CANAL NOSTALGIA: 'Los intocables'
Por JON C. ALONSO
Seguimos apostados en un tiempo silente, lleno de ilusiones opacas. El jolgorio colectivo no estaba por la labor. La vieja España estaba dirigida por unos polis muy malos, cuyo jefe, todavía era mucho peor que el Capone de Los intocables. La primera joya televisiva que adquirió tintes de adicción en EE.UU. y consiguió que la pequeña pantalla fuera un lugar, donde transitaban viejas glorias con debutantes, los cuales, en muy poco tiempo encontraron el estrellato en la colina de las vanidades. El Noir fuente de inspiración y creatividad en la historia del cine se mudó a la TV. Las memorias del auténtico Elliot Ness fueron adaptadas por el guionista Oscar Farley. La serie narraba la lucha sin cuartel de este jefe de policía y su brigada especial contra el crimen organizado, durante los años de la ley seca en el Chicago de los alocados años 20. Una batalla, casi cuerpo a cuerpo entre el bien y el mal. Padres, madres, tíos-as, abuelos-as seguían las pesquisas del nuevo héroe del televisión, interpretado por Robert Stack. Semana tras semana, la expectación crecía ante nuevos elementos y tramas de los malvados mafiosos. El azote de Ness era una realidad.
Aquel ficticio Elliot Ness interpretado por Robert Stack era el dueño de la carcasa catódica, a la captura de hampones y demás lumpen. La serie tuvo bastante controversia al principio por su recreación de la comunidad italo-americana, hablando un inglés con marcado acento y siendo tratados de mafiosos y delincuentes enfrentados al colectivo de origen irlandés y anglosajón de la policía. El estreno de su primer episodio, casi una película en toda regla fue dirigido por un director extraordinario; Phil Karlson. Cineasta con mucho oficio en el género y algunos títulos muy notables. Un escenario donde se atisbaba la lucha del insobornable agente Ness por encerrar a Capone. Dirigida con pureza narrativa y fuerza. Transmitiendo el añejo aroma del cine de gángsters. A modo de revival de los míticos años 30. Fotografiada por el eficiente, Charles Straumer que consiguió una atmósfera envolvente. El pulso interpretativo de un Robert Stack, metidísimo en un papel que bordó, así como el resto de secundarios. La personalidad de Ness y la impronta de este personaje nunca más se volvió a ver en la carrera de este actor, desgraciadamente, aunque lo intentó fuera de la serie. No consiguió el estatus de estrella de primer nivel en el Hollywood dorado de los 60/70 y casi desahuciado en los 80. Sin embargo, este personaje lo hizo famosísimo en todo el mundo, esencialmente, el brillo de sus ojos azules grises candentes que le daban ese toque de cruzado iluminado.
Se enfrentaba al macarrónico Neville Brand (actor muy cotizado en westerns de serie-B) en el papel de eterno villano, así como al elenco de actores, que completaban un estupendo casting encabezado por Keenan Wynn. Durante las cuatro temporadas que estuvo en prime time, desfilaron desde la mítica Claire Trevor, a unos bisoños Robert Redford o Louise Fletcher (la perversa enfermera Ratched tras el rebelde Nicholson en aquel manicomio del genial Milos Forman), pasando por secundarios del carisma de Ed Asner, Lee Van Cleef, Harry Dean Stanton o Jack Elam y un largo etc. Además, de la voz en off característica de la serie, puesta por el reportero radiofónico Walter Winchell (algo así como nuestro Luis del Olmo de aquellos tiempos) daban el toque vintage y un aire de documental periodístico. Al igual, que el cuadro de cineastas que dirigieron más de un capítulo; Walter Grauman, Stuart Rosenberg, Paul Wendkos, John Peyser, Don Medford, Tay Garnnet, Robert Gist, Leonard Horm, Allen Reisner, Ida Lupino, Howard W. Koch y etc. La música de Nelson Riddle, mientras se introducían los títulos de crédito. En definitiva, un producto con una estética, la cual, no tenía nada que envidiar a las películas de James Cagney o Humphrey Bogart. Reiteramos la gran dirección artística como la excelente producción—se notaba la mano de un grande— Quinn Martin (creador, a posteriori del fugitivo) y Lloyd Richards. Magníficos efectos especiales, armas, atrezo, persecuciones que quitaban el hipo, así como la recreación de los automóviles de la época. Resumiendo, una serie que siendo televisión transmitía aroma a gran pantalla.
Como ya hemos mencionado al principio, las quejas y la discusión suscitada entre los diferentes colectivos italo-americanos calaron en todos los sectores de la sociedad norteamericana. Se inició un proceso de cambios sustanciales e inmediatos en el tratamiento de todas estas representaciones del fenómeno mediático. A medida que avanzaba el serial vemos detalles ilustrativos, como la introducción de un oficial italiano en el equipo de agentes especiales, reducción significativa de los nombres italianos de los maleantes. Haciendo empeño en los logros de la comunidad italiana en el avance del país. Los intocables, junto a la ya comentada El fugitivo marcaron un antes y un después en la historia de la televisión. Tuvieron que pasar más de 20 años cuando dos talentos extraordinarios, el dramaturgo y guionista David Mamet junto al cineasta Brian de Palma, rescataran las andanzas del personaje Elliot Ness, esta vez en las manos de un jovial Kevin Costner que lo convirtió en un nuevo icono del Hollywood en los 90. Y Sean Connery ganó su primer Oscar en toda su carrera como actor de reparto, interpretando al veterano Jim Malone. El film se convirtió en un excepcional remake con el aplauso unánime de crítica y público. Básicamente, por el acierto de sus productores al mantener la esencia deudora de la serie original, poca gente lo sabía. Por ello, y aprovechando el tirón de la película. En 1993 el canal ABC, realizó un nuevo remake en TV de los Los intocables. El desconocido actor Tom Amandes fue el nuevo Ness. Se emitieron 42 episodios en dos temporadas. Se editó en DVD las 3 temporadas completas en V.O. de la original 1959-1963. Se pueden comprar a través de tiendas especializadas en la web.●
Fíjate si soy rarita que en vez de leer «Lily» leía Thor y miraba ―cuando podía y me dejaban― noir. Los intocables era una de mis series preferidas.
Aunque, como mi vida es “pulp”, fui y soy adicta a muchos géneros.
Una entrada magnífca Jon. Saludos, Anna