Jack Reacher (2012) de Christopher McQuarrie
Por Julio Vallejo
Jack Reacher se abre con una de las mejores secuencias del cine de acción de los últimos años. El espectador es testigo de cómo un francotirador elige a sus víctimas entre un grupo de personas que pasean por la calle. Sin necesidad de diálogos, McQuarrie logra provocar cierta desazón y angustia. No obstante, el resto de la cinta no está a la altura de estos primeros minutos.
El cineasta norteamericano, director de Secuestro infernal y famoso por sus guiones para películas como Sospechosos habituales o Valkiria, ha escogido como base para su segundo filme como realizador la novela Un disparo, obra del escritor de best-sellers Lee Child. El resultado es un largometraje de suspense con justiciero urbano que recuerda en muchos aspectos a las películas de acción de los años setenta. Todo ello al servicio de Tom Cruise, un actor que busca desesperadamente volver a ser la fulgurante estrella que fue en los años ochenta y noventa del siglo XX.
La cinta nos muestra al Jack Reacher del título como un tipo extremadamente individualista. Antiguo investigador militar, vaga de una parte a otra de Estados Unidos sin fijar su residencia en ningún lugar. Su cometido es hacer justicia en todos aquellos casos donde la ley se ha quedado corta.
En esta ocasión, este particular vengador tendrá que formar un curioso equipo con la abogada de un antiguo soldado acusado de matar a varias personas en una calle. Pronto descubriremos que nada es lo que parece.
Como ya hemos comentado previamente, McQuarrie renuncia en cierta manera a la espectacularidad de ciertas cintas de acción actuales para ofrecernos un thriller de sabor setentero. El realizador prefiere las peleas cuerpo a cuerpo y las persecuciones en coche a la parafernalia fallera que ha acompañado a este tipo de cintas desde los años noventa. Su largometraje prefiere decantarse por cierto suspense antes que por la adrenalina.
El director y guionista decide incluir también algunos elementos de crítica social en la película. El espectador descubrirá pronto que detrás de los asesinatos se encuentra un caso de corrupción. A la vez, el realizador dibuja a su protagonista como un particular ejemplo de libertad que no tiene que dar cuentas a nadie ni ajustarse a un horario como el resto de los mortales.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del cineasta por ocultarlo, la película no consigue huir del tono casi fascistoide que tenían los filmes de Harry El Sucio y muchos de los trabajos más conocidos de Charles Bronson. Al fin y al cabo, el protagonista es un hombre que ejerce de juez y ejecutor sin dar explicaciones a nadie.
A pesar de ello, Jack Reacher funciona bastante bien como un competente pasatiempo. Ayudan a ello un reparto de secundarios que da sopas con honda a un pétreo Tom Cruise. Rosamunde Pike dota de calidez a esa abogada que colabora con Reacher y tiene que enfrentarse a su padre, el fiscal del distrito. Lo mismo se puede decir de un espléndido Richard Jenkins, como el progenitor de la joven, y un casi terrorífico Werner Herzog, que aquí abandona su faceta como director para convertirse en el malo tullido de la función.
Jack Reacher (2012) se estrenó en España el 11 de enero de 2013