El gran, gran, gran dinosaurio
El gran, gran, gran dinosaurio, de Richard Byrne. Colección MIAU, Ediciones Jaguar, 2013.
Por Gema Nieto.
Al pequeño dinosaurio Finlay, mientras cuenta tranquilamente sus gominolas para hacer el reparto entre su amigo y él, intenta intimidarle un malhumorado dinosaurio mucho más grande y feroz, pero Finlay no se acobarda. A cada demostración de fuerza bruta de su acosador, el pequeño dinosaurio responde simplemente que su amigo le supera en tamaño y habilidad, y que le comerá sin inmutarse en cuanto él se lo pida. ¿Será cierto que Finlay tiene de verdad un enorme amigo dispuesto a ayudarle o será solo producto de su imaginación, como cree el antipático dinosaurio que pretende quedarse con todas sus gominolas?
Richard Byrne es el responsable tanto de los enormes dibujos como de los serpenteantes diálogos de esta divertida historia de expresivos personajes, en la que todos al final, por su locuacidad, fanfarronería o ingenio, nos acaban resultando simpáticos.
Si a los niños ya les gustan los dinosaurios de por sí, seguro que disfrutan leyendo, comentando o admirando las ilustraciones de este libro de grandes proporciones y empatizan con el carisma de Finlay y sus amigos mientras extraen de su encuentro más de una valiosa lección: no solo la importancia de compartir y de ser generosos, sino también la obligación de no conseguir los deseos haciendo uso de malas formas y la resistencia, a través del valor, a la presión de la injusticia y la amenaza, frente a las cuales, si nuestros propósitos son nobles, siempre contaremos con la ayuda de un gran, gran, gran aliado que nos demuestre el valor de la amistad y el compañerismo.