Juan Bordes: Historia de las teorías de la figura humana
Por Ricardo Martínez.
Juan Bordes: Historia de las teorías de la figura humana
Ediciones Cátedra, Madrid, 2012 360pp 29,50 euros
El hombre ha tenido desde siempre un objetivo de admiración y pensamiento: su propio ser; su propia figura. De ahí que podamos considerar que el estudio que aquí nos presenta el profesor Bordes constituya un libro de permanente actualidad.
Dividido en cuatro apartados principales: el dibujo, la anatomía, la proporción y la fisiognomía, el libro aborda, con exhaustividad, cada uno de estos aspectos con didáctica información y un repertorio gráfico muy destacable. Lo que le convierte en un libro no solo para el conocimiento, sino también para la percepción, para la vista.
A pesar de su enunciado inicial, no obstante, considero que no es un texto que deba entenderse circunscrito a un destinatario artístico, sino al lector en general, al curioso inteligente que quiera ampliar su saber respecto del hombre y su circunstancia. Así, al comentar, por ejemplo, el autor que la fisiognomía dinámica o patotónica se inicia con los dibujos que Le Brun realiza para ilustrar sus conferencias académicas (si bien su nacimiento teórico comienza con las obras de Descartes y Coeffeteau), escribe: “Con estas pautas empieza un estudio sistemático sobre el lenguaje de los signos móviles del rostro considerándose más elocuente que el de los signos fijos. El análisis de esos movimientos producen conclusiones sobre una situación momentánea del rostro. Pero las trazas que dejan sobre el rostro, experimentado la reproducción continua de esos sentimientos, también pueden quedar como signos fijos de los que extraer conclusiones del carácter” Hombre y figura. Exterior e interior. El valor del Signo.
El lenguaje alcanza un nivel técnico considerable, pero se lee con interés y, en ocasiones, con pasión, contribuyendo al seguimiento del texto el apoyo continuo en la representación de las figuras adjuntas. Si a ello añadimos que cada uno de los apartados señalados va enriquecido por una amplia bibliografía, el libro tiene el carácter visual de una riqueza inusual, lo que dota a la edición de un atractivo de lectura y consulta –y viva curiosidad- sumamente fértil. Y, por qué no, íntimamente especulativo.
La figuras de pájaros siempre me han parecido muy decorativas.