Entrevista a Marina Sanmartín
Por Recaredo Veredas.
La clave está en Turgueniev (Editorial Eutelequia) es una de las sorpresas del invierno de 2012. Marina Sanmartín se descubre como una narradora que combina el dominio de la estructura, un cuidado poco frecuente del lenguaje y personajes profundos y, al mismo tiempo, reconocibles. He tenido la suerte de que respondiera a unas cuantas preguntas.
¿Cómo surge la novela? ¿Cuál ha sido el proceso?
Hace ya algunos años, bastantes, una compañera de la agencia de anuncios por palabras para la que trabajaba viajó a Marruecos y, a su vuelta, nos contó que lo que más le había sorprendido del viaje era descubrir que había un punto físico en el que terminaba la ciudad y empezaba el desierto; y aquella expresión se me quedó grabada durante mucho tiempo. Me gustaba y, en su momento, pensé que si algún día conseguía escribir una novela la titularía así: “El principio del desierto”. A partir de entonces sólo tuve que esperar a que me ocurriera algo que llenara de contenido la expresión; y me ocurrió. De hecho ese era el título original de la historia, que luego cambió por “La clave está en Turgueniev”. Este cambio es una muestra clara de la importancia del proceso, porque la novela ha ido creciendo y transformándose hasta el final, sorprendiéndome a mí misma a medida que la iba escribiendo.
¿Por qué Turgueniev y no Tolstoi, Chéjov o Dostoievsky?
Porque primero, siendo librera, me encontré con Turgueniev ordenando una estantería y descubrí que cada editorial escribía de una manera diferente su apellido; y eso me llamó la atención, consiguió que me fijara en su obra y me llevara a casa “Primer amor”; y sólo luego, a partir de esa lectura, se me ocurrió que la literatura rusa, con todas sus connotaciones (el invierno, el frío, la disección…), encajaba perfectamente en la ficción que estaba construyendo y la complementaba.
Es un libro muy trabajado, ¿lo has reescrito mucho?
No lo he reescrito una vez terminado, pero sí he corregido mucho sobre la marcha, he leído mucho en voz alta. Creo que es muy importante no sólo lo que se cuenta, sino que además lo escrito suene bien.
Se percibe una especial habilidad en el tratamiento del lenguaje. ¿Te ha resultado muy difícil escribir en distintos registros?
La novela tiene dos voces que la sostienen: la de Eli y la de Antonio Luarque; y eran estos dos personajes los que más inquietud me causaban. Me preocupaba que no se distinguieran, escribirlos igual… sin embargo, la forma en la que Antonio Luarque surgió en la trama facilitó el camino, la historia que lo acompañaba lo hacía distinto y (espero que aquí nadie vea un matiz de locura… o sí) tenía tanta fuerza y me resultó tan fácil relatarla que a veces tuve la sensación de que simplemente transcribía…
En cuanto a Eli, hay una parte muy importante de “La clave”, parte del mensaje que encierra la novela, que se encuentra en los fragmentos de su diario. Desde el principio supe que esos fragmentos debían estar, porque resultaban tan íntimos que llenan de verdad al personaje.
¿Es una novela de género?
Un buen amigo dice que los géneros no existen… creo que “La clave está en Turgueniev” juega con la estructura y las herramientas de la novela negra, se aprovecha de ellas para atrapar al lector, pero es mucho más, porque también podría considerarse una historia de amor en la que todos los personajes buscan ser comprendidos y comprender sin demasiado éxito.
¿Cuál es tu relación con la poesía? Algunos párrafos parecen auténticos poemas.
Confieso que no soy muy lectora de poesía. Me cuesta valorarla y entenderla, por eso admiro a los que la dominan y cuando encuentro poemas que me gustan los releo mil veces. Lo importante de la poesía es lo que tiene de abstracto, lo que nos transmite y no se puede tocar… eso es lo que buscan mis textos del blog, “La fallera cósmica” y los fragmentos del diario de Eli: pretenden despertar una emoción por encima del mensaje explícito que transmiten, se dirigen directamente a los sentidos… lo que no sé es si lo consiguen. Es el lector quien debe decirlo.
¿Cuánto hay de tu propia vida en este libro? Página 78: Solo puedo escribir de algo si me afecta lo suficiente. Si me duele tanto que me lo tengo que arrancar
Hay mucho. Imagino que cada autor tiene algo que lo mueve a escribir. En mi caso es la vida cotidiana la que me mueve, lo que me pasa cada día. La normalidad es extraordinaria y muy pocas veces nos damos cuenta.
¿Qué sentimiento, qué tema? ¿Qué has querido contar con esta novela? ¿Por qué consideras su lectura necesaria?
Es una novela de supervivencia, que se centra en lo que no vemos del otro; en esa parte de los demás que adivinamos porque desconocemos. En ese aspecto considero su lectura interesante: nos invita a descubrir hasta qué punto vivimos alejados de la realidad.