John Banville habla de su última novela «Antigua luz»
Por Benito Garrido.
Antigua luz (Editorial Alfaguara, 2012) es la última novela del escritor John Banville (Wexford, 1945). El prestigioso autor irlandés estuvo por nuestro país para apoyar la publicación, y hablar de esta obra que cierra, aunque se lee perfectamente como novela aislada, la trilogía narrativa que ya inició con Eclipse y continuó con Imposturas. Banville ha visto reconocido su trabajo con premios como el Booker, el Irish Book Award o el Franz Kafka. También es destacada su faceta como escritor de novela negra bajo el seudónimo de Benjamin Black.
Alexander Clave es un viejo actor de teatro que, en un momento de decaimiento y frustración (afronta la separación matrimonial y el suicidio de su hija), rememora aquella fugaz e intensa primera relación amorosa que con quince años, tuvo con la madre su mejor amigo. Un rodaje cinematográfico le llevará a intimar con una joven actriz cuya vida se precipita; y al mismo tiempo, le acercará al inesperado hallazgo de respuestas sobre el destino final de aquellas mujeres que formaron parte de su vida.
«Billy Gray era mi mejor amigo y me enamoré de su madre. Puede que amor sea una palabra demasiado fuerte, pero no conozco ninguna más suave que pueda aplicarse.»
Johh Banville:
Cuando escribí estos libros no pensé que estaba escribiendo una trilogía. Fue una vez concluidos cuando alguien me comentó que podía tratarse una trilogía. Entonces le dije que podría ser. Pero la realidad es que este libro tiene su personalidad propia, se puede perfectamente leer sin haber leído los anteriores. Sí que puede tener ecos y revelaciones que para poderse discernir deberían haberse leído los anteriores, pero yo sólo quería escribir una historia, no la continuación de las anteriores.
La memoria es un personaje importante de esta novela, y tiene gran presencia en ella. Esta memoria no es en la memoria de Alex, sino una invención mía como autor; y tampoco es una autobiografía, sino una novela, pura ficción. Para Alex el pasado parece ser más importante que el presente. Le damos mucha importancia al pasado, pero eso le pasa no solo a mis personajes, sino a muchas personas reales que están obsesionadas por el pasado y la memoria. Además habría que matizar que nadie puede recordar como en una novela, con tantos detalles como narra un escritor. La ficción permite hacer parecer que uno recuerda pero realidad uno está inventando.
En mis libros hay bastante luz, pero también mucha oscuridad. Quizás tenga que ver con mis deseos de juventud de ser pintor, algo con lo que fracasé estrepitosamente. Haber intentado ser pintor me enseñó a ver el mundo con ojos distintos, ver la luz y la realidad de forma diferente.
La relación de Alex joven con la señora Gray está basada en el sexo pero también está marcada por un principio de padre/hijo o hijo/adulto. Hay veces en que él se comporta como un niño que busca la protección de ella y otras en que ella se comporta directamente como una madre. No es algo buscado intencionadamente, porque de manera intencionada no hago las cosas. Muchos escritores, cuando se les hace esta cuestión, se inventan las intenciones. Pero yo cuando escribo, lo hago con mucha confusión, solamente me siento bien cuando mis frases se van desarrollando poco a poco.
Cuando terminé de escribir el libro me paré a repasar de dónde venía la señora Gray, y me di cuenta que buena parte de esta persona viene de mi madre. No es que yo tuviese intenciones eróticas con mi madre, pero todo ese aspecto maternal la representa ella. De hecho, todos los personajes más importantes son mujeres. A lo mejor es el intento primitivo de Alex, como el mío propio, de intentar comprender el misterio de la mujer. Todos los escritores cuando comienzan a escribir piensan: ahora podré expresarme yo mismo, y en seguida nos damos cuenta que el arte de escribir no tiene nada que ver con nosotros mismos.
Soy una persona normal que lleva una vida normal, y eso es algo que no tiene nada que ver con mi faceta como novelista. Al final de la jornada de trabajo, me levanto de mi mesa y dejo de ser el John Banville escritor y soy la persona que está con su familia. La ficción se nutre de la vida real, y eso es lo que yo hago en mi libro, y aunque a mí no me ha pasado, pienso que para un padre debe ser terriblemente horroroso tener que afrontar el suicidio de un hijo.
Antes de ponerme a escribir una novela, suelo tener una idea general de lo que voy a hacer. Trabajo cultivando las frases: siento que si consigo que una frase (nos hace humanos, es lo que usamos para comunicarnos con los demás, para expresar ideas) salga como quiero, lo demás sólo tiene que fluir. Es entonces cuando Benjamín Black piensa que John Banville es un pretencioso, que pasa demasiado tiempo trabajándose las frases. Pero luego, John Banville piensa que Benjamin Black es muy superficial y que escribe demasiado rápido. Benjamin Black es el que se trabaja más la trama, los personajes y los diálogos, mientras que John Banville se dedica a escribir frases y a hacerlas lo más perfectas posible. Verdaderamente es un privilegio el poder dedicar mi vida a hacer esto.
Mi mejor novela será la siguiente, siempre la siguiente.
Antigua luz. John Banville. Editorial Alfaguara, 2012. 304 páginas. 19,00 €