La tentación del libro electrónico
Por NATALIA CÁRDENAS. Intenté resistirme al uso del E-book por una idea romántica, por la costumbre de sentir el libro entre mis manos, de abrirlo por primera vez y aspirar el olor a nuevo del papel, por el aroma que adquieren cuando llevan mucho tiempo sin que nadie los abra para volver a descubrirlos con el paso del tiempo. Intenté resistirme al libro electrónico por no caer en la tentación de la descarga ilegal. Pero mientras sigan así los recortes, las subidas de IVA, los aumentos en los precios… No me va a quedar otro remedio que pedirme uno por Navidad. Las bibliotecas antes tenían estantes llenos de novelas pero ahora la falta de subvenciones a la cultura, como otros tantos terrenos, hace que limiten sus catálogos.
Prometo no descargarme nada de manera ilegal, compraré las ediciones digitales de todos aquellos libros nuevos que quiero leer y por supuesto, cada libro que me deje una bonita huella saldrá del espacio virtual y tendrá un lugar especial en mi biblioteca particular. Eso sí, no dejaré de regalarles libros a otros y espero que me los sigan regalando a mí.
Y después de esta confesión, admito que acabo de comprar la primera edición en papel de Hijos del Trueno, de Fernando Riquelme (http://www.robinbook.com/libro/detalle/id/2008). Pero lo tenía claro, además de amigo sé cuánto talento tiene y en una presentación literaria nunca dejas escapar la oportunidad de pedirle al autor que te lo dedique…
Conclusión: No pienso renunciar nunca al papel, pero sí daré una oportunidad a la tinta digital. Espero que ambos se lleven bien.
¿Y vosotros qué opináis de los libros electrónicos?
El placer de la lectura es exactamente el mismo se lea en papel que en pantalla electrónica. La diferencia está (o debe estar) en el precio de los libros. Ya se pueden encontrar libros electrónicos por 3 y 4 €, frente a los 18 o 20 € que cuestan los de papel. Pero lo que es la experiencia lectora, ahí no hay diferencia alguna: cuando vas por la 2ª o 3ª, ya te preocupas del formato en el que estás leyendo. Te interesa el contenido, no el adorno.