Mario de los Santos: «Los premios son un buen termómetro para saber dónde estás y qué has conseguido»
Mario de los Santos y Óscar Sipán, juntos se llaman Galgo Cabanas y bajo ese seudónimo se alzaron con el Premio Novela Negra Ciudad de Getafe, uno de los galardones más prestigiosos de este género. Su novela, Cuando estás en el baile, bailas, está siendo muy bien acogida por el público y la crítica. En esta entrevista conversamos con Mario de los Santos.
-Mario de los Santos dirige junto a Oscar Sipán Tropo Editores, una editorial independiente. Asimismo, ambos sois escritores y cada uno en solitario ha publicado novelas. ¿Cómo surgió la idea de escribir una obra conjunta y presentarla a un Premio como el Ciudad de Getafe?
Surgió tras muchas horas de compartir kilómetros porque Óscar y yo tenemos una editorial conjunta, Tropo editores, y eso hace que pasemos mucho tiempo en la carretera y hablemos de muchos temas y evidentemente uno de ellos es la literatura. Como ambos también somos escritores, empezamos a soñar, a imaginar una historia y quisimos probar si podíamos hacerla conjunta. La verdad es que fue un juego donde nos lo pasamos muy bien. Fue muy divertido. Lo de enviarla al Premio Getafe fue por probar. Nosotros no queríamos hacer una novela de género, pero salió una novela negra. Los premios, en contra de lo que la gente dice, son un buen termómetro para saber dónde estás y qué has conseguido.
-¿De dónde surgió el nombre de Galgo Cabanas?
La idea del seudónimo surge de algo mágico que descubrimos cuando acabamos la novela. La obra se prolongó durante cuatro años en los que la escritura no fue continuada, por lo que al final cuando la estábamos repasando no reconocíamos de quién son las partes. Hay un momento en que yo le digo «Óscar, qué párrafo hiciste aquí» y él me responde: «Mario, es tuyo». Entonces, descubrimos que la voz que tenía la obra era tan personal que no era Mario y Óscar juntos, sino un ente particular que habíamos conseguido crear. A partir de ahí, decidimos inventar un seudónimo. El de Galgo Cabanas es una venganza de Óscar a un jefe que tuvo, que se apedillaba Cabanas. No sé qué extraña venganza supone poner el apellido al seudónimo, pero él lo consideraba como tal y ahí quedó.
– De entrada lo que más llama la atención de Cuando estás en el baile, bailas es el título porque cuanto menos es llamativo. Pero más sorprendente es conocer a qué se debe…
Sí, surgió un día al escuchar una entrevista en radio de una señora mayor, analfabeta, que había escondido a maquis durante la posguerra, a la pregunta de por qué lo había hecho, respondió: «Cuando estás en el baile, bailas». Entonces, Óscar me llamó inmediatamente y me dijo que tenía el título de la novela, aunque el argumento no tenía nada que ver con lo que contaba aquella señora sobre los maquis.
-Esta historia está ambienta en una ciudad y en un momento indeterminados, destaca por sus personajes tan bien trazados. En la novela no importan tanto los asuntos turbios o criminales como los propios personajes.
Sí, claro, eso también viene de cómo se entiende la literatura. Nosotros no somos de acción, sino que preferimos que sean los personajes quienes lleven el peso de la historia por lo que la recreación de ellos es bastante profunda. El protagonista es un sastre que trabaja para la burguesía de la ciudad que vive cómodamente la situación que le toca, pero que va descubriendo que el mundo es muy ajeno a toda su vida, que lo que mueve el mundo no tiene nada que ver con él. Y esto nos interesaba reflejarlo en la novela porque esa es una conclusión a la que llega mucha gente y que está relacionada con experiencias autobiográficas de personas cercanas que habían seguido ese proceso y habían llegado a una edad en la que se preguntaban «qué hice» y «qué soy».
-Hablando del estilo, me gustaría resaltar varias cosas. Una de ellas es que me ha recordado mucho al estilo de Raymond Chandler, pero lo que más me ha llamado la atención es la cantidad de tropos y recursos literarios que hay en ella, además de la ironía y el sarcasmo, al que estamos más acostumbrados en este género. ¿Estás de acuerdo conmigo, Mario?
Sí, Raymond Chandler ha sido uno de los grandes del género y es un autor muy admirado por ambos. Aparte, cada uno tiene sus influencias. Recuerdo que cuando escribí la que parte me correspondía, estaba muy interesado en una obra que se llama Para esta noche, de Onetti, que transcurría en una Barcelona imaginada, en una situación de derrumbe de la ciudad, y me gustaba mucho esa sensación de universo cerrado donde todo está relacionado. Por eso, releer a autores iberoamericanos provoca que aparezcan en la novela recursos que no son tan típicos de la novela negra.
-Dejando aparcado el género negro literario, quisiera que nos centrásemos en el cine, en concreto en el español. Tras el éxito de películas como Celda 211 o No habrá paz para los malvados, ¿pensáis que el público español está listo para ver películas de género negro?
Yo creo que el público español siempre ha estado listo para ver películas de cine negro. De hecho aquí siempre han triunfado buenas películas que han venido de fuera como El silencio de los corderos.
-Exacto, tú lo has dicho: que han venido de fuera, pero no nacionales.
Considero que el cine español ha dejado el género negro de lado, es decir, los grandes directores que son reconocidos y han creado escuela han sido o bien de comedia o –estoy pensando en Fernando León de Aranoa− de drama realista. Solo ahora se recupera este tipo de género. Debo reconocer que de las cintas que has citado, sigo siendo muy clásico: para mí la película de cine negro española es El crack. En No habrá paz para los malvados tal vez me reconozca menos, me cuesta creer esos personajes tan forzados.
-Llegado el caso, ¿os gustaría ver vuestra novela en la pantalla grande? Lo pregunto porque es una novela muy visual.
Sería un buen artificio. Pero por la parte guionista que me toca no me parece tan obvio llevarla al cine. Algunas escenas sí que son muy visuales, pero hay mucho monólogo interior, hay mucha reflexión inherente en los diálogos… Si se diera el caso, me mantendría al margen.
-Para finalizar, ¿volveréis a trabajar en una novela conjunta a tenor del éxito de Cuando estás en el baile, bailas?
Sí, por supuesto. Para nosotros, más que el premio, lo principal ha sido la buena comunicación y el entendimiento durante el trabajo. Esto se planteó como un proceso de aprendizaje por nuestra parte ya que ambos hemos llegado a un momento en nuestro trabajo −Óscar es más relatista; yo, más novelista− en que necesitábamos aprender más y trabajar con otro siempre es una manera. En ese aspecto tanto o más que el premio, a mí me ha interesado trabajar con otra persona ya que adquieres otros recursos y otro estilo que a uno solo es difícil que le salga. Así que tengo muchas ganas de volver a trabajar con Óscar, sacar un rato para esa idea que tenemos y que va lenta porque nuestra actividad principal es la de editores.