De profesor a traficante

 

Por RAÚL HUERGA

¿Qué harías si supieras que te queda menos de un año de vida? ¿Cómo afrontarías esa certeza, si además eres un padre de familia pluriempleado, con una esposa que no trabaja, un hijo con parálisis cerebral, y un bebé en camino? Éstas son las preguntas que trata de responder, desde su particular punto de vista, la serie de Vince Gilligan Breaking Bad.

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La situación es tan cotidiana que cualquiera puede imaginarse un argumento basado en el drama de la superación y la aceptación de la enfermedad, pero nada más lejos de la realidad. Breaking Bad  es una historia de cariz surrealista, rayando a menudo en la exageración y lo ridículo.

Walter White, el personaje encarnado por Bryan Cranston (que recordaremos amablemente de su papel en la serie Malcolm in the Middle) es un profesor de química fracasado que trabaja por las tardes en un lavadero de coches para poder llegar a fin de mes. Cuando le diagnostican un cáncer inoperable de pulmón su vida se desmorona, y el futuro incierto de su familia pasa a ser su mayor preocupación. Hasta aquí, todo normal. Pero entonces Walter se encuentra con un antiguo alumno suyo, Jesse Pinkman, que se gana la vida traficando con metanfetamina.

Y aquí empieza lo grotesco y estrambótico de esta fantástica serie: Walter chantajea a su exalumno para que le ayude a entrar en el negocio y se compromete a elaborar la mejor metanfetamina nunca vista, con la intención de conseguir, en el poco tiempo que le queda de vida, dinero suficiente para que su familia viva cómodamente cuando él ya no esté.

A partir de aquí, podemos ver a lo largo de las cinco temporadas (la segunda entrega de la quinta y última está aún pendiente de emisión) una paulatina evolución en el carácter de este afable y temeroso profesor de instituto hasta convertirse en un maquiavélico narcotraficante, capaz de matar sin remordimientos y de manipular a amigos y enemigos con tal de conseguir sus objetivos.

El argumento de la primera temporada, mucho más cercano al género cómico, recuerda al clásico de Woody Allen Granujas de medio pelo, ya que las malas decisiones de Walter y las casualidades le harán perder, una y otra vez, todo el dinero conseguido, teniendo que empezar de cero tras cada obstáculo. Las demás temporadas adquieren un tono mucho más serio, donde abundan las desgracias en el entorno del protagonista (muertes, accidentes, infidelidades, rupturas) que van endureciendo su espíritu. Además, le veremos ascender en la cadena del tráfico de drogas, un mundo que desconoce por completo y en el que tendrá que aprender a desenvolverse.

Es una serie con pocas sorpresas en la que el protagonista siempre acaba saliendo bien parado, pero su ambición le llevará a cada vez mayores y más peligrosos atolladeros que le exigirán adaptarse y buscar la forma de seguir con vida. Podemos decir que Breaking Bad mejora a cada capítulo, descubriéndonos hasta dónde es capaz de llegar el ser humano por su instinto de supervivencia, y por su familia.  

Nominada a 17 premios Emmys en las cuatro primeras temporadas, lo único que podríamos decir en su contra es que la primera temporada es lenta y bastante más floja que el resto; pero con paciencia, verdaderamente merece la pena. Solo queda esperar a la última entrega para saber cómo acaba la surrealista pero muy convincente obra de Sony Pictures Television.

 

Aquí os dejamos un link a una página como la que crean en la serie para recaudar dinero para la operación de cáncer del protagonista. La cadena ha creado de verdad la página y lleva directamente a una asociación que recauda dinero para la lucha contra el cáncer. Por si os animáis:

www.savewalterwhite.com

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