El muñeco hinchable
Por MIGUEL ÁNGEL MONTANARO. La semana pasada me presentaron a Mariela Braguettini, una sexóloga argentina que presentaba su último ensayo.
-Lo he titulado: “El maravilloso mundo de los vegetales” –me dijo.
-¿Un libro de recetas de cocina, supongo? –pregunté con mi legendaria candidez.
-Ay, qué rico… -me contestó pellizcándome un moflete con una mirada cargada de conmiseración.
Investigué a la susodicha y cual fue mi sorpresa cuando descubrí, que era una afamada redactora de las más prestigiosas revistas del mujerío, entre ellas, la estadounidense Potorros Today, la italiana Cazurras del Mondo y la española Miembras. Gracias a las objetivas encuestas realizadas por esta última y afamada publicación, pude comprobar que el modelo del hombre deseado por las féminas, ha cambiado. Sí. Según los sondeos referidos, nueve de cada diez españolas rechazan al estereotípico maromo ibérico.
La profundidad de los argumentos utilizados, la consistencia de las fuentes sociológicas empleadas y la solidez de los análisis antropológicos esgrimidos por estas revistas sobre el retrato del hombre ideal, no dejan resquicio a la duda; ya no se lleva el hombre Varón Dandy. Ustedes, avezados lectores, ya saben a quien me refiero. Hablo de ese tipo que con un escalofriante desprecio de las más elementales normas de la decencia, se rasca las gónadas viendo un partido de fútbol con los amigos. Y bebe cerveza. Como lo oyen. Imperdonable.
Para aquellos que hayan caído en la tentación de imaginar que en estos magazines escriben mujeres que desean a otras mujeres, pero con pene, solo puedo decirles que merecen todo mi desprecio por ser unos machistas irredentos y unos reaccionarios. Y unos carcas. A mí, estos estudios me han abierto los ojos. He comprendido que los hombres de hoy, nada tenemos que ver ya con la generación de nuestros progenitores. Seamos realistas, el español de hoy, ha mutado. Ya no es una secuela de Alfredo Landa sino un híbrido del Richard Gere de Pretty Woman y el padre Mundina.
Lejos quedan aquellos trogloditas que nos precedieron en la evolución de la especie. Según estas publicaciones, el hombre actual es emotivo, tierno y romántico. Expresa sus sentimientos y, no se lo pierdan: llora. Pero esas son solo algunas de sus nuevas y acrecentadas virtudes. El varón patrio, es ahora un ser superior que interactúa en un mundo globalizado y vive a caballo entre Twitter y Facebook. En el plano social, el hombre de la ultramodernidad que diría José Antonio Marina, no necesita preocuparse de la anciana del tercero, que tiene Alzheimer y hace una semana que nadie la ve en la escalera, porque eso es una ordinariez. Nuestro hombre actual se preocupa de asuntos más elevados, como por ejemplo, la mejora del hábitat reproductivo de la foca monje y la sostenibilidad del ecosistema del pájaro chowi. Es, sin lugar a dudas, super super solidario.
El Adán de hoy, es un entendido en decoración y nuevas tendencias. Coquetea con la jardinería y es un experto en la nouvelle cuisine que domina los vinos franceses y después de la ópera, te sorprende en su loft, con un lenguado meniere. Cena durante la cual, ni por un solo instante, dejará caer su mirada en el escote de su bella acompañante para que no se sienta acosada. Pero siempre estará dispuesto al encuentro amoroso si ella así lo dispone. Es un hombre hot. Eso sí, siempre practicarán sexo tántrico, ya que el hombre de hoy, tiene prohibido correrse. Cosa ésta que nuestro protagonista asumirá con naturalidad y buen humor. Eso de eyacular es de mal gusto y de una misoginia intolerable
Para ello, nuestro galán cuida su aspecto físico de manera obsesiva. Las cremas exfoliantes, hidratantes y rejuvenecedoras, son elementos inseparables de su bolsa de viaje y practica ejercicio a diario para esculpir, pasados los cuarenta, unos abdominales de veinteañero de Malibú. No es necesario recordar, que al llegar a los cincuenta, si de verdad ama a su compañera, se alargará el morenete hasta una medida King Size por si tiene que complacer a la suegra. Sí. Porque para el hombre actual, su suegra ya no es una suegra, es una amiga. Y ya puestos, se hará la cirugía escrotal, para que en el gimnasio, nunca susurren a su espalda: “mira, ahí va Fernando, el de los huevos colgando”.
Qué felices vamos a ser.