Louis-Ferdinand Céline
Yo no sé si os habrá pasado a vosotros, resulta que a mí me ha pasado que durante mucho tiempo he renegado de mi visión sobre la existencia, me daba vergüenza expresarme, porque creía que sólo yo era tan negativo y que tenía que corregirme, cambiar, pero eso es imposible, porque uno es como es y tiene que empezar por aceptarse y conocerse. Entonces ha sido la literatura, y especialmente Louis-Ferdinand Céline, lo que me ha hecho ver que no soy ni tan raro ni tan extraño como yo pensaba, que hay más personas con mis mismas incertidumbres, con mis mismos tormentos, eso me ha ayudado mucho a aceptarme y a tratar de expresarme sin complejos, tal como lo hace Céline y tantos otros, porque expresarse es una liberación, un desahogo, y una forma de comunicarse con el otro siendo uno mismo, y por tanto de forma auténtica, real. Además, únicamente podemos ser más felices y buscar el camino de la luz si primero llamamos a las cosas por su nombre, nos quitamos la venda, y somos conscientes de la oscuridad y la miseria de la que estamos rodeados.
Realmente la escritura de Céline transmite una forma de afrontar la vida única, no sujeta a ningún parámetro, plasma toda la contradicción humana y la pone en práctica a través de sus personajes. Sin tapujos, sin tabúes, sin vanas reflexiones y sin miedo a ser juzgado ni por él mismo. Pocos desnudos integrales he leído así de otros autores o, al menos, que una vez desnudos tuvieran tanto que enseñar. Es un autor que me acompaña prácticamente a diario dándome fuerzas con su lenguaje irónico y transgresor. Al ver de forma tan transparente sus pensamientos, acciones y emociones, me he explicado mejor que nunca las mías propias, y eso es casi como una iluminación, una conexión, en definitiva.
Acerca de sus fuentes de inspiración o de creación, está claro que la más importante ha sido el sufrimiento. Es una de las fuentes de inspiración más potentes, porque nace de la mismísima esencia del ser humano. Céline se crió en una situación de miseria, y únicamente contactaba con la naturaleza cuando visitaba la tumba de su abuela. Lo que ocurre es que él, y de ahí que me guste tanto, nunca se resignó, fue un luchador nato, y orgulloso. Conoció mundo, se cultivó, estudió medicina, no permitía que nadie le humillara, y esa fuerza es la misma que transmite en su obra y la que me eleva el ánimo y la confianza cuando le leo. Por supuesto que no estoy de acuerdo con todo lo que dice o escribe, pero sí que disfruto mucho conectando con su espíritu, con ese alma libre a la que no interesaron nunca las costumbres o pensamientos preestablecidos sino que forjó los suyos propios a base de experimentar y de sumergirse en lo más profundo del alma social e individual del hombre, claroscuros incluidos.
Céline decía que la superficialidad es el horror del mundo moderno. A él le interesaba la condición humana en estado puro, sin adornos. Y precisamente encontraba más fácil hallarla en la gente más sencilla, en la gente de la calle, con ellos se mezclaba y con ellos era con los que mejor se lo pasaba. Y como al final la cabra tira al monte, pues buscaba lo grotesco, lo más parecido a como fueron sus orígenes, y eso unido a su enorme curiosidad y sus ganas de tener vivencias peculiares y únicas hizo que se rodeara de personas de los bajos fondos, como proxenetas, prostitutas, delincuentes de poca monta, buscavidas y gente de mal vivir, por no hablar de los nazis con los que confraternizó en los tiempos de la Francia ocupada. Pero también al mismo tiempo buscaba el conocimiento, el misterio, el arte, por eso entre sus amistades también había médicos y artistas de lo más bohemios. En fin, a Céline se le podrán achacar muchas cosas, pero lo que está claro es que vivió con pasión, y sobre todo vivió, que no es poco. Con eso me quedo, con su exaltación de la vida, una vida a la que a menudo ponía a parir pero precisamente porque esperaba mucho de ella y a la que nunca dejó de dar una nueva oportunidad.
Por otro lado está su amor por los animales. Eso también me fascina de él, su capacidad para amar habiendo visto lo más crudo de la vida, puesto que no olvidemos que como médico también fue testigo de unas cuantas desgracias. Eso es un auténtico poeta, el que está abierto a contemplar y pararse en lo más bello así como en lo más atroz de la vida y escribirlo todo después sin esconder nada. Leyéndole, cuando parece que no hay lugar de salvación te habla de un pajarillo, de una mujer o de un amigo y uno tiene la sensación de que todo ha merecido la pena, de que todo es parte de un todo maravilloso. Céline me da confianza, es un autor en el que confío, porque me parece que no pretende engañar a nadie ni camuflar la realidad, por eso cuando él dice que ama me lo creo y me llega la sensación de que yo también soy capaz de hacerlo, de amar a pesar de todo.
Sé que no es un autor fácil en el que entrar, de primeras puede resultar hasta desagradable. Si aún no lo has hecho y te decides, léete “Viaje al fin de la noche”, su obra cumbre. En ella relata su experiencia en la primera guerra mundial, sus viajes a África y Nueva York y su práctica médica en los arrabales de París. Todo ello contado con un lenguaje rico, expresivo y elaborado, y con una visión sobre la vida que puede ser de todo menos convencional. Agria, sí, y descontenta también, pero es una visión al mismo tiempo apasionada y luchadora.
Sartre, quien le criticó ferozmente, reconoció también su calidad literaria, llegando a decir que de todos ellos quien quedaría a través de los tiempos sería Céline.
Entrevista a Louis-Ferdinand Céline en YouTube
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Me parece muy bueno el artículo. Y no voy a dejar pasar la oportunidad de descubrir a éste autor. Un saludo