DE LA NATURALEZA DE LAS COSAS (II) interrumptus
Por OSCAR M. PRIETO. La acción por la acción conduce al embrutecimiento. El pensamiento por el pensamiento nos lleva a la melancolía.
Embrutecimiento y melancolía, dos extremos perversos que debemos evitar.
Antes de hacer, pensar un poco, qué hacemos y por qué lo hacemos.
Después de pensar, levantarnos del cómodo butacón en el que gusta sentarse a la teoría y llevar a cabo aquello sobre lo que hemos reflexionado.
En una palabra: decisión.
Una decisión, conlleva las dosis adecuadas de acción y pensamiento. En las decisiones, en cada decisión, también en las equivocadas, se halla lo propiamente humano, nuestra desgracia y nuestra grandeza, la libertad y la responsabilidad y, no lo olvidemos nunca, la asunción de las consecuencias.
Lo cierto es que este martes no pensaba escribir esto, otro era el plan. Y sin embargo, he decidido rectificar.
Porque en ningún lugar está escrito que no podamos cambiar. Claro que podemos, es muy saludable -hasta de principios y de credos y de esas verdades que tenemos por tan arraigadas- es sólo cuestión de pensarlo y realizarlo, es decir: decidirlo.
Dimidium facti, qui coepit, habet: sapere aude
incipe
Quien ha comenzado, ya ha hecho la mitad: atrévete a saber, empieza.
Sabios son estos versos de Horacio. Comenzar es más de la mitad de todo el trabajo.
¡Empieza!
Salud
(el próximo martes retomaré el orden natural de las cosa, o no)