Por Alfredo Llopico.
Desde que China inició su giro hacia el capitalismo el país no ha dejado de crecer y nada hace prever que su ritmo de crecimiento baje significativamente en los próximos años. Según las proyecciones del gobierno chino, en el año 2020 el producto bruto nacional será cuatro veces mayor que el actual, y la renta per cápita se triplicará, lo cual se traducirá en el nacimiento de una enorme clase media que numéricamente será mayor que toda la población de los Estados Unidos o de Europa. De hecho, se estima que las multinacionales que hoy producen ropa, automóviles y noticias para el gusto de los consumidores occidentales, modificarán sus productos para conquistar a los consumidores chinos y tendrán una orientación más asiática y menos occidental, lo que significa el inicio de la transformación de la economía mundial tal como la conocemos hoy.
Desde hace unos años no es infrecuente escuchar el augurio cada vez más evidente de que China será la próxima superpotencia indiscutida. De lo que no hay duda es que está presente cada vez más en nuestras vidas. Su perfil emergente cambia velozmente y está modificando el mundo que conocemos a toda velocidad. Así, si hasta hace poco su imagen estaba asociada a los juguetes, a los textiles o a los restaurantes de comida oriental, una presencia basada en la ventaja comparativa de muy bajos salarios y una exportación altamente competitiva a precios también bajos, ahora su perfil es otro y más complejo que provoca que todas las miradas se dirijan cada vez con mayor intensidad hacia China por variados y múltiples motivos: ya sea como ejemplo de potencia económica, sino también espacial, deportiva, tecnológica o cultural.
El economista e intelectual Ramón Tamames (Madrid, 1933) conocido por su relevante y extensa labor de investigación y divulgación en el ámbito de la economía, tanto en la esfera española como en la internacional, ha seguido de cerca esta evolución desde su época de estudiante universitario. Tras un primer viaje en 1972, que fue seguido de ulteriores y frecuentes visitas y conferencias; además de diversas publicaciones sobre los avances de la nueva China. Desde 1997 es, además, profesor visitante de la Universidad de Macao, lo cual junto a sus colaboraciones con la Academia China de Ciencias Sociales le ha permitido mantener un continuo contacto con los cambios espectaculares que están produciéndose en el país.
La tarde del próximo miércoles participará en el ciclo «De Razones y Hombres», invitado por la
Fundación Caja Castellón. En su intervención “
China, tercer milenio: El dragón omnipotente”, título de la obra homónima recién publicada por la editorial Planeta tras este viaje, despejará las dudas geopolíticas y macroeconómicas que el espectacular crecimiento del gigante asiático despierta. Así cuestiones como si China constituye realmente una amenaza para la economía mundial, si acabará la gran «fábrica del mundo» con muchas de las demás economías o si se convertirá en una potencia política capaz de marcar la agenda internacional son algunos de los temas más candentes que resolverá sobre el gran enigma chino, al tiempo que reflexionará sobre las oportunidades a empresarios, inversores y agentes culturales que plantea el dragón omnipotente.
En cierto modo, afirma Tamames, China está recuperando la posición que tuvo durante siglos, hasta comienzos del siglo XVIII, porque después de un largo aislamiento, el gigante chino resurge de su decadencia, con 1340 millones de habitantes que conforman el mayor mercado potencial del mundo. La frase de Napoleón de que cuando China despierte el mundo temblará es pues plenamente vigente. China se prepara para liderar el siglo XXI, y está dispuesta a cambiar muchas cosas, la economía, el comercio y la cultura mundial. Sin embargo, el país más poblado del mundo todavía plantea no pocas incertidumbres por resolver que no hay que dejar de lado para quien quiera seguir de cerca la definitiva emergencia de la primera potencia mundial de esta centuria. Al igual que ya ocurriera con Alemania a principios del siglo XIX y con los Estados Unidos a principios del siglo XX China está abocada a transformar el panorama geopolítico del mundo.
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