El hobbit (2012) de Peter Jackson
Por Iván Arjona
Once años de preparativos, equipaje y trámites para un viaje inesperado. Así se titula la vuelta al cole de Ian Holm y Martin Freeman a la Tierra Media y primera entrega de su aventura en El Hobbit (2012). Ha sido un duro verano si tenemos en cuenta todo el follón previo al viaje: trabas con los derechos de autor, problemas financieros con la productora MGM, el NO de Guillermo del Toro… Afortunadamente Peter Jackson vuelve a situarse detrás de las cámara poniendo tierra (media) de por medio y afrontando las adversidades. Mientras la felicidad se apoderaba de todos los seguidores de Tolkien y del director neozelandés, la productora anunciaba que El Hobbit (2012) se dividiría en tres partes y muchos fans comenzaron a inquietarse. ¿Cómo adaptarían trescientas páginas en tres películas que seguramente no escatimarían en metraje? Las primeras dudas están siendo despejadas desde este viernes.
Más allá de su filmación en 48fps, 3D y puesta en escena, el gran logro de Peter Jackson ha sido conseguir acelerar la acción en una primera historia cuya trama es más bien lenta y escasa de movimiento. Empezando por un epílogo sublime que muestra el mismísimo origen de la historia: Valle y Erebor atacados por el dragón Smaug, cientos de hombres y enanos calcinados y una sed de venganza por parte del príncipe Thorin, superviviente del incidente. Por cierto, qué inteligente es Peter Jackson guardándose un as en la manga al no desvelarnos de forma explícita la figura de Smaug.
Otro minipunto para el director de King Kong (2005) es la escenificación de la batalla de Moria recordada por Gimli en La comunidad del anillo (2001) que enfrentaba a trasgos y enanos, donde vuelve aparecer Thorin, que no solo sirve para justificar su apodo “Escudo de Roble” sino para introducir al principal villano de esta primera entrega, el rey Orco Azog.
Al igual que en sus “predecesoras”, Jackson se toma ciertas licencias (el mismo protagonismo de Azog como archienemigo de Thorin, el combate entre gigantes) y pequeños cambios (un Bilbo más intransigente en acompañar a la compañía, la llegada a Rivendel). En cambio, regala a los más nostálgicos flashbacks que actúan como nexo y ayudan a una mayor comprensión y contexto de la situación de personajes clave en El señor de los anillos (2001-2003) como el asentamiento de Sauron (conocido como el Nigromante) en el Bosque Negro o la previa al Concilio Blanco con un Saruman todavía en el equipo de los buenos.
También dan mucho juego las incorporaciones de personajes como Radagast el Pardo o Thandruil (padre de Legolas) que apenas se mencionan en el libro pero sí en otras obras de Tolkien (apéndices, cartas, cuentos) y sobre todo la vuelta en escena de uno de los iconos de la saga, Gollum (interpretado por Andy Serkis) que hará las delicias del público en su mano a mano con el señor Bolsón. Además de Serkis repiten papel: Ian Holm (Bilbo), Elijah Wood (Frodo), Ian McKellen (Gandalf), Hugo Weaving (Elrond), Cate Blanchet (Galadriel) y Christopher Lee (Saruman).
En cuanto a la banda sonora, Howard Shore vuelve a guiar el compás de la compañía (esta vez enanos) con temas tan potentes como An Unexpected Party o Misty Mountains interpretada por Richard Armitage y los mismos enanos convirtiéndose en el tema principal del film.
No os asustéis si escucháis cantar a enanos, trolls y orcos, es normal, ahí radica una de las diferencias de esta precuela con El señor de los anillos (2001-2003). Como adaptación de un cuento infantil que usaba J.R.R. Tolkien para dormir a sus hijos, El Hobbit (2012) resulta una historia menos oscura y salvaje, y quizá los más fans de la trilogía cinematográfica se lleven un chasco imaginando otro tipo de trama, pero en cuanto a fidelidad y espectacularidad se refiere, el señor Jackson se lleva un fuerte aplauso por regalarnos el mejor presente para esta Navidad.
El hobbit (2012) se estrenó en España el pasado 14 de diciembre de 2012