Y el Goya es para… ¿a quién coño le importa?
Por JUAN LUIS MARÍN. Se entregaron los premios del cine español… y el Madrid ganó al Rayo, llovió toda la noche y después vino el lunes, vendrá el martes… Todo sigue igual. De mal. Y los muñecos de nuestra industria cinematográfica no van a hacer nada para cambiarlo. Menos mal. Porque son lo que son. Profesionales (se supone) del cine. Pero, que yo sepa, ni políticos ni muchísimo menos, salvadores del mundo. Y aún así, los hay que se creen una especie de mesías. Joder…, tanta palabrería aburre. A esos les pediría que hagan ejercicio de conciencia y, si realmente quieren convertir sus protestas en algo útil, más allá de colgarse falsas medallas de solidaridad divina, abandonen los platós y escenarios y hagan carrera política. Como Toni Cantó. A ver cómo les va…
Dice Candela Peña que hace 3 años que no trabaja y que tiene un niño que alimentar. No me gustaría verme en su situación, ni en la de ella ni en la de más de 5 millones de parados que, como Candela, no llegan a fin de mes… ni tienen un minuto de gloria televisiva pagada por todos para poder pedir curro ante 4 millones de espectadores. Por suerte hay otros que sí trabajan, como Carlos Santos o Adriana Ugarte: lo único que tenían que hacer en la gala era leer un sobre con el nombre del ganador a la Mejor Canción. Pero se equivocaron y nombraron a otra persona. Un ridículo espantoso. Y error garrafal. Que a cualquier otro españolito le pondría de patitas en la calle. Pero errar es de humanos. Por eso el cine español está como está. No acierta ni con mira láser.
Una de las principales quejas es el descenso de las subvenciones que permiten a muchos productores recuperar parte de la inversión si venden un determinado número de entradas para su peli. Llegando al absurdo de que sean los propios productores y / o directores quienes compren esas entradas para alcanzar el número mágico y llevarse la pasta. Un escándalo. Que a la gente se la suda. Y permite bodrios infumables que ni Amy Martin hubiera parido. Y que nosotros mismos pagamos. ¡Olé sus huevos! Pero da igual, porque estamos de enhorabuena. Y es que Lo Imposible, con 18 millones de euros recaudados en todo el mundo, se ha convertido en la película española más taquillera de la historia. Flaco favor le han hecho a su director, J.A. Bayona, ganador del Goya a la mejor dirección, a quien ahora todos adoran como nuevo maestro del cine con solo dos pelis en su haber: ésta (con más finales que una de Frank Darabont…) y El orfanato (con un fallo de guión del tamaño de una peineta de la Duquesa de Alba pero que, como otras tantas cosas, a los que deciden, se la suda…). Ya lo reclaman en Hollywood. Suerte, chaval. Y con humildad. No te vengas arriba como Amenábar con Ágora… Que si el público no va a ver pelis españolas… será porque no les interesan. Y es que ha llegado un momento en que tú, el que paga 9 euros, eres el causante de la crisis del cine si no ves una peli patria. Coño, pues haced más Grupos 7 y menos truños de Garci. Que bastante tengo con ir a ver El último desafío y soportar a Eduardo Noriega haciendo de malo. Y muy mal. Pero mal de cojones. Y todavía hay quien dice «qué orgullo, otro español en Hollywood». Y yo pienso: «cojonudo. Con trabajos como los de mi primo, ¿quién coño nos va a tomar en serio?».
El trabajo de un actor es actuar, no dar sermones.
Porque, como decía Joan Cusack en Armas de mujer, «yo también canto y bailo en la ducha… y eso no me convierte ne Madonna».