Mara Torres: «No tengo nada guardado en un cajón»
Por Care Santos.
La periodista Mara Torres (1974) se alzó con el finalista del Premio Planeta hace un par de meses. Su novela es ópera prima, historia de género, relato generacional y una disección del sentimiento de pérdida, un lugar común en la obra de esta autora incipiente, que no deja indiferente a nadie. En esta entrevista, la autora nos desvela algunas de las claves de su literatura.
PREGUNTA: La elección del tema de su debut como novelista es valiente: el desamor. Debe de ser uno de los más tratados de la historia de la literatura. Está claro que esto no le dio miedo, ¿o sí? ¿Por qué lo eligió?
RESPUESTA: Creo que el tema me eligió a mí. Siempre me ha atraído mucho el sentimiento ante la pérdida: cómo reaccionamos, qué explicaciones buscamos y la forma en la que vivimos sin la persona a la que queríamos. El amor (y el desamor) es extraordinario, pero está lleno de lugares comunes. Es asombroso lo que nos parecemos los unos a los otros cuando hablamos de amor, y cómo nos identificamos con alguien que cuenta su propia historia que es la misma que podríamos estar contando nosotros. Y a la vez, el amor es el gran misterio de la vida y uno de los grandes retos entenderlo.
P: La pérdida ya era el tema común de los cuatro relatos de su libro anterior, “Cuatro miradas desde la ausencia”, un libro que compartía elementos de la ficción y del periodismo. ¿Qué conexiones cree que encontraremos entre aquel libro y “La vida imaginaria”?
R: La pérdida que produce la muerte del ser querido es irreparable y brutal. De los cuatro protagonistas de mi anterior libro aprendí que el verdadero éxito de los seres humanos reside en su vida cotidiana. Era un homenaje a los suyos. Me conmovió profundamente que me prestaran sus voces y sus historias y me hicieron aprender de la muerte, ya sobre todo, de la vida. Fortunata Fortuna es otra cosa, la dejan, como nos han dejado a todos alguna vez, y tiene que reconstruirse a sí misma, pero las rupturas no tienen por qué ser definitivas, cualquier día giras por una esquina, te le encuentras, y os vais a tomar juntos un café. O no. En cualquier caso, me he divertido mucho escribiendo este libro.
P: Su primer libro era plenamente periodístico, el segundo novelaba experiencias reales, ahora debuta en la novela. ¿Cómo se ha dado esta evolución? ¿Va a perseverar como novelista?
R: Ni idea. Cuando me llaman escritora me da cierto apuro, les digo: » yo solo soy autora, autora de una novela». No tengo nada guardado en un cajón, ni otras novelas por terminar, ni nada. Mi primer encuentro con la ficción ha sido éste, a excepción de un par de relatos que me pidieron algunas publicaciones, un relato que regalé a los seguidores de una página no oficial que hay en la web y un cuento de diez líneas que también compartí con ellos, titulado El monstruo y la princesa y creo que tuvo unos mil comentarios que continuaban el cuento. Y eso es todo.
P: La experiencia de Fortunata Fortuna, la protagonista de su novela, es dramática pero al mismo tiempo cargada de sentido del humor. Si tuviera que buscarle a su libro una familia literaria, ¿con quién le gustaría emparentarlo?
R: No me atrevo a contestar, cualquier emparejamiento con familias literarias me parecería osado por mi parte.
P: Su novela sirve una profunda reflexión acerca de quiénes somos sin los demás, sin aquellos junto a los que hemos intentado construir algo. ¿Tiene, después de escribirla, una respuesta a esa pregunta?
R: El proceso que vive Fortunata de construir el mundo que la rodea sin pareja es, sobre todo, un proceso de reconstrucción de sí misma, de entenderse, de descubrir qué quiere en la vida. Un proceso nada fácil, por cierto. Fortunata tiene, ademàs, serias dificultades para olvidar y durante varios meses vive un conflicto entre quién es y quién cree que es. Entre lo que desea y lo que teme, y el miedo a volver a enamorarse por miedo a volver a sufrir. Eso sí, como tiene ese humor tan peculiar, y suelta las cosas a casco porro, según le vienen a la cabeza, te hace reír, pero ella tiene un dilema importante.
P: Su interés por la literatura es, a la vista de su currículo, muy anterior a su trayectoria periodística, cargada de éxitos. ¿Algunas palabras para quienes consideren que ha resultado finalista del Planeta por ser “mediática”?
R: Lo más preciado que tenemos es la libertad: para criticar, para leer, para escribir, para opinar. Cualquiera es libre para definirme como quiera o como crea que se ajusta a su realidad.
La pérdida que produce la muerte del ser querido es irreparable y brutal. De los cuatro protagonistas de mi anterior libro aprendí que el verdadero éxito de los seres humanos reside en su vida cotidiana. Era un homenaje a los suyos. Me conmovió profundamente que me prestaran sus voces y sus historias y me hicieron aprender de la muerte, ya sobre todo, de la vida.