¿Y yo soy el raro?
POR JUAN LUIS MARÍN. Una aplicación para que, cuando salgas a correr, escuches cómo un ejército de zombis se te acerca a toda hostia y así no bajes el ritmo. Otra que, mediante GPS, te indica el lugar más cercano donde te espera una bebida isotónica gratis… si haces más de 10 kilómetros. ¿Y yo soy el raro porque aún uso walkman?
Un fondo de pantalla para tu Smartphone que es la foto de un diamante. Descargártelo te costará 600 pavos. Para formar parte de la élite que ya lo tiene. Y son unos cuántos. Porque pueden permitirse el lujo de gastarse el salario mínimo interprofesional en eso. ¿Y yo soy el raro porque aún tengo un móvil con botones?
Un juego con millones de usuarios que permitió a Google mapear las zonas peatonales para su servicio Google Maps. Y gratis. O una aplicación de grabación que permitió a otra dotcom tener el mejor programa de reconocimiento de voz, también gratis, porque no tuvo que pagar a los millones de usuarios de distinto sexo y edad, distintas lenguas y con distintos acentos, que la usaron y sirvieron, sin saberlo, como modelos. ¿Y yo soy el raro porque aún conservo mis pelis en VHS?
Una aplicación para que, cuando se muera un ser querido, y facilitando el acceso a toda la información que compartió en internet, puedas chatear con él. Incluso podáis hablar gracias a un revolucionario programa de reconocimiento de voz sin incluyes grabaciones de él. Éste es el leiv motiv de un episodio de la 2ª temporada de Black Mirror. Sería raro de cojones pero, visto lo visto, ¿os parece descabellado que algún día puedas bajarte una aplicación como ésa para charlar con tu amigo MUERTO? Y yo soy el raro, porque no tengo internet en casa. Manda huevos.
Saben dónde estás. A qué hora. Con quién. Incluso los hay que hacen lo mismo con sus zurullos, colgando una foto del mismo en su muro segundos después de haberlo cagado. O aplicaciones para saber si un melón saldrá bueno. Hacer publicidad de marcas a cambio de insignias exclusivas. Que solo lucirás en tu Smartphone. Porque son de mentira. ¿Tan aburrida es tu vida REAL como para dejarla de lado en virtud de «amigos» de los que no sabes ni cómo suena su voz? ¿Para no ver las tetas REALES de la tía que se ha sentado junto a ti en el vagón del metro, escuchar la música del colega que toca la guitarra o darte cuenta de que una anciana necesita sentarse porque no hay un puto sitio libre? Al final, hasta los polvos serán virtuales, y una aplicación te regalará litros de semen, también virtual, en función de tu rendimiento, para poder «descargarlo» en tus próximas correrías. ¿Y yo soy el raro porque echo de menos los peep shows»?
Se nos va de las manos. Porque se está convirtiendo en una necesidad. A todas partes con el cargador a cuestas. Por si te quedas sin batería. Menudo drama. Hasta el día que inventen una aplicación para que te lo enchufes en el culo. Y acabes reducido en un avatar a los ojos del mundo. Porque no habrá nada que no puedas hacer desde casa. Con tu nuevo «órgano». O sin respirar. Porque, incluso MUERTO, podrás cultivar una granja, gestionar un ayuntamiento, follarte a una Sim, hacer amigos en el War of Warcraft… y compartir todas esas experiencias con tus amigos.
Seguro que, para entonces, más de uno estará como tú:
MUERTO.
¿Y yo soy el raro por querer seguir viviendo?