Hablamos con los directores de "7 cajas"

 

Por Rubén Romero Sánchez

Fotos de Andrea Aguirre

 

7 cajas está siendo uno de los fenómenos cinematográficos de la temporada. La película más vista en la historia de Paraguay mezcla el thriller con el drama social y muestra un día en la vida de un carretillero en el Mercado 4, lugar emblemático en forma de laberinto borgiano.

Sus directores, Tana Schembori y Juan Carlos Maneglia, se presentan en Madrid un tanto sorprendidos por el éxito que su película está obteniendo en todo el mundo. Son afables, modestos y cariñosos. Y 7 cajas, un descubrimiento.

 

 

 

– La película tiene todos los ingredientes para ser un éxito: la acción transcurre en un único lugar, como en algunas pelis de Hitchcock; hay persecuciones tipo Frankenheimer; tiene toques de comedia, drama, denuncia social… Aunque también tiene el hándicap de que al haberse rodado gran parte en guaraní, hasta en los países de habla hispana tiene que subtitularse. Con todo esto, quería saber si sabíais que sería un éxito desde el principio o la rodasteis y a ver qué pasa.

– Tana– Nosotros venimos haciendo ficción en cortos desde hace más de 20 años. En el 2004 coqueteamos un poco con la televisión, haciendo dos series. Ahí nos dimos cuenta de lo que le gusta al público, que es nuestra meta principal. Paraguay es un país sin tradición cinematográfica, y nosotros queremos llegar a los paraguayos, pero siendo muy fieles a nosotros y a lo que queríamos contar: nos encanta el thriller, y nos encanta entretener, y queríamos también mostrar nuestra realidad social. Cuando Juancar me muestra el guión yo le digo: «esto va a ser un éxito». Sabíamos que iba a llegar a la gente, pero no en el nivel al que llegó. En Paraguay sigue en cartelera tras 8 o 9 meses.

–Juan Carlos– El cine paraguayo tenía muy poca credibilidad. Y fue una lucha conseguir salas, que se pasara en todos los horarios… Los exhibidores nos decían que no, que se estrenaba Spiderman, y que quizá en agosto tendrían un huequito… Para nosotros fue un milagro poder estrenarla en los tres complejos que hay en Asunción.

– Aparte de ser la película más vista en la historia de Paraguay, es una película que allí, un país donde se piratea muchísimo, no se está pirateando. ¿Qué pasa, que en Paraguay la gente va al cine todavía?

– Tana– Ahora subieron los precios, y eso será un gol en contra. Allí pasa una cosa curiosa: la gente del mercado siente que la película es suya, y siete meses después del estreno comenzaron a surgir en la web links donde la gente la podía bajar, y surgió un enfrentamiento social, porque los paraguayos consideran 7 cajas como una película suya, y están muy orgullosos.

– Juan Carlos– Vi una foto de un lugar donde está la gente vendiendo todas las películas pirateadas. Y había un cartel que ponía: «No tenemos 7 cajas, no insista, carajo». Para nosotros fue genial eso, porque demostraba cómo se sentían ellos con la película y cómo la defendían. Que haya tenido tanto público significa que la respetaron.

– ¿Cómo fue rodar en el mercado?

– Juan Carlos– Nuestra idea era que gran parte de la película transcurriera de noche justo porque sabíamos que el mercado era incontrolable. Lo que no sabíamos era que el mercado era incontrolable de día y de noche. Cuando hicimos las pruebas del principio pensamos que era una locura, y decidimos construir una cuadra para todas las escenas dialogadas. Pero era muy caro, y lo hicimos todo en el mercado. Probamos de muchas maneras: utilizábamos un megáfono para rodar, y decíamos: «por favor, no miren a cámara»; y era al revés, todo el mundo buscaba la cámara. Después vimos que había que rodar la película sólo con los actores, el cámara y el de sonido, y rodábamos con veinte extras para tener cierto control. Fue una locura. Hacíamos diez tomas, y luego revisábamos a ver en qué toma no miraba la gente. Fue una locura grabar ahí. Pero también fue una riqueza, porque se ven los gatos, los ratones, que son habitantes normales del mercado.

–¿No lo cerrasteis siquiera durante unas horas o algunos días?

– Juan Carlos– Imposible, el mercado no se puede cerrar.

– Tana– Nosotros elegimos el mercado porque era muy difícil de montar y porque nunca se iba a ver igual. Dijimos que lo íbamos a asumir y que iríamos a la guerra. Al principio alquilamos un local al lado de una santería, para que ellos sintieran que nosotros íbamos a trabajar como ellos. A la semana, cuando vieron que estábamos trabajando como ellos, nos empezaron a respetar, porque al principio empezaban a boicotear: miraban, ponían fuerte la música… Al principio nuestro equipo de fotografía, que es muy «pro», algo así como McGiver, resultaba muy invasivo. Así que decidimos grabar casi sin que nadie se enterase: por ejemplo, si veíamos que alguna señora iba a hablar, el extra le hablaba y evitaba que ellos invadieran la escena. Juancar hace storyboard de todo, y él constantemente me decía que no teníamos control de nada. Pero fue muy lindo grabar en el mercado, nunca habría sido igual si no grabamos allí.

 

 

– Hay una secuencia que me encanta. Durante la persecución cuando le roban al protagonista una de las cajas, se mete una cámara por debajo de las mesas.

– Juan Carlos– La hicimos con un autocontrol remoto. Fue una idea de Richard Careaga, nuestro director de fotografía, que iba probando cosas. Contábamos con un equipo maravilloso de personas. Nuestro oficio viene de la publicidad, porque en Paraguay se ha hecho poca ficción. Al no tener industria, y no más de veinte películas totalmente paraguayas en toda nuestra historia, estamos empezando, aprendiendo, y por suerte en estos últimos tiempos estamos estrenando casi dos películas al año, lo que para nosotros es todo un milagro. Creemos que esto nos está dando el oficio y la continuidad que nos permita crecer en esto que amamos.

– «7 cajas» huele a remake hollywoodiense.

– Tana– Tenemos ofertas de Hollywood y de Bollywood también.

– Juan Carlos– En un pase que hicimos en la India hubo para mil personas. Nosotros siempre sabemos dónde hay paraguayos porque se ríen en momentos muy específicos, en chistes muy paraguayos. Pero en la India no había ningún paraguayo, e iban aplaudiendo en cinco momentos diferentes, antes de que terminara la película. Y yo pensaba: «es increíble cómo se identifican»; era una cosa de locos. Al final se acercaron dos personas de Bollywood para hacer su remake con su bailecito. Y nosotros felices, mientra podamos crecer con la película. Pero para nosotros todo está muy reciente. La película se estrenó en agosto, y el recorrido comercial es más lento porque no somos conocidos, venimos de un país que ha producido muy poco… Pero ya con todo lo que pasó estamos muy contentos.