Un asunto real (2012) de Nikolaj Arcel
Por Fernando Marañón
Un asunto real, que representó hace unos días a Dinamarca en la lucha por el Oscar a la mejor película extranjera, recrea la documentada relación que se estableció entre el rey danés Cristian VII, su esposa inglesa Carolina Matilde y el médico alemán Johann Friedrich Struensee, durante el reinado del primero.
Para ello, el director Nikolaj Arcel ha echado el resto. Tenía una gran historia y quería una gran película. Me parece que le ha salido. La narración clásica –digamos que incluso “ilustrada”- expone de forma impecable el contexto histórico, los motivos de cada personaje, la intriga política en la corte, la pasión romántica de Carolina y Johann, el tormento mental del rey Cristian, la tentación del poder en unos y otros, el precio que cada uno paga por ser como es.
A que todo esto funcione contribuye por descontado su gran reparto, liderado por Mads Mikkelsen y Alicia Vikander, una versión sueca de Natalie Portman que no me extrañaría ver pronto como novia de superhéroe en Hollywood a poco que se descuide.
Y ante nosotros, el empelucado XVIII con su palaciega puesta en escena, el inmovilismo del Anciano Régimen esparciendo miseria y mugre, las miradas de Carolina, los libros de Johann, el axfisiante protocolo que obliga a hacer públicas las intenciones sexuales de un rey para con su esposa ante los consejeros invitados a cenar… todo en la historia de estos tres soñadores desdichados respira fatalidad y sedimenta minuto a minuto lo inevitable de una pasión suicida y de una amistad traicionada.
Y como mar de fondo, un pueblo tan acostumbrado a la servidumbre que apenas sabe vivir sin ella. Que siente los cuernos como si fuesen suyos y que prefiere la superstición y las antorchas a la oportunidad de progresar.
El resto lo pone Shakespeare: Algo huele a podrido.