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MÁTAME SUAVE CON VERSOS. JUAN JOSÉ TÉLLEZ O EL ARTE DE AMAR LA VIDA.

Por CARMEN MORENO. Grandes éxitos este es el título del poemario que sacó Ediciones En Huida del escritor gaditano Juan José Téllez.

No podía tener un nombre más acorde con el autor que es un melómano empedernido. De hecho, la poesía de Juan José Téllez tiene dos características que la hacen única:

1.- el manejo del ritmo, la capacidad sonora, la música que transforma las palabras en esquirlas que se enganchan al oído

2.- la capacidad de compromiso con el ser humano.

En la poesía de Téllez, el hombre/la mujer no son mera presencia sino que se transforman en agentes únicos de la vida, irrepetibles, inimitables. Es porque la vida es una y está para ser bebida, no leída, no cantada:

… Aquí

no vale escribir, gritar, sacar la voz

de hombre honesto y decir andan mal

las cosas, ciudadanos, ustedes,

los intelectuales, saben de esto poco:

leen libros, asisten a conferencias,

se les escapa un versito, qué hermoso

y qué tierno, camarada (nosotros

no tenemos tiempo para repasar El Aleph

de Borges; no lo hemos leído).

juanjosetellez_250x310 Estos Grandes Éxitos son un recorrido por la obra del gaditano y, por tanto, nos enseña al primer Téllez, aquel joven que creía que el mundo podía cambiarse, que la acción estaba por encima de la oración, aunque esta siempre fuera la primera piedra para construir algo grande.

El compromiso que siempre ha demostrado Juan José Téllez no ha mudado su océano porque él tiene carácter Atlántico, es, por tanto, un verso fuerte, una sacudida a la soledad que nos creemos, pero, también, una melancolía, una corriente del Estrecho, una música para la tristeza y, por qué no, para el recuerdo:

Trae a veces el levante, del mar, la música,

ese pecio dorado del recuerdo que encalla

en días violentos sobre el alfeizar verde

donde el viajero contempla la ciudad enemiga,

sus árboles trémulos o el velador vacío.»

Y es que el mar siempre es una referencia de vida: futuro e historia. Y África, su gran amante, su gran dolor, su sueño… Si por algo la poesía de Téllez es imprescindible es por el grito, ese que da en nombre de otros, los que no tienen voz, los que se ahogan tocando la arena de nuestras playas, luchando por mantenerse ahí, en lontananza.

África avanza en su gesto felino

hacia continentes atribulados

que le retiran su corazón cómplice

y ponen la otra mejilla.

Pero si algo es la poesía de Juan José Téllez como ya hemos dicho es MÚSICA. Oí decir a este poeta, hace muchos años, en una lectura en Cádiz: «Probablemtne soy poeta porque no he sido músico». Lo que creo que olvida, es que él es la esencia de lo musical. No sólo hay muchos poemas de Téllez versionados por músicos, sino que no hay ni un sólo libro que olvide la banda sonora de sus días. A través de su poesía podemos hacer un mapa acústico, una historia de la música con nombres propios, con discos, canciones… Desde Camarón a Rolling Stones, pasando por los Beattles o Ruibal. O aquella canción de Charles Aznavour…

Si yo tuviera un piano te daría la niebla,

un ramo de misterio, un incendio en los ojos

o un río de jazmines en volandas

llevaría tu boca el beso de un bolero.

 

Si yo fuese una enorme estación de trenes

te vería venir bajo las vidrieras del vestíbulo

como un expreso que lloviera bienvenidas,

baúles de abrazos, locomotoras salvajes.

 

Si yo supiera escribir en todos los idiomas

leería los mapas que llevan tu nombre

y cantaría desnudo en el salón de tu vida.

Si yo tuviera un piano te daría la niebla.

Quédense con lo que dice Galeano en las palabras previas de este magnífico recopilatorio de los grandes éxitos de Juan José Téllez: «No se cobra pasaje. El poeta nos ofrece este viaje, que recorre su cuerpo entero y atraviesa los años y los olivares, por el puro placer de darse: Por si acaso dios oyese lo que digo…«

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