el blog de hoy: Intemperancia Verbal
que no calle la noche
y si después de la noche existo
que la sequedad de mi boca se acode frente al alcohol
en un pulso de cobardía infatigable.
tres de la madrugada y apuñalado consigo mirarme al espejo
un rato largo,
pero mi voz no me reconoce
ya soy un navío viejo o esto es lo que ven mis ojos.
a dónde me dirijo?
ahora que todos duermen y nadie castiga al amor
arqueado y triste como una prostituta congelada.
sin embargo lo que escribo no resulta brillante
y no deseo intentarlo más
estoy cansado y me apetece salir a beberme
a escupir trozos de hígado con nombre y apellido ruso
soy yo el que defiende mi propio suelo,
soy yo el pesado fusil que carga sobre la espalda,
si supieras qué bien se aprende de la soledad,
es una niña indestructible que no deja de hurgar las narices
un anciano alucinógeno,
un tumulto indescriptible de murallas.
yo no he inventado nada,
lo sé,
pero a veces veo pasar poemas tan hermosos,
tan desnudos,
tan espléndidos,
como el chapoteo de Myrtis
lloviendo requiem for a dream en el pasillo del metro,
y me acerco a su guitarra,
a un principio de libertad
que dura diez años y un medio,
tres acordes,
dos pulgadas,
un eterno,
el tiempo para escribirte suave
o el tiempo para escribirte deshecho
pero que no calle la noche
que siempre saldré a buscarte
que hay sombras que no se detienen
cuando en la calle no hay nadie.