Elemental, mi querido Holmes
Hilario J. Rodríguez
Sherlock Holmes nació en el siglo XIX pero en realidad le habló siempre al siglo XXI. Creía que al Mal lo podemos vencer a través de métodos analíticos, observándolo con un microscopio como si se tratase de un virus o una célula cancerígena, a una distancia prudencial. Las tres divisiones de C.S.I. le han dado la razón, aunque apenas han añadido nada a lo que él propuso, conformes con utilizar métodos científicos para solucionar crímenes desde un despacho o un laboratorio. Viendo a los hombres de Gil Grissom, Horatio Caine o Mark Taylor me entran ganas de convertirme en investigador y desentrañar misterios sin moverme de mi cómodo sillón, sin tampoco mancharme las manos, tecleando en mi ordenador hasta que el milagro se produzca por sí solo. La vida a distancia tiene sus ventajas, el crimen todavía más. Y en las calles de Las Vegas, Miami y Nueva York ya era hora de que los policías no tuviesen que patrullar constantemente, gracias al desarrollo de la balística, la biometría, la medicina forense o la informática, que –al parecer− ayudan a determinar los autores de un crimen con la misma facilidad que hacemos un pedido telefónico a Telepizza, en una hora y sin apenas esfuerzo.
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José Luis Garci habla en el programa Sesión continua sobre su película Holmes, Madrid 1890.
El hombre futuro
Intento imaginar a Holmes con cualquier móvil de última generación, con un poco de tecnología a su alcance, y me quedo rezagado ante las posibilidades. Hoy en día, no lo habríamos admirado, lo habríamos idolatrado. No era un hombre de su tiempo, era del nuestro; lo que no acabo de saber es a qué tiempo pertenecemos nosotros, porque todo lo que hemos sido capaces de añadir al personaje en la última adaptación cinematográfica es una extraordinaria fuerza física, un carácter menos desabrido (casi adolescente), una apariencia nada demodé, y más fascinación por una delincuente (Rachel McAdams) que por el doctor Watson (Jude Law). ¿Quién puede extrañarse de que la película esté causando furor entre el público mayoritario? Ahora es gracioso, desordenado, atlético, bebedor, contestatario e incluso mujeriego; su violín, sus lecturas de los clásicos, su ridículo traje, sus largos periodos de aislamiento y el opio han pasado a mejor vida o a un segundo plano. Más que hijo del escritor Arthur Conan Doyle, parece hijo de la Marvel Comics Group, hermano de Spiderman y primo del Capitán América.
Primera edición de La vida privada de Sherlock Holmes
Robert Downey Jr., el Sherlock Holmes del siglo XXI
Robert Downey Jr. interpreta al detective británico en la película de Guy Ritchie. Da igual. Podrían haber sido Tom Cruise o Brad Pitt y habría seguido dando igual; también podrían haber sido Adam Sandler o Jim Carrey. Del mismo modo que convertimos a Holmes en uno más entre los superhéroes actuales, a Downy Jr. podemos aceptarlo en uno más entre los muchos papeles improbables que ha interpretado a lo largo de su carrera. ¿Importa acaso que Holmes no haga parecer más inteligente a Downey Jr. o que Downey Jr. no haga parecer más atractivo a Holmes? Por supuesto que no. Lo importante es que la película tenga un diseño similar al de un videojuego y que el protagonista se enfrente a enemigos espectaculares para acabar con ellos de forma espectacular; lo importante es que las matemáticas no nos aburran y las acrobacias sean constantes; lo importante es que después del nivel Uno haya un nivel Dos, mucho más complicado. Una máquina puede pensar por nosotros, y hacerlo en micro millonésimas de segundo (y de manera muy eficaz), únicamente nos necesita para actuar. Y aquí Holmes, el nuevo Holmes, el Holmes del siglo XXI, ha dejado de leer a Descartes y, para existir (o seguir existiendo), ha dejado de pensar, actúa: corre, trepa, esquiva, golpea…
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Tráiler de Holmes (2009, Guy Ritchie)
Nada está en los libros
Holmes comenzó siendo un personaje literario que apareció en 4 novelas y 56 relatos, a partir de 1887. Vivía en el 221B de Baker Street, era un misántropo, tocaba el violín y rara vez cometía equivocaciones. Cuando Conan Doyle acabó con él, sus fans le obligaron a devolverle la vida. Según dicen, los aliados encontraron dos películas sobre él en el búnker donde se suicidó Adolf Hitler. En términos cinematográficos, es el personaje que han interpretado más actores diferentes. A mí me gusta Basil Rathbone porque tiene una cara ambigua, de alguien perverso e inteligente al mismo tiempo. Me gusta algo menos Peter Cushing, a pesar de su rostro severo y antipático, que no me cuadra cuando lo veo drogándose. Los demás Holmes me resultan descabellados. Michael Caine es demasiado graciosillo, Charlton Heston demasiado enérgico, Christopher Plummer demasiado elegante… Pero Downey Jr. es la apoteosis del absurdo, su parecido con el personaje no sólo es improbable sino también imposible. Quizás por eso no me hace echar en falta a Holmes tal como lo entiendo yo. En la película de Guy Ritchie es alguien luchando en el siglo XIX con las armas del siglo XXI, mucho menos sofisticadas y mucho más destructivas. De la literatura ya sólo le queda el nombre, del cine de acción lo ha heredado casi todo. Ha entendido que en los tiempos que corren, equivocarse es de humanos (y él se equivoca al suponer que la novia del doctor Watson aún está casada) pero perder no.
Basil Rathbone
*Texto aparecido inicialmente en el suplemento cultural Abcd de las Artes y las Letras del diario Abc en enero de 2010.