El fetichismo de la guerra televisada
Por Cristóbal Vergara Muñoz.
A todos de pequeños se nos ha ocurrido jugar a las batallas y las pistolas, a todos nos han regalado en nuestra más tierna infancia armas de juguete, sobre todo si éramos hombres, y muchos de nosotros de un modo u otro hemos permanecido enganchados a eso el resto de nuestra vida. Hemos visto películas de guerra y desde nuestra más temprana adolescencia jugamos videojuegos bélicos y acariciamos como completo fetichismo esas horribles mieles que provoca en nosotros la guerra, algo claramente no experimentado en nuestra generación.
Nuestra sociedad está rodeada de fenómenos que idolatran la violencia y el fenómeno bélico y quien se dispone a reflexionar en este artículo como no podía ser de otra manera, ha crecido con esa especie de admiración incontrolable que a muchos hombres les surge ante los conflictos armados, las armas y la violencia. Tenemos personajes históricos como el propio Churchill, que ante la perspectiva de contemplar una guerra se sintieron extrañamente atraídos.
En nuestra actualidad al igual que cualquier cosa, la guerra entra dentro de ese todo que es susceptible de presentársenos como un artículo de compraventa si “tiene demanda por parte de los consumidores”. Es sólo un entretenimiento más para la industria del ocio, y lo es para nosotros porque la verdadera guerra no está aquí. Así pues, yo al igual que miles de adolescentes, jóvenes y no tan jóvenes he vivido de una forma tal que los conflictos armados y bélicos los hemos interiorizado como una suerte de mezcla entre videojuegos, películas hollywoodienses y noticias de las lejanas guerras del mundo, noticias parciales y manipuladas como no podía ser de otra forma por la prensa, las agencias de noticias y los gobiernos.
La cuestión es que es evidente que ficción y realidad son dos cosas muy distintas y que cualquiera con un mínimo sentido de realidad sabe que las películas de guerra no son la guerra misma, ya que la naturaleza de ésta suele ser dura, cruel y terrible. Azuzados por todos lados por las nuevas tecnologías, la confrontación se nos hace más accesible que nunca. Continuamente tenemos acceso a noticias parciales de lo que va ocurriendo a lo largo de algunos de los conflictos armados que surcan el globo y las imágenes se nos suceden al igual que los anuncios de ropa o perfume. Entramos en esa espiral de banalidad que supone ver las explosiones y los combates de la guerra tecnológicamente avanzada y podemos hacer esto mismo mientras tranquilamente comemos y vemos los noticiarios o realizamos cualquier otra actividad cotidiana.
Con la proliferación de lugares como Youtube esto creo que ha llegado a un nivel que jamás ha adquirido en la historia de la humanidad la propaganda bélica. Y es que desde hace ya tiempo, en Youtube podemos “disfrutar” (esto ya depende de cada cual…) de la guerra en su estado más puro. Existe en Youtube un canal llamado FUNKER530 bajo el cual numerosos soldados en su mayoría Estadounidenses, Canadienses y Británicos cuelgan sus vídeos de combate real. Parece ser, que el canal consigue además pingües beneficios por la publicidad y a los soldados de hoy les ha dado por la moda de equipar sus cascos con cámaras con que grabar la realidad de la guerra. La cuestión que todo esto me plantea, es en dónde está el límite ético o el límite censurable de este tipo de vídeos para empezar. Si educamos a una generación acerca de lo estupenda que es la guerra, al final esa generación estará encantada de ir a la guerra.
Cualquiera puede ir a Youtube y pasarse la tarde viendo vídeo tras vídeo de la guerra de Afganistán (que es de la que normalmente suelen ser la mayoría) mientras a gusto nos repantigamos en el sillón y comemos palomitas. Naturalmente todo tiene un límite, no veremos las “bajas” como tales, sino que veremos a los soldados operando sus armas, y realizando sus operaciones de combate. También hay entrevistas y por lo que parece, pretende “explicar” desde el punto de vista del soldado lo que vive y cómo es lo que hace. La sangre está en su totalidad básicamente ausente ya que en la guerra moderna, los oponentes están demasiado lejos en la mayoría de ocasiones como para poder verse las caras. El canal llama la atención de sus seguidores normalmente anunciando grandes explosiones o armamento utilizado en los vídeos un logo que creo que resulta curioso y digno de reflexión. Muchos de los vídeos comienzan con un logo similar al que podemos contemplar en la NBA estadounidense; sólo que en vez de un jugador de baloncesto, es una imagen que evoca un soldado con un fusil de asalto como si aquello fuera un deporte más. Seguidamente flanqueando el logo están las banderas de EEUU y Canadá y tras la rápida advertencia que inconscientemente nos dice que aquello no es más que un deporte, empieza el festival de disparos que hayamos elegido. Ante esto, evidentemente muchos jóvenes estadounidenses con su recién estrenada mayoría de edad ¿cómo no van a querer alistarse rápidamente?
Lo que me sorprende enormemente es la banalidad con la que nosotros mismos podemos adentrarnos en el conflicto y disfrutar de él, todo está presentado como un «show» a la estadounidense, con sus reclamos publicitarios (las armas y las explosiones, normalmente recibidas y sufridas según nos dicen, por los Talibanes, con los cuales parece existe una legitimidad total en acabar con ellos) y los indudables héroes, los soldados de occidente. Hay que entender que en EEUU, el espectáculo es ya una forma propia de su cultura y que lo que normalmente a nosotros nos resulta excesivo y de mal gusto, allí se ha normalizado por costumbre. Preveo entonces que las posibilidades de que con la moralidad nos pase algo semejante sean altas en tanto que creo que la exhibición del combate real nos plantea cuestiones éticas a debatir muy interesantes.
La guerra nos crea fetichismo y provoca morbo, queremos ver más, rozar el peligro desde el monitor de nuestro ordenador y los soldados en el frente muy gustosos nos lo enseñan. Casi parece que nos dicen que es divertido aunque podamos tener escalofríos; 3 explosiones de artillería, se usa tal arma, hay un bombardeo a baja altura, un helicóptero dispara una salva de ametralladora y un largo etc… Lo que se nos va diciendo para seguir viendo otro video más es : no pasa nada, es normal, esto es la realidad.
Si señores, la guerra provoca morbo y engancha a millones, dentro de este canal de Youtube no quiero dejar pasar la ocasión de comentar el episodio más sonado dentro de este circo, el vídeo por el que a muchos ha llegado a conocimiento todo esto. Dentro del canal, lo más visto es un vídeo con 24 millones de visitas bajo el cual, un soldado estadounidense combate y corre durante tres minutos y medio ante el fuego de una ametralladora que trata de acabar con él. El vídeo no tiene desperdicio y si somos fríos podremos plantearnos qué entresijos dentro de nuestra psique son los que funcionan de un modo tan extraño para que ni nosotros ni otros muchos podamos desengancharnos de tan extrema visualización.
Finalmente yo me pregunto: ¿es ético que esto esté al alcance de todos? ¿Le da cierta pluralidad informativa que nunca antes hemos podido tener o es simple propaganda ideológica? ¿Cómo hemos sido educados para que este tipo de videos llamen la atención de tanta gente?