La novela de tu vida: Rosa Huertas
Por Rosa Huertas.
Celia en el colegio, de Elena Fortún.
El libro que nos cambia la vida es aquel que consigue atraparnos por primera vez, aquel que nos convierte lectores, que hace saltar una chispa mágica y nos descubre el placer enorme de sumergirse en las páginas y perderse en ellas.
Sé muy bien qué libro obró el milagro en mi vida, cuando yo apenas tenía diez años. Después vinieron otros muchos, magníficos, importantes, cruciales, que me condujeron al camino de la escritura. Y la escritura es lo que más ha cambiado mi vida, pero sin ese primer libro jamás habría llegado a los siguientes.
El libro se titulaba Celia en el colegio.
Cuando me dijeron en el cole de monjas que debíamos leerlo, me dio un a enorme pereza pues nunca antes me había enfrentado a un texto tan largo: solo leíamos fragmentos de relatos incluidos en los libros de lectura que apenas sobrepasaban las dos páginas.
Tardé poco en entusiasmarme con el libro de Elena Fortún. Celia era una niña traviesa e ingeniosa que se rebelaba contra el aburrimiento y la disciplina del colegio. Eso era lo que me habría gustado hacer a mí. Yo quería ser como Celia, vivir sus aventuras, superar el miedo, escaparme por la ventana y, después, escribirlo todo.
Celia en el colegio contiene la frase que realmente ha cambiado mi vida, una frase que aparece en algunas de mis novelas y que es, en esencia, lo que me anima a escribir. Celia se queda interna en el colegio durante el verano, sola con las monjas, y lo único interesante que le ocurre es una visita al circo que llega al pueblo. Celia, para que no se le olvide, lo escribe pero añadiendo hechos que en realidad no ocurrieron. Así, aquel verano gris y solitario se convirtió en una trepidante aventura. El deseo de escribir, de convertir en palabras los recuerdos los salva del olvido. Dice Celia (y digo yo, en cada libro): “Lo que ha pasado no está escrito en ninguna parte y, al fin, se olvida. En cambio, lo que está escrito es como si hubiera pasado siempre.”
Pocos años después del descubrimiento, viví uno de los veranos más felices de mi infancia y recordé las palabras de Celia. Entonces, para que no se me olvidase, decidí escribir lo que me había ocurrido, igual que hizo la protagonista de mi novela favorita. No conservo aquellas páginas pero esos recuerdos, que alguna vez traspasé al papel, componen en gran parte la trama de una novela infantil que publiqué hace unos meses: La caja de los tesoros
Después de este primer libro de Elena Fortún, deseé con avidez leer más títulos de esta autora. Así me acerqué a Celia lo que dice, Celia novelista y otras obras protagonizadas por la misma niña. Me divirtieron, aunque ninguna tanto como la primera, que releí varias veces durante las largas y tórridas tardes de verano en la casa del campo, lugar del que yo también deseaba escapar, como Celia del colegio.
Gracias a ese libro conseguí huir lejos, sin necesidad de exponerme al sol a la hora de la siesta. Gracias a ese libro descubrí que la Literatura nos salva del olvido; que lo que escribimos posee una materialidad intangible que lo protege, en parte, del paso del tiempo; que aquello que convertimos en palabras es rescatado de la nada para instalarse en el siempre; que la memoria es más frágil que el texto y que escribir, aunque no te salve la vida, te la hace mucho más agradable.
* Rosa Huertas es profesora y escritora. Su última novela publicada es El blog de Cyrano (SM, 2012)