Norah Jones, Ravi Shankar y Harrison

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     Por Javier D. Taylor.

     Norah Jones ha tenido, sin duda, un año de lo más agitado. Después de sacar un nuevo álbum, – Little Broken Hearts que se disecciona en detalle más abajo-, se embarcó en una extensa gira que incluyó una visita a la vieja Europa, y que se estirará al menos hasta febrero de 2013 por Australia y Singapur. Pero desgraciadamente para ella, el pasado 11 de diciembre será una fecha que jamás olvidará, pues falleció su padre el maestro del shitar Ravi Shankar, en la ciudad californiana de San Diego a la edad de 92 años.

 

   Ravi, su padre

     Ravi Shankar es, probablemente, el músico clásico que más influencia ha tenido sobre la evolución del pop (al menos en el periodo 1965-75), y es considerado uno de los primeros (sino el primer) impulsor de la “world music”. Y parece ser que dicho empujón surgió por una de esas puras casualidades de la vida.

     El llorado beatle George Harrison comenzó a interesarse por el espiritualismo hindú a mediados de los 60, y por ende encaminó sus pasos hacia la música de ese vasto país. Cuanto más indagaba, con más fuerza le repetían el nombre del virtuoso Shankar; incluso otro hippy amante del sitar, el bigotudo David Crosby (de los ByrdsCSN&Y), le recomendó los densos discos del intérprete de Benarés, durante la gira que por los EE.UU. hizo el cuarteto de Liverpool en 1965. Por fin, consiguió que se lo presentaran en Londres, y a partir de ahí surgió el flechazo artístico: George le apadrinó y produjo sus discos; aprendió a tocar el sitar y lo incluyó en el tema de John Lennon, «Norwegian Wood (This Bird Has Flown)«, del álbum Rubber Soul; e incluso invitó a Ravi al primer concierto benéfico-rockero de la historia “The Concert for Bangla Desh” en agosto del ´71 (por cierto, muy recomendable doble DVD), junto a la pléyade de estrellas más rutilantes del momento: Bob Dylan, Ringo Starr, Billy Preston, y hasta un Eric Clapton muy mermado de salud entonces, por algunas de sus aficiones.

     Norah Jones, la hija del amiguete de George, apenas convivió con su padre ya que al caballero le gustaba picotear de flor en flor, al punto que Norah y su hermana nacieron con dos años de diferencia… de madres distintas: Norah de la productora de conciertos Sue Jones, de la que mantiene el apellido, mientras que Anoushka es hija de la empleada bancaria Sukanya Rajan. No cabe duda de que el bueno de Ravi tenía encanto para las féminas, y mudaba su convivencia con relativa facilidad. Todo ello resulta aún más curioso, si añadimos que Shankar mantenía prejuicios de la casta a la que pertenecía – era Brahmana de nacimiento, la casta sacerdotal hindú -, y condenaba el uso de drogas y la promiscuidad de los hippies (sic).

     En total Norah disfrutó de la compañía paterna unos siete años en diferentes periodos, y aunque vivieron separados durante mucho tiempo, hace dos años tuvieron un sonado reencuentro en la ciudad hindú de Delhi.

 

   Nuevo disco

     Norah publicó hace pocos meses un álbum que descolocó a la mayor parte de sus fans. Little Broken Hearts es sin duda un nuevo paso en su carrera, pero quizá su legión interminable de fans no hayan acabado de asimilar esta colaboración que ha mantenido con el prestigioso productor Brian Burton, más conocido como Danger Mouse (triunfador  junto a The Black Keys, Gorillaz o Beck). Los estilos tan personales de ambos, han llevado a la cantante y pianista de Brooklyn a abandonar momentáneamente su onda jazzy-country-soul-pop, que tantos éxitos le proporcionó hace una década cuando publicó su aclamado primer trabajo “Come away with me” (8 Grammy y 20 millones de copias vendidas), para instalarse ahora en una suerte de pop contemporáneo, difícilmente identificable por sus seguidores. La exploración de diferentes perspectivas sonoras, han aparcado a Norah en terrenos tan poco habituales para ella como el tecno-pop ochentero, los sonidos industriales, el chill o el dub-reggae, con un sintetizador que sobrevuela casi todo el álbum, lo cual induce a pensar que la fuerte personalidad de Mouse se ha impuesto en exceso. Los primeros temas del disco resultan un tanto impersonales, pero luego empiezan a aparecer canciones que sí que llaman poderosamente la atención, hasta reconciliar al fan habitual, tales como “After The Fall”; el rock “4 Broken Hearts” (muy en la línea de Chris Isaak); “Travelin’ On”; “Out On The Road” un tema agridulce más Norah Jones; y por supuesto “Happy Pills” quizá lo más pegadizo del álbum.

      En suma, no se trata de la escucha confortable a la que tenía acostumbrados a sus habituales, mostrando muchas aristas y ángulos diferentes.

 

Escucha a Norah Jones en Spotify:    

Norah Jones – Happy Pills

Norah Jones – Out On The Road                               

Norah Jones – Travelin’ On

Norah Jones – Sunrise

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