El despertar de la escritura femenina en lengua castellana
Teresa de Jesús, Luisa Sigea, Olivia Sabuco, Sor Marcela de San Felix, María de Zayas, Sor María de la Antigua, Luisa de Carvajal, Ana Caro, Isabel Rebeca Correa, Sor Angela de la Cruz, Juliana Morella, Cristobalina Fernández de Alarcón, Amarilis, Sor Juana Inés de la Cruz… todas ellas son pioneras de la escritura española que estarán presentes en la muestra que desde el 30 de enero acoge la Biblioteca Nacional.
De Teresa de Jesús a María de Zayas: los difíciles comienzos de las pioneras.
En la exposición El despertar de la escritura femenina en lengua castellana, comisariada por Clara Janés y que se inaugurará el 30 de enero en la Sala de las Musas del Museo de la Biblioteca Nacional de España, se ve florecer la literatura femenina en los conventos, tanto en la prosa (Santa teresa de Jesús), como en la poesía (Sor María de la Antigua) o el teatro (Sor Marcela de San Felix), pero también gracias a mujeres que se presentan a certámenes literarios o suman sus escritos a libros colectivos realizados con motivo de homenajes o celebraciones. En este apartado, se encuentran pioneras como Isabel de Villena, Florencia Pinar, Luisa Sigea, María de Zayas, Luisa de Carvajal, Ana Caro, Olivia Sabuco, Juliana Morella, Isabel Rebeca Correa o Cristobalina Fernández de Alarcón.
Ya en el siglo XV, algunas escritoras vieron sus textos publicados. Unas habían renunciado al mundo, como fue el caso de la abadesa Isabel de Villena, hija natural del Marqués de Villena, que empleó en sus textos el latín y el valenciano. Otra, Florencia Pinar, vio uno de sus romances recogido por Hernando del Castillo en su Cancionero General. Por su parte, Luisa Sigea fue víctima de la impostura literaria, pues Nicolás Chorier firmó con su nombre un libro de carácter erótico y de mal gusto, titulado La academia de las damas.
Teresa de Cepeda y Ahumada, a la que se conocería con el paso de los años como Santa Teresa de Jesús, dejó una inmensa obra, y su personalidad y fuerza creadora quedaron reflejadas, no solo en sus escritos, sino también en el rigor y la altura que supo infundir a las religiosas que estaban a su lado. Al no ser bien vista por la Inquisición, quemaron sus obras, y algunas de sus discípulas, como es el caso de Sor Ana de San Bartolomé y Sor Ana de Jesús, tuvieron que salir de España y refugiarse en otros países. De y sobre, Santa Teresa, se pueden contemplar en la exposición de la BNE, obras como Libro llamado Camino de perfección que escribió para sus monjas la madre Teresa de Jesús, Conceptos del Amor de Dios, Carta de Santa Teresa de Jesús a doña Isabel Osorio y Los libros de la madre Teresa de Jesús, fundadora de los monasterios de monjas y frailes carmelitas descalzos de la primera regla.
Sor Juana Inés de la Cruz y María de Zayas destacaron por su defensa a ultranza del derecho de la mujer a la educación. La segunda, en el prólogo de su libro Novelas amorosas y ejemplares (considerado el Decamerón español) expresa con cierta ironía su preocupación ante el posible menosprecio de sus escritos, por deberse a una pluma femenina. Mientras que Sor Juana escribía poemas y destacaba por su gran inteligencia. Tras publicar su Carta Atenagórica, fue considerada poco devota por las jerarquías eclesiásticas, que le llevaron a juicio, y acabó por abjurar y declararse la peor de todas, viéndose obligada a abandonar la vida pública y a no editar sus escritos.
Otra literata, Olivia Sabuco, mereció los apelativos que le dieron sus contemporáneos: honor de España y musa décima, otorgado éste último por el mismísimo Lope de Vega. Fue la descubridora del líquido raquídeo y recogió su saber en el libro Nueva filosofía de la naturaleza del hombre, no conocida ni alcanzada de los grandes filósofos antiguos. Cristobalina Fernández de Alarcón ganó numerosos certámenes literarios, lo que le trajo la antipatía y la envidia de Góngora y Quevedo, pero también la admiración de Lope. En el campo teatral destacó Ana Caro, quien recibió numerosos encargos literarios por parte de la nobleza sevillana y madrileña del siglo XVI.
Lope de Vega rindió homenaje en algunos de sus escritos a la literatura femenina. Como muestra, en su Laurel de Apolo, aparecen desde Safo y Pola Argentaria, a Cristobalina Fernández de Alarcón, Juliana Morell, Santa Teresa de Jesús, María de Zayas, Amarilis, Vittoria Colona y Laura Tercina. La comisaria de esta exposición, Clara Janés, deja patente que “las primeras escritoras españolas lo tuvieron muy difícil para salir adelante, porque vivían en una sociedad machista”, pero, afortunadamente, sus obras han llegado hasta nosotros para que las juzgue la historia como se merecen.
Leido en julio de 2020 este articulo pregunto si cabe : » sobre Oliva/Olivia de Sabuco «su obra no fue conocida por los antiguos» a quiénes se refiere? •Si el libro se editó 2 ediciones en Madrid 1587
Una en Braga 1622 osea anteriores al expurgatorio de la Inquisición Española 1707.Descubridora del uso de la mascarilla tal vez…Gracias