38 PALOS
Por JUAN LUIS MARÍN. Son los que me caen hoy. Y no es moco de pavo. Porque significa muchas cosas. Entre ellas, que sigo vivo. Y a veces pienso, «de puto milagro…»
Nada ha ocurrido como había imaginado. Y por eso he estado enfadado. Muy enfadado. Demasiado tiempo. Perdiéndome, por lamentar lo que quería y no alcanzaba, lo que ya tenía. Pero es así (para bien o para mal) como he llegado a ser quien soy (bueno o malo). Y es por ello que no me avergüenzo de nada de lo que he hecho. Como escribí en una ocasión, «prefiero arrepentirme por acción que por omisión». Ya ni siquiera me arrepiento. Prefiero pasar a otra cosa y seguir mi camino.
No corren buenos tiempos para ser optimistas… pero es ahora cuando más lo necesitamos. «Tienes un destino marcado y estás intentando escapar de él», me dijo una gitanilla adolescente en el verano de mis 17. Porque me leyó la mano. Y descubrió que yo no tengo línea de la vida. Le pregunté al respecto a un tío que echaba las cartas, y me contestó que las cosas chungas prefería callarlas. Pero me cobró igualmente. Un día, estando completamente solo en casa de mis padres, recibí en el móvil una llamada perdida del fijo de esa misma casa en la que, salvo yo, no había nadie… Y casi me da un patatús. En otra ocasión, mientras me duchaba, se encendió la radio del equipo de música por arte de magia y una canción hizo temblar la casa a toda tralla (y mi corazón, a toda hostia…). En el fregadero han reventado vasos porque sí. Y el otro día lo hizo sobre mi cabeza la bombilla del descansillo… estando apagada.
Ahora enseño la palma de la mano con orgullo y divertido ante las caras de susto e incredulidad de quienes descubren que, efectivamente, no tengo línea de la vida. Luego hago un chiste a propósito de mi número de móvil (que empieza por 666) y el círculo se completa. Casi tanto como la fantasía. Bruce Willis era un fantasma; Brad Pitt y Edward Norton la misma persona; Albert Finney un pez gordo… Y yo… ¿Qué más da lo que sea? Tengo, como mínimo, 38 razones para que me importe un carajo. 38 motivos para seguir dando caña. 38 argumentos para sonreír a la vida. Y si no me devuelve la sonrisa… que la den por culo.
«Tienes un destino marcado y estás intentando escapar de él». El otro día le di vueltas a la maldita frase y creo que encontré el significado. Lo más increíble no es que lo encontrara, si no que me lo haya llegado a creer. Yo. El atormentado. ¿Y si ese destino fuera «ser feliz»? Pues que dejaría de correr para encontrarme con él y darle la mano, como un señor. Total, lo de antes ya lo conozco…
Y tampoco ha sido para tanto.