La Chunga: entre la memoria y la imaginación
Por Mariano Velasco
Aitana Sánchez-Gijón y Asier Etxeandía libran una batalla a muerte sobre las tablas del Español
Algo sucedió entre la Mechita y la Chunga aquella noche en que la primera entró en el bar de Piura, en el norte del Perú, para luego desaparecer para siempre. Algo que quizás nunca sabremos con certeza ni nosotros, los espectadores, y ni tan siquiera el resto de personajes. Pero esa duda sobre lo que ocurrió o, mejor, sobre lo que pudo ocurrir, va a desencadenar todo un torrente de pasiones, deseos, sentimientos, culpas y frustraciones; unas veces, imaginados; otras, recordados; otras, quién sabe, que va a constituir el punto de partida para el desarrollo de La Chunga, tal vez la obra dramática más conocida de Mario Vargas Llosa.
Con un arranque que más parecería sangre de novela que carne de escenario (por lo que la duda tiene de incitación a la imaginación), Mario Vagas Llosa construye una magnífica pieza teatral que el dramaturgo Joan Ollé ha subido con gran acierto a las tablas del Teatro Español, dentro de un proyecto que pretende llevar al histórico escenario madrileño toda la obra dramática del Nobel de Literatura.
La memoria, mecanismo humano de extrema complejidad, resulta en ocasiones traicionera hasta el punto de que acaba por jugarnos muy malas pasadas. No sabemos por qué extraño proceder, a veces como autodefensa, en ocasiones como puro y desesperado contraataque, nuestra mente fabrica recuerdos a partir de hechos que jamás sucedieron; y lo hace con la misma facilidad con que somos también capaces de esconder, en algún rincón de nuestra memoria, acontecimientos que sí sucedieron y que quisiéramos eliminar de un plumazo de nuestro pasado.
Precisamente a partir del recuerdo, imaginado o real, de lo que pudo suceder aquella noche en que la Chunga quedó prendada de la belleza e ingenuidad de Meche, el montaje de Joan Ollé sobre el texto de Vargas Llosa se las apaña con sorprendente habilidad y sencillez para reproducir en escena diferentes planos temporales, presente y pasado, en los que recuerdos e imaginación acaban por dejar bien claro, pese a lo que pudiera intuirse como cierta sensación de confusión, que lo que al final importa es que, pasara lo que pasara aquella noche, ellas, las mujeres, son las víctimas de esta cruenta guerra a la que toda hembra se ve abocada en una sociedad tan profundamente machista como la que aquí se nos retrata.
Ya se encarga de dejar bien claro Vargas Llosa, con su creación de los cuatro personajes masculinos, variados prototipos de la sociedad machista a la que aludimos, cómo pueden llegar a ser de despreciables estos cuatro amigos que se hacen llamar «los inconquistables», que tratan a las mujeres a su antojo para hacer con ellas sólo aquello a lo que sus bajas pasiones les empujan, y que esconden y arrastran frustraciones, complejos y soterradas maldades más o menos encubiertas por su impostada concepción epicúrea de la vida.
Personajes, como la propia Chunga, extraídos de su novela La casa verde, los inconquistables son tratados por Vargas Llosa como verdaderos peleles, conformando con ellos un entramado coral de gran simbolismo al frente del cual destaca la arrolladora y cruel personalidad de Josefino, un más que sobresaliente trabajo de Asier Etxeandía, quien clava sobre el escenario a un verdadero hijodeputa, y que da perfecta réplica a la brillante interpretación de La Chunga que propone Aitana Sánchez-Gijón.
No es de extrañar que La Chunga, independientemente de cuál sea su inclinación sexual, prefiera la compañía de la Meche a la de cualquiera de los hombres que la rodean, con los que libra desde que vino al mundo una guerra en la que no puede permitirse ni el más leve desfallecimiento. Y es que ella también parece esconder un pasado sobre el que, a diferencia del de los inconquistables, poca o ninguna culpa puede achacársele: el de haber sido niña nacida en un prostíbulo.
Y si de lo que al final se trata es de poner a cada cual en su sitio, y pese a la desgarradora soledad que la invade, aquí la que sale claramente triunfadora tras la cruenta guerra que se libra no es otra que la Chunga, quien después de todo es la única que sabe, y se llevará a la tumba, lo que de verdad de verdad ocurrió aquella noche en que la bella e ingenua Mechita entró, por primera y última vez, en el bar de Piura, en el norte del Perú.
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La Chunga
Autor: Mario Vargas Llosa
Dirección: Joan Ollé
Reparto: Tomás Pozzi, Jorge Calvo, Rulo Pardo, Asier Etxeandía, Aitana Sánchez-Gijón, Irene Escolar
Lugar: Teatro Español
Horario: De martes a domingo a las 20:00h