Autopublicar en Amazon: el fenómeno Indie (y 2)
Por Carlos Alberto Gamissans
La jungla de Amazon y sus misterios, cómo sobrevivir a ella siendo autor, editor y —cómo no—, lector. En la segunda parte de este artículo continuamos analizando los nuevos retos que el mundo virtual presenta al sector editorial y al universo literario. Esta vez, desde el centro del huracán, nos preguntamos: ¿Qué pasa con las editoriales?
Amazon es una amenaza para el negocio tradicional de las editoriales, basado en la venta de libros físicos. O tal vez no. Sobre este tema no hay ningún consenso. José Enrique Serrano Expósito, autor de varios libros autopublicados, cree que “la temen; consideran a esa multinacional un competidor peligroso… aunque algunas aplican aquello de si no puedes con ella, únete a ella”. Afirma que algunas editoriales “se molestan si ven tu libro en Amazon”, si bien esto sucede cada vez menos.
Francisco José Palacios dice que, al principio, “las editoriales tradicionales han visto en Amazon un enemigo, pues los costos que maneja dicha plataforma son tan bajos que permiten unos precios ridículos”. Pero con el tiempo han aprendido que “Amazon no es una amenaza, sino una oportunidad”, tanto para vender en formato digital como en papel. Blanca Miosi, una de las escritoras más vendidas en Amazon, tiene claro que las editoriales han de “adaptarse a los nuevos tiempos” ya que “está comprobado que muchos de los manuscritos rechazados han funcionado de cara al público”.
La existencia de las editoriales tal y como se han entendido hasta ahora está en el centro de la discusión. Los lectores y autores tienen la posibilidad de suprimir las barreras que había entre ellos y comunicarse de manera directa. Esto permite a los escritores conocer de primera mano las reacciones que genera su obra y actuar en consecuencia. Carlos Moreno cree que el filtro de las editoriales ya no es necesario porque “el hecho de que haya un sello detrás de una novela no implica calidad”. Asegura que quienes tienen prejuicios negativos hacia los autopublicados “se sorprenderían de las historias que se están perdiendo”. Iván Hernández se pregunta “¿quién es una editorial para decidir lo que se puede o no se puede leer?”, mientras José Enrique Serrano considera que “la gente cada vez se fija menos en lo que dicen las editoriales a la hora de escoger un libro”.
Ellas tienen su propia versión del asunto. Según el Departamento de Comunicación de Ediciones aContracorriente, “lo que sí es necesario es el filtro de calidad de las obras para preservar las bases culturales de la escritura”. Ahora bien, reconocen que si un autopublicado “realiza un trabajo de corrección gramatical y estilístico profesional y es capaz de lograr una visibilidad y distribución decente, no necesita una editorial para nada”. Pero este sello no deja de ser una rara avis en el mundillo, ya que conciben las editoriales como “agencias de servicios para escritores”.
Antón Castro, escritor y periodista aragonés, es de una opinión bien distinta. Cree que ahora “cualquier cosa que escribimos nos parece que es una obra maestra y que debe leerla todo el mundo” y que si no te publican puede suponer “un estímulo a mejorar, aunque las editoriales se equivocan mucho, felizmente”. Considera que “el universo digital es un gran enigma, un pozo sin fondo”. Francisco José Palacios reconoce que muchos de los libros que se publican en las plataformas virtuales “no alcanzan una calidad mínima para que ninguna editorial quiera publicarlos en papel”, si bien “entre tanta paja se pueden encontrar obras de una calidad literaria impresionante”.
En lo que coinciden todos los indie es en la puntualidad de Amazon en los pagos y en la sencillez del proceso de autopublicación para cualquier persona acostumbrada a usar ordenadores. Basta con seguir las instrucciones que te proporciona su página web para introducirte en la jungla digital. Lo difícil no es llegar, sino evitar que te aplasten quienes tienen una posición de dominio. Al escritor le espera un trabajo duro: crear o encargar una buena portada, corregir su obra, promocionarla… Solo unos pocos saldrán bien librados, pero los autores de mayor éxito pueden ganar más de mil euros al mes. Ya se sabe que ser mileurista en estos tiempos que corren no es ninguna tontería, pero si además lo consiguen cumpliendo el sueño de publicar sus libros, ¿qué más se puede pedir?