Bosques de Luz
Por Mariela Bargueño
Del 7 Febrero al 28 de Abril de 2013
Tabacalera. Espacio Promoción del Arte
C/ Embajadores, 51
El Espacio Promoción del Arte de Tabacalera acoge “Bosques de Luz”, una retrospectiva del madrileño y polifacético artista José Manuel Ballester, Premio Nacional de Fotografía 2010. En perfecta armonía con el rico espacio que ofrece la Tabacalera, el casi centenar de trabajos fotográficos del artista en tan diferentes formatos se mezclan y difuminan entre los muros del edificio, a veces, incluso siendo parte de la muestra. Una exposición comisariada por María de Corral y Lorena Martínez de Corral.
La Tabacalera ofrece un conjunto de paisajes industriales, urbanos y naturales, todos ellos en estrecha relación con tres conceptos fundamentales en la obra de Ballester: tiempo, luz y espacio.
Desde los paisajes nocturnos de Brasil o de China, entendidas como ciudades “laboratorio” hasta la Ópera de Garnier en París, todo ello como reflejo del capitalismo, a veces como denuncia, otras como alabanza. Imágenes donde se mezclan lo ficticio, la abstracción y lo real, sumado a sus limpios y simétricos encuadres, muy cuidados en cuanto a su composición, para ofrecer impresionantes fotografías de ambiente profundamente onírico, trascendental y meditativo. Lugares que son el recuerdo de lo que fueron, ruinas o paisajes urbanos en los que parece no existir actividad propiciando un encuentro con la soledad y una invitación a la reflexión y a la intromisión.
Quizás lo más llamativo en la obra de Ballester sea la escasa o nula presencia humana en sus instantáneas, seña de identidad del artista, que siente predilección por la estética de lugares recónditos y sin la directa aparición del ser humano, como haría el fotógrafo francés de principios del siglo XX, Eugène Atget.
Esta ausencia se ve también reflejada en su serie Espacio Ocultos, donde Ballester vuelve la mirada hacia la Pintura Italiana del Renacimiento. A través de las obras de Giotto, Da Vinci o Fra Angelico, el artista ejerce una labor de reconstrucción imaginativa sacando las figuras que habitualmente se encuentran en la escena y representando únicamente los espacios: el momento posterior a “ La Última Cena” de Da Vinci o “ La Anunciación” de Fra Angelico, que se transformará en “ El Lugar para La Anunciación”, donde encontramos un rico juego de perspectivas.
Ballester, a través de sus instantáneas, reivindica el uso de la fotografía digital que permite una amplia manipulación fotográfica y del Photoshop, como un “ tratado de pintura” más.
Juegos de claroscuros, salas vacías, nocturnos de paisajes industriales y urbanos, colores de gran intensidad… todo ello obedeciendo a la paradoja de que, en palabras del propio artista, “ el vacío llena mucho”.