Carlos Candel: «La eternidad no es el camino»
Por Sara Roma
Carlos Candel es educador socio-laboral para jóvenes. Comenzó la andadura literaria escribiendo hechos cotidianos inspirados en su entorno, para elaborar −a partir de ahí− relatos sencillos e historias fantásticas con finales sorprendentes. Su primera novela fue Norte: donde la magia existe. Desde entonces ha publicado otras cuatro. La última de ellas, Inmortalidad: instrucciones de uso nos descubre a un escritor maduro que ha evolucionado. Hoy nos acompaña para hablar de esta novela.
−Inmortalidad: instrucciones de uso es tu cuarta novela en el mercado. La primera es Norte: donde la magia existe. Desde entonces, ha habido una evolución radical. No solo en cuanto a temática sino también en el estilo. ¿Crees que el tiempo y la madurez intelectual son importantes para forjar el estilo de un autor?
Sí, por supuesto. De hecho, creo que ahora estoy en un buen momento porque, por un lado, cuento con la energía y la ilusión de entonces y, por otro, cuento con herramientas que te proporcionan la madurez. También tengo más paciencia que hace unos años.
−Esta novela salió a finales del año pasado y la has presentado en Parla, tu ciudad, y en Madrid. ¿Cómo han sido las presentaciones? ¿Qué han dicho tus lectores de esta obra?
En Parla fue todo un éxito. Personalmente estaba encantado. A la presentación acudieron doscientas personas, conté con la colaboración de mi amigo escritor, Carlos Lapeña, y además participó el grupo de teatro Laboratorio Escena Sur que hizo una performance al principio y el broche final lo puso un grupo musical, Canal Blues, que hacía ocho años que no se juntaba y se unieron exclusivamente para este acto. Como indicador del éxito en esta presentación se acabó el barril de cerveza que puso la librería Carmen y no solo eso, sino que también se agotaron los ejemplares. En mayor vuelve a presentarse en la FNAC de Parque Sur y volveré a contar con la colaboración de artistas. Y, por el momento, las críticas están siendo bastante buenas. Creo que de mis novelas es la que más quórum, en cuanto a calidad, está teniendo.
−Carlos, la primera vez que te conocí fue con tu novela Lo difícil de encontrarte (2006) y ahora, siete años más tarde, vuelvo a saber de ti con Inmortalidad: Instrucciones de uso. Creo que ambas tienen algo en común y es el tema central de la obra: la muerte. En la primera, sobre todo de la dignidad de la muerte y de aquello que no decimos a tiempo y que no tiene remedio cuando muere un ser querido. En cambio en Inmortalidad reflexionas sobre la eternidad, y la conclusión que sacas no es muy optimista que digamos.
Es cierto que en más novelas abordo el tema de la muerte porque para mí es la gran incógnita. En esta última, de hecho, hay dos temas que comparten protagonismo: uno es ese, la eternidad, y el otro es el amor. Para mí significan los dos grandes motores que mueven al ser humano. Cuando estaba escribiendo esta novela quería contar una historia en la que el amor estuviera muy presente. En otros libros ha estado, pero en esta quería que fuese más obvio. Y aunque es cierto que la conclusión pueda no parecer optimista, al menos creo que es honesta y coherente. Si no fuera así, nadie me tomaría en serio porque, si la historia fuese más positiva, no sería creíble. Es cierto que la inmortalidad es un deseo de la gran mayoría, pero para mí es un error y esa es la gran reflexión que lanzo en la novela. Es algo sobre lo que pienso que no todo el mundo ha reflexionado a fondo, sobre las repercusiones que conllevaría para el ser humano. En este sentido yo siempre hago la misma broma: sería muy insoportable vivir conmigo mismo una eternidad.
−En Inmortalidad: instrucciones de uso hay guiños y referencias literarias muy claras. Lo primero que nos llama la atención es el título, un alusivo homenaje a George Pèrec y su libro La vida: instrucciones de uso. Sin embargo, también hay una clara influencia de otros libros y autores como Un mundo feliz, de Aldous Huxley. De esta última aprecio bastante influencia por la sátira que construyes del estilo de vida tan influenciado por las tecnologías. ¿Tienes miedo a que la crítica pueda tacharte, como hizo con Huxley en su momento, de “tener una visión suicida sobre el futuro?
Es curioso que me hagas esa pregunta sobre el título porque fue una recomendación de mi amigo Carlos Lapeña, como un guiño a la novela de Georges Pèrec. Pienso que esta novela bebe de muchas fuentes, incluso de algunas –que me han dicho los lectores− que yo mismo desconocía. Hay referencias literarias más o menos obvias como Un mundo feliz; 1984, de George Orwell; y también cinematográficas como Matrix que, por cierto, nunca ha sido de mi gusto aunque hay personas que han encontrado relación. Luego hay otras menos obvias como La invención de Morell, de Adolfo Bioy Casares o de la película Atrapado en el tiempo, de Harold Ramis, que es una de mis favoritas. Además, creo que esta novela es una reinterpretación de esa película con mayor complejidad en cuanto a cómo se cuenta la historia. Pero, en general, podría confirmar que la novela pertenece al género de ciencia ficción que busca ahondar en conflictos más existenciales y por eso es importante adentrarse en el futuro e imaginar qué sucedería si fuésemos inmortales. No sé si la crítica se va a preocupar por la obra y, si lo hace, me tacharán de tener una visión suicida del futuro. Lo que sí tengo claro es que la búsqueda de la eternidad no es el camino; al menos, no es el mío.
−Ya, y ese es el camino que nos pretenden vender los medios de comunicación y la publicidad.
Exactamente. Pienso que el infinito está en un gesto, en una mirada, en una acción y a eso es a lo que hay que intentar llegar: a las relaciones personales.
−En Inmortalidad las personas viven en una sociedad dirigida por la máquina y la tecnología, donde las relaciones humanas han perdido completamente su sentido primigenio y se hace extensible a las relaciones afectivas y sexuales. Al leer la novela, no podemos sustraernos a la idea de que algo parecido nos sucede hoy en día con Internet y los chats. Muchos jóvenes han perdido el contacto con la realidad y la única vía que tienen de relacionarse es a través de la red. Como educador, ¿crees que esto entraña un verdadero peligro social?
El verdadero peligro, que está muy presente en la novela, es tener vacíos afectivos. Ese es el verdadero peligro social. Esos vacíos a veces se llenan con monstruos terribles como el ansia de poder, el odio, la envidia…Todas estas actitudes negativas que encontramos en la sociedad diariamente. Hay gente que llena estos vacíos con obsesiones y llegan a perder el contacto con la realidad, como bien dices. Ocurre con los adictos a algunas sustancias. En el caso de la novela, los seres humanos solo se preocupan de practicar experiencias gratificantes que les proporciona la agencia, que los mantiene entretenidos sin pensar en esta eternidad que está completamente vacía. En la realidad puede suceder exactamente lo mismo. Incluso con las nuevas tecnologías, cuyo papel para mí no es otro que hacernos la vida más fácil, aunque a veces consiga justo lo contrario. De hecho, pienso que Internet nos acerca más a esta inmortalidad. Técnicamente es posible que ya determinados contenidos perduren en la nube indefinidamente. Precisamente, hace poco, al ir a buscar información sobre un familiar fallecido encontré documentos de hace casi treinta años. Pero yo creo que el peligro se encuentra más en los vacíos afectivos que se llenan con otras cosas como Internet, los chats u otro tipo de adicciones.
−Creo, Carlos, que Inmortalidad: instrucciones de uso es tu obra más redonda, pues has conseguido una evolución a lo largo de los años y que esta novela podría ser el inicio de una nueva etapa literaria en la que te presentes a los lectores y editores como un escritor de gran proyección. ¿Coincides conmigo en que esta es tu mejor novela hasta el momento?
Sí, aunque también debo decir que muchos lectores me dijeron que se quedaron con ganas de más. Un comentario que no sé si tomarlo como positivo o negativo, pero sí parece que es la más redonda y que transmite de forma más completa el tema sobre el que llevo tiempo hablando.
−Aunque todavía estás promocionando esta novela, ¿trabajas ya en tu próximo proyecto literario?
Sí, siempre hay proyectos. Veremos cuál es el que gana la carrera.