Sergio Vila-Sanjuán: «Me siento como un enano a hombros de gigantes por haber entrado por la puerta grande del Premio Nadal»
Por Sara Roma
Recientemente hemos conversado con Sergio Vila-Sanjuán con motivo de su novela Estaba en el aire, ganadora de la 69 edición del Premio Nadal. Estos días está promocionando esta novela que en apenas tres semanas ha agotado su primera edición. Estaba en el aire rinde homenaje a la década dorada española, a través de la publicidad y los inicios de la cultura del consumo. Sobre ella, sobre literatura y sobre Barcelona, su ciudad natal, hablamos en esta entrevista.
¿Qué acogida está teniendo la novela y por qué ha sido Málaga la elegida para iniciar su ronda de presentaciones por Andalucía?
La acogida está siendo bastante buena por parte del público y de la crítica. Ayer, precisamente, me dijo el editor que ya estaba preparando la segunda edición, cuando tan solo hace quince días que salió la primera. A Málaga vine a través de una invitación de Alfredo Taján, director del Instituto Municipal del Libro, y luego con el Centro Andaluz de las Letras tuve también el privilegio de presentarla en Sevilla y en Huelva, lo que me ha permitido hacer un pequeño periplo andaluz que ha sido un gran placer porque, aunque soy catalán, tengo un poco de sangre andaluza por mi abuelo gaditano, y cada vez que bajo me lo paso muy bien porque tengo muy buenos amigos.
Durante la presentación demostró ser un excelente contador de historias y tuvo al público entusiasmado. De aquella tarde me quedo con su declaración «Me siento un enano a hombros de gigantes por haber entrado por la puerta grande del Premio Nadal», la cual he utilizado como titular. Esto es, ante todo, una afirmación de humildad.
Bueno, a la literatura se puede llegar por muchas puertas: porque guste una prosa elaborada, muy barroca; se puede llegar porque interese una gran cosmovisión; pero en mi caso, lo que me importa es explicar historias interesantes, que lleguen a la gente, que sean significativas, que tengan en sí mismas un contenido, incluso una moraleja, si se quiere, y que al mismo tiempo expliquen una época y un lugar. Lo que quería era contar historias de mi infancia y adolescencia que había escuchado, que me hervían dentro, y pensé que había llegado el momento.
¿Es entonces esta novela continuadora de la anterior? ¿Pretende escribir una trilogía sobre esas historias familiares?
Creo que puede acabar siendo una trilogía, tres momentos distintos de mi ciudad, Barcelona, en los que pasaban muchas cosas. La primera de ellas transcurre en los denominados años del pistolerismo, preludio de la Guerra Civil Española. En aquella época Barcelona era la capital europea del anarquismo, se vivieron momentos de mucha tensión social (gente que pegaba tiros por las calles) y, por otro lado, también era la ciudad de las grandes fiestas, de visitas del Rey, de la creación de grandes arquitecturas que embellecen la ciudad…Y para Estaba en el aire he escogido un momento que también es muy crucial, el período de 1960-1962, cuando la economía empieza a estimularse y, a pesar la dictadura franquista, España da un gran paso hacia la modernización (gracias a la difusión de la televisión y la entrada en los hogares de los electrodomésticos). Ese momento de libertad y de contradicciones me apetecía plasmarlo.
Por otra parte, también reconoce que ha encontrado un nicho en el mercado literario que no estaba muy explotado. Una heredera de Barcelona puede recordar a La verdad sobre el caso Savolta, por ese escenario anarquista…
Sí, pero Una heredera de Barcelona empieza cuando acaba La verdad sobre el caso Savolta, eso lo hice muy deliberadamente. La novela de Mendoza acaba en 1919, con el final de la Primera Guerra Mundial; la mía empieza justo entonces. Y Estaba en el aire se centra en un tiempo que no se ha abordado en la literatura española: el mundo de la publicidad, de los primeros años sesenta que, aunque hemos visto en la famosa serie de televisión americana Mad Men, en lo que respecta a España era un terreno virgen.
Estaba en el aire es una novela bastante completa. Está protagonizada por dos personajes muy atractivos, Antonio Luna y Tona Viladomiu, y en ella se superponen diferentes historias. En sus páginas el lector conocerá a una bella mujer de la alta sociedad, pero muy desgraciada; sabrá sobre la existencia de un programa radiofónico de la época, Rinomicina le busca, gracias al cual se encontraron a desaparecidos durante la guerra y seguirá los pasos de un joven cántabro que llega a Barcelona para rastrear sus orígenes. ¿Cómo tejió la trama de la novela? ¿Cómo ensambló estas historias?
Es cierto que las dos historias básicas son la del programa radiofónico y la de la mujer. En cuanto a la del programa radiofónico viene de mi infancia porque mi padre era publicitario y él era uno de los patrocinadores de aquel espacio, antecedente de Quién sabe dónde, de Paco Lobatón. Sin embargo, buscar a personas desaparecidas en los años sesenta tenía un problema: las autoridades estaban muy encima. Entonces, a Rinomicina le busca empezaron a llegar muchos casos de desaparecidos de la Guerra Civil Española, historias muy trágicas que el programa consiguió resolver. Mi padre me las contó y a mí me marcaron porque tenían mucha hondura. Años después, me seguían dando vueltas y, un día, buscando un tema que me apeteciera narrar, pensé en recopilarlas.
¿Esas historias las ha trasladado tal cual o les ha conferido un toque de ficción?
La mayoría las he cambiado. Los casos que están tan cual son los que menciono brevemente. Para los más importantes he recreado dos o tres y los he fundido en uno solo porque tampoco quería trasladarlos literalmente y, por respeto a las personas implicadas, he preferido convertirlos en personajes imaginarios. Pero en casi todos hay una base de realidad muy importante.
Comentaba al principio de la entrevista que en apenas un par de semanas se ha agotado esta primera tirada y que Destino ya va a publicar la segunda edición. ¿Cuáles son las claves para que una novela guste y enganche al público?
Este tema lo analicé en Código Bestseller: Las lecturas apasionantes que han marcado nuestras vidas (Temas de Hoy, 2011) donde abordé los grandes bestseller de los últimos dos siglos. Y sí que hay una serie de factores comunes: tocar temas de una cierta originalidad, difuminar muy bien el suspense a lo largo de la trama para que el lector vaya encontrando estímulos para llegar hasta el final…Algunas de estas técnicas las he intentado aplicar aunque yo no procuro hacer un bestseller sino un libro interesante y estimulante.
Primero, con La heredera de Barcelona y ahora, con Estaba en el aire usted confirma y sigue la estela de muchos escritores que sitúan sus novelas en el escenario de la Barcelona del siglo XX. ¿Qué tiene esta ciudad literariamente hablando que tanto atrae?
Es cierto que mis libros son barceloneses, pero con proyección española. Siempre he intentado buscar momentos en que la historia de Barcelona y la de España se fundan. Es decir, lo que está pasando en Barcelona, en los momentos de mis dos novelas, son también muy relevantes para toda España. Incluso el programa radiofónico s
e llama “Rinomicina le busca. Barcelona llama a España” porque la fusión de los personajes que vienen de todos los territorios y que llegan a Barcelona y se mezclan, me atrae. Barcelona es muy literaria porque ha sido una ciudad avanzada, fue la primera que se industrializó, aquello generó grandes tensiones sociales y la literatura se nutre de la dificultad y de la fricción, por eso ha dado tanto de sí. Pero tampoco debemos olvidar que fue la primera ciudad que aparece en El Quijote, donde ya Cervantes la define como una ciudad de libros, de mar y con potencia literaria.
Para finalizar, ¿qué le ha supuesto o qué supone ganar un premio como el Nadal?
A mí me ha supuesto un cambio de perspectiva y de escala. Aunque era un periodista y un escritor reconocido, aunque mis libros habían funcionado bien, con el Nadal se entra en una fase de mucha proyección porque es un premio muy seguido y muy querido. Este premio lo obtuvieron Miguel Delibes, Carmen Laforet, Alvaro Cunqueiro, Francisco Umbral, que son grandes figuras. Entonces, poderte unir a este palmarés impresiona mucho, por eso tengo esa sensación de modestia y espero que con su energía me arrastren.