboración y la injerencia comunista. Aunque cuando comienza el conflicto Emma tiene ya sesenta y siete años, tendrá una importante implicación en él desde su inicio, fundamentalmente a través de la recaudación de fondos y la difusión en la prensa internacional de lo que estaba sucediendo en España. Hasta su muerte por un derrame cerebral poco después, en 1940, Goldman tendrá un importante vínculo no solo político, sino también emocional con los revolucionarios españoles, cuyo levantamiento la había sacado de una profunda depresión causada por el suicidio de Alexander Berkman. Arruinada y sola, Goldman no dejará nunca de luchar por los revolucionarios españoles, incluso cuando la guerra ya estaba perdida. En una carta del dos de junio de 1937, dirá a su amigo Albert De Jong: “No puedo expresarte lo que la revolución española significa para mí. Se produjo en el momento más triste de mi vida, cuando la muerte de mi viejo compañero Sasha. Vivir no me parecía posible. El llamamiento de los compañeros españoles fue para mí como una luz en la noche oscura”. (5)

 

 Bibliografía y notas

No existe mucha obra bibliográfica en castellano sobre Emma Goldman, aunque en los últimos años se han publicado algunas obras claves para entender su pensamiento y su militancia política. Probablemente la más destacable de todas ellas sea “Emma Goldman. Anarquista de ambos mundos”, de José Peirats (La Linterna Sorda, 2011), una completa biografía que se centra sobre todo es los aspectos políticos de su vida, más que en los personales. Las fuente principal que utilizó el autor fue la propia correspondencia de Emma Goldman, recopilando centenares de cartas enviadas y recibidas por ella. Otra obra interesante es “Fraternalmente, Emma” (La Felguera, 2009), que recoge la correspondencia mantenida ente Emma Goldman y Antonio Vidal, un militante de la FAI. Los ensayos y panfletos escritos por la propia Emma pueden consultarse a través de internet, aunque la mayoría de ellos están en inglés. 

(1) Peirats, J. Emma Goldman. Anarquista de ambos mundos. p 68. La Linterna Sorda, Madrid, 2011

(2) Goldman, E. The psychology of political violence, p.2 edición digital

(3) Goldman, E. Marriage and love, p. 8. edición digital. 

(4) Peirats, J. op. cit. p. 159

(5) Peirat, J. op.cit. p. 278

2 thoughts on “Como una luz en la noche oscura. Claves del pensamiento político de Emma Goldman

  • el 11 junio, 2013 a las 1:25 pm
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    Me gustó el articulo. Queria añadir que de Emma goldman tambien se ha publicado en castellano
    -su autobiografia:
    «viviendo mi vida» 2 volumenes. Fundacion Anselmo Lorenzo, 1996
    – varias recopilaciones de articulos:
    «la palabra como arma» Ed. la maletesta 2009
    «Dos años en rusia» Ed. Olañeta, 1976
    – y el estudio
    «VISIÓN EN LLAMAS : EMMA GOLDMAN Y LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA»
    de DAVID PORTER, ed. VIEJO TOPO 2012

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