Stoker (2013) de Park Chan-Wook
Por Alberto Quintanilla
El realizador surcoreano Park Chan-Wook, responsable de poderosas cintas de éxito como Oldboy (2003) o Thirst (2009), da el salto a Hollywood con Stoker, una primera incursión en EE.UU. que aglutina suspense y un reparto de talla internacional como Nicole Kidman, Matthew Goode y Mia Wasikowska. Junto a ellos, secundarios competentes donde destaca especialmente la breve aparición de Jackie Weaver, nominada a un Óscar por Animal Kingdom.
Si hubiera que definir con solo una palabra a esta película, la más adecuada sería “atmósfera”. Park Chan-Wook consigue una obra técnicamente deslumbrante, gracias en buena medida a la fotografía de Chung-hoon Chung. Visualmente muy bella, los planos tienen un efecto muy poderoso y están tan cuidados que parecen por momentos superposiciones del mejor Kubrick o Hitchcock. También se nota la mano de influencias mucho más sutiles como la de Tarantino o Burton (en alguna secuencia) pero la personalidad de Chan-Wook queda fuera de toda duda y demuestra que sabe dirigir a actores con el carisma de Kidman, Goode y la cada vez más prometedora Wasikowska.
Stoker puede ser considerado un thriller, un drama oscuro y tenebroso o simplemente un film con alguna dosis de terror, especialmente psicológico. Pero conviene aclarar que no es una película de terror al uso ni por supuesto nada que se acerque al gore.
India Stoker (Mia Wasikowska) pierde a su padre (Dermot Mulroney) en un trágico accidente de coche el día en que ella cumple 18 años. India estaba muy unida a su padre y tras la muerte de éste, su incomunicación con el resto del mundo es alarmante. Ni siquiera su voluble madre Evelyn (Nicole Kidman) es capaz de acercarse a ella. La sorprendente aparición de Charlie (Matthew Goode), hermano de su progenitor, supondrá un giro en los acontecimientos para las dos mujeres. Ambas sentirán una extraña atracción por el enigmático pariente, que oculta un oscuro secreto y de cuyo pasado apenas conocen nada.
Chan-Wook se centra en la interrelación de los tres personajes principales, donde India y tío Charlie llevan la batuta principal y Evelyn queda relegada a un segundo plano. Tensión sexual y misterio rodean la película en casi todas las fases.
El poder de los ojos de los personajes es otro de los puntos fuertes del filme. Tanto Goode como Wasikowska y Kidman tienen ojos azulados y brillantes pero también secundarios como Jackie Weaver los tienen así y Chan-Wook, de forma premeditada, juega mucho con las miradas de esos personajes para crear una tensión absoluta. Hay momentos de fetichismo y una muy buena ambientación que conforman una película magnética que, sin llegar a la excelencia de las cintas coreanas que ya había ejecutado el realizador, tiene buenos visos para convertirse en comercial y de calidad.
Se meta uno o no en la historia, el espectador verá algunas secuencias brillantísimas, como la que muestra decenas de pares de zapatos sobre la cama de India, la araña trepando entre sus piernas, los cabellos de Evelyn que se superponen con matas de hierba o la de decenas de cartas cayendo por una escalera de caracol. Todos estos momentos merecen más la pena que toda una película completa de otros realizadores mediocres.
Matthew Goode se amolda perfectamente a ese ser misterioso con aires de Norman Bates y cumple el dogma de que “con un buen villano” las cintas mejoran. De haber elegido mal al actor que encarna al tío Charlie todo hubiera decaído bastante. Por suerte, no ha sido así. Como curiosidad, Wentworth Miller (otrora famoso actor de la serie Prison Break) debuta como guionista en una cinta de la que puede sentirse orgulloso a pesar de que a veces caiga en cierta previsibilidad.
Stoker se reafirma como una notable incursión de Park Chan-Wook en el mercado estadounidense. El coreano dirige con solvencia y este puede ser el inicio de una fulgurante carrera en EE.UU. Habrá que permanecer atento a sus próximos trabajos allí.
Stoker (2013) de Park Chan-Wook se estrena hoy en España