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La canción de Brenda Lee

Por Eva González Vellón

portada-alta-portada-en-alta-esLa canción de Brenda Lee. Miguel Ángel Muñoz. Menoscuarto, Palencia, 2013. 328 páginas. 19,90 €.

 

 

 

El escritor almeriense Miguel Ángel Muñoz, autor de los libros de relatos El síndrome Chéjov (2006) y Quédate donde estás (2009), y de la novela El corazón de los caballos (2009), nos sorprende ahora con La canción de Brenda Lee: una novela inteligente, culta y bien escrita, en la que el protagonista, un joven músico de jazz subyugado por la desorbitada figura de su padre, acaba subyugado también por la figura de un ama muy especial. A las que nos aburren los cuentos de hadas y el porno para mamás nos da pereza, el universo fetichista y sumiso de la novela de Miguel Ángel Muñoz es todo un soplo de aire fresco, y se agradece que, por una vez, las mujeres no quedemos atrapadas en los mismos roles de siempre, literarios o reales. La mirada de Muñoz sobre los personajes femeninos es audaz, alejada del tópico, muy sugerente. La mirada del autor sobre los personajes en general es irónica, a veces mordaz y tierna al mismo tiempo.

 

La novela ha sido etiquetada como erótica en muchos catálogos de librerías, pero es mucho más que eso: caer a los pies de los tacones de aguja y el látigo del ama Miriam es la forma que tiene el personaje de matar al padre, de explorar su propia identidad y de ubicarse en el mundo. La sumisión sexual del protagonista puede leerse como una metáfora de situación, que permite al autor tejer el retrato del gran Leonardo Veneroni, un personaje asediado por la enorme figura de su padre, en búsqueda de su propio yo.

 

Otra de las sorpresas que nos depara esta novela es su escenario. Si uno espera que en un ámbito de sumisión, la sumisa sea ella, el autor nos sorprende con un sumiso él. Y si uno espera que el látex y las esposas circulen por las grandes ciudades, es Almería la que hará restallar el látigo. Más allá de la belleza del mar, Almería se transforma en esta novela en una ciudad misteriosa, húmeda y envuelta en sombras, abierta a la perversión y al placer.

 

Y aunque la sexualidad esté ahí, la gran protagonista de La canción de Brenda Lee no es ella, sino la música, que envuelve la novela y nos hace desear leerla conectados a nuestra cuenta de Spotify. No solo el personaje toca, recuerda o escucha canciones inolvidables de la historia del jazz; cada capítulo comienza con una cita muy especial: el fragmento de una canción, vista bajo el prisma de la sumisión. Del «Ne me quitte pas», de Jaques Brel a «Gavilán y paloma», de Pablo Abraira o al “Sí, sí”, de Los Ronaldos, el autor se acerca a la letra de 28 canciones a la luz (o mejor dicho, a la oscuridad) del binomio sumisión-dominación. La música no es solo un referente en la novela de Miguel Ángel Muñoz; la propia prosa es musical: 328 páginas de gran calidad literaria, que se leen con la misma levedad y el mismo relajo con el que escuchamos una canción de jazz.

 

 

@evagvellon

www.disparosenelarmario.com

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